Con el apellido Bol, nunca pasará desapercibido sobre una pista de baloncesto. Bol Bol, hijo del mítico Manute, es noticia esta semana por su elección de destino universitario. El pívot de 18 años (1999) y 2,21 metros de altura ha coleccionado ofertas de los programas más prestigiosos de la NCAA, pero finalmente se ha decidido por los Oregon Ducks.
El segundo hijo del segundo jugador más alto de la historia del college está considerado por la ESPN como el cuarto mejor jugador de la ‘Clase de 2018’, y apunta a prometedora figura de la NBA. Bol anunciaba su decisión a través de una carta que publicaba en The Players Tribune, el portal de los jugadores, donde explicaba el porqué de su elección y recordaba a su padre. Te traemos un fragmento con lo más interesante.
Recuerdos de su padre
Mi padre murió cuando yo tenía 10 años. Uno de mis recuerdos favoritos con él antes de que muriera implica unas zapas de LeBron. Tenía 6 o 7 años y estábamos en el Foot Locker de un centro comercial en West Hartford. Sólo les quedaban un par de LeBron 3, y yo las quería sin importar el qué. Así que me trajeron el último par y mi padre me ayudó a atarme los cordones.
En seguida supimos que eran demasiado pequeñas. Pero no iba a dejar que eso me frenara. «¿Estás seguro de que estas te valen?», me preguntó. «Sí, definitivamente», le dije. Las llevé puestas el resto del día, incluso sabiendo que me dolían a rabiar porque eran demasiado pequeñas». Mi padre estaba muy feliz. Era un hombre muy generoso, que sólo quería lo mejor para mí.
He pensado mucho en mi padre estos últimos días, mientras decidía mi destino universitario. Me pregunto qué hubiera hecho si estuviera vivo ahora mismo. ¿Cuáles hubieran sido sus factores más importantes a la hora de elegir universidad? ¿Qué consejo me hubiera dado? Mi padre tuvo una carrera especial en la NBA. ¿Qué hubiera querido para mi carrera en el baloncesto?
Esto es lo que yo sé. Sé que mi padre querría que representara a mi familia bien. Que persiguiera mis inquietudes más allá del basket, como la música, la moda, y eventualmente, el trabajo humanitario que el comenzó en Sudán. Pero por encima de todo, hubiera querido que fuera mi propia persona.
Diferencias con su padre
Soy alto, pero no soy mi padre. Él era un pívot de verdad, jugaba en la zona y taponaba. A mí me gusta trabajar desde el perímetro. Poner la pelota en el suelo y me satisface pasar la bola a alguien que está en mejor posición que yo.
¿Por qué eligió Oregon?
Una semana después de visitar oficialmente Eugene, sabía que dónde quería ir. Eso no significa que fuera una elección fácil. Estaba entre Kentucky y Oregon. Es divertido, porque cuando nos mudamos a Kansas, todo el mundo en mis equipos de la AAU y el instituto era fan de los Jayhawks. En Kansas, ser de Kentucky va contra la ley. Yo, por ser yo mismo y ‘trollear’ un poco animaba a Kentucky, y siempre quise ir allí. Luego me hice mayor y como prospect siempre me gustó cómo Calipari desarrollaba jugadores jóvenes.
Oregon fue todo lo contrario. No conocía demasiado de la universidad cuando empezaron a reclutarme. Pero los primeros encuentros con su entrenador asistente me impresionaron. Era accesible, me conocía, era muy real conmigo. Sentí que todo el staff técnico conocía mi juego, que mi estilo es un pelín diferente al de cualquier otro hombre alto. Y me lo hicieron saber en todas nuestras conversaciones.
Me dijeron que mi juego de perímetro era una de las cosas que más les gustaba, y me hicieron un vídeo para que pudiera imaginarme cómo podría encajar en su ataque. Pude verme a mí mismo en su pista, con su camiseta. No sé como explicarlo, pero lo sentía. Me hicieron creerlo. El entrenador, Altman, me dijo que aún queriendo que yo gane músculo, no espera que gane más peso del que realmente puedo. Fue una de las cosas con la que me conquistó.
Sigue deslizando hacia abajo para ver más contenidos
