| Memoria 2016-17 | ||
| Balance: 41-41. Octavos del Oeste. Eliminados en Primera Ronda (Golden State, 4-0) | ||
| Eficiencia Ofensiva | Ritmo | Eficiencia Defensiva |
| 107.8 (11º) | 99 (14º) | 107.8 (21º) |
| Ataque | 4 Factores | Defensa |
| 52% (11º) | % efectivo en tiros | 50.8% (11º) |
| 27.5% (14º) | Tiros libres | 30.7% (28º) |
| 13.7% (11º) | Pérdidas | 12.8% (28º) |
| 23% (17º) | Rebote ofensivo | 23.2% (12º) |
Glosario de la Memoria 2016/17:
* Ritmo: posesiones cada 48 minutos / Ef. Ofensiva: puntos producidos cada 100 posesiones / Ef. Defensiva: puntos recibidos cada 100 posesiones.
* Porcentaje efectivo: une valores en tiros de dos y triples / Tiros libres: porcentaje de tiros libres (lanzado o recibido) sobre el total de lanzamientos / Pérdidas: pérdidas de balón (propias o provocadas) cada 100 posesiones / Rebote ofensivo: Capturas de ataque (conseguidas o permitidas) sobre el total.
- Plantilla y cuerpo técnico para la temporada 2017/18
- Puntos fuertes: Perímetro titular letal en ataque. Stotts como gestor de recursos.
- Puntos débiles: Limitado potencial defensivo. Banquillo con falta de desequilibrio.
Un espectacular final de temporada sirvió a Portland para entrar en playoffs. Pero sobre todo fue útil a la hora de generar nuevas esperanzas en un proyecto que vivía anclado en sus dos flamantes estrellas de perímetro, Damian Lillard y CJ McCollum, sin obtener demasiadas certezas en muchos otros aspectos y a pesar de tener una gigantesca baraja de compromisos salariales.
El traspaso que llevó a Jusuf Nurkic a los Blazers revirtió el escenario perdedor. Con el bosnio en pista, Portland ganó catorce de sus veinte partidos. Aceleró hacia la fase final y dibujó un contexto que ya este año deberá reafirmarse. La muestra pequeña fue ilusionante pero será la grande la que dicte mejor sentencia.
Lillard y McCollum coexisten con naturalidad en un sistema ofensivo de dos cabezas que gestiona todo a partir de su técnica individual y rango de tiro. Ambos son dos prodigios en eso. Con un 58% de uso ofensivo aglutinado (volumen de jugadas que se finalizan con tiro de campo, tiros libres o pérdida), produjeron 50 puntos por partido y algo menos de 10 asistencias, con excelentes porcentajes (sobre todo un McCollum que coqueteó con el idílico 50-40-90).
Resultan además diferentes, por lo que a la vista son una maravilla. Lillard es mucho más vertical y le basta un bloqueo a siete metros del aro para acuchillar a la defensa. Finalizando el aro tras pick&roll estuvo en el top 10 NBA (más de un punto por posesión en esas acciones), lo que unido a su enorme rango de lanzamiento tras bote le convierte en dinamita ofensiva. McCollum es mucho más versátil y elegante. Juega más con las fintas y los botes, es menos visceral hacia el aro que su socio y mucho más aplicado en el midrange. En cualquier caso, un backcourt que promedia 50 puntos con buenos porcentajes resulta una bendición. Aunque en este caso lleva letra pequeña: posee consecuencias atrás.
Los dos son de limitados tamaño (1.90) y no gran corpulencia, si se añade que el equipo depende por completo de su pleno esfuerzo en ataque… su foco en defensa se resiente. Incluso en planes especulativos atrás como los de Terry Stotts, la pareja supone un serio problema. Portland logró evitar un gran volumen de triples del rival (entre los diez mejores equipos ahí) pero el acierto subió a un mortífero 37% (quinta peor marca).
Y de hecho ya no era sólo el triple, el ataque rajaba a partir de un bloqueo, ganaba posición de ventaja y ya resultaba muy difícil de detener. Sin poseer después una amplia baraja de especialistas que pudieran reducir la hemorragia, Portland tuvo una de las diez peores defensas de la Liga. Demasiado hándicap para un equipo que quiere aspirar a la burguesía en el Oeste. El propósito por tanto es generar un ecosistema viable con ellos.
Descubrir al verdadero Nurkic
Una de las posibles soluciones está en manos de Jusuf Nurkic, cuya salida de Denver benefició tanto a los Nuggets (por Jokic) como a los Blazers (por él). Un gran ejemplo de cómo el contexto es decisivo a la hora de ver la dimensión que puede tener un jugador. Con confianza y aprovechando una rotación interior ávida de referentes, su nivel en Portland fue sensacional.
Nurkic anotó, reboteó, se destapó como una vía alternativa en lo creativo desde el poste alto (3.2 asistencias por encuentro) y además se mostró voluntarioso atrás. Las ventajas de su llegada son considerables. Por un lado flexibiliza un ataque hasta entonces sostenido sobre dos hombres exteriores, ofreciendo presencia al poste. Y por el otro alimenta la opción del 2×2 de forma considerable, ya que es un excelente bloqueador y tiene tanto tamaño como talento para finalizar cerca del aro.
Foto: Jonathan Ferrey/Getty Images
La explosión de Nurkic hizo a los Blazers una fuerza. Pero todas las bondades exhibidas deben reafirmarse este año y, además, proyectarse atrás. Porque los Blazers agradecieron el impacto ofensivo del bosnio, pero con el problema en defensa expuesto anteriormente… también le van a necesitar ahí.
Nurkic estuvo superado ante el volumen de situaciones problemáticas que se encontró en Portland. Al igual que lo estuvo antes en Denver. Permitió un 54% de acierto a los rivales en la zona restringida (la más cercana al aro), en un volumen inmenso de lanzamientos (9.4 por partido). Apenas pudo oponer resistencia atrás.
Es previsible que pasar más tiempo dentro de un sistema defensivo como el de Stotts facilite al bosnio un mejor entendimiento a la hora de defender, especialmente en lo posicional, algo en lo que tiene que mejorar. Pero el desafío está ahí. Y considerando que su principal relevo será un novato como Zach Collins, todavía por evolucionar en defensa, necesitará dar un salto cualitativo en ese aspecto.
Rompecabezas para Stotts
Una de las claves a la hora de gestionar ese escenario va a estar, por supuesto, en qué tipo de compañías haya para el trío dominante en Portland. Con Al-Farouq Aminu resultando necesario, como mejor (y casi único) defensor disponible para el técnico, la apuesta puede oscilar entre usar formatos abiertos (con Maurice Harkless) o apostar por proteger más la zona con perfiles más interiores.
En contextos normales Stotts posiblemente apostaría por la opción de proteger la anotación que su equipo recibe en la pintura (una de las máximas de su sistema), pero considerando que el espacio ofensivo puede resentirse este año sin Allen Crabbe (traspasado a Brooklyn), la situación no va a estar tan clara este año.
Crabbe conectó un 46% de sus triples tras recepción el pasado año, una cifra salvaje en un apartado muy necesario jugando al lado de Lillard y McCollum. Sin él habrá mucha más presión para Maurice Harkless en ese aspecto, ya que Aminu –la pieza más necesaria por su rendimiento defensivo- es un jugador muy inconsistente en su tiro exterior. Cómo completar el frontcourt también es otro asunto por resolver. Evan Turner sigue resultando más útil cuando uno de los dos anotadores exteriores descansa, especialmente porque asume más peso con el balón y proyecta su mejor versión, mientras que las barajas en el puesto de cuatro son tan diversas como enigmáticas.
Noah Vonley y Ed Davis, más móviles, representan un perfil que podría ayudar a Nurkic en rebote pero Meyers Leonard posee el plus de abrir la pista con su tiro. El año pasado Stotts usó a los tres prácticamente calcando sus minutos, por lo que la decisión está aún por tomar incluso aunque los formatos con Vonleh tuvieran sugerentes muestras junto al bosnio el año pasado.
Hallar soluciones a defensa, rotación de aleros e impacto del banquillo (con los roles de Shabazz Napier como base suplente y Anthony Morrow como especialista tirador más definidos), son en cualquier caso un problema complejo. Stotts es uno de los mejores entrenadores de la Liga y hace sólo dos años ofreció una exhibición recuperando de inmediato a un equipo que había perdido cuatro de sus titulares. No sería sorprendente que encontrase un plan estable, apostase por un quinteto al que juntar muchos minutos en cancha, otra de sus grandes señas de identidad, e ir después matizando detalles desde ahí. Portland necesitará que lo logre.
Datos de lupa:
- Colectivo:
Portland fue el tercer equipo más efectivo de la NBA en situaciones de aclarado, en las que anotó 0.95 puntos por posesión.
- Individual:
Sólo Isaiah Thomas y Russell Westbrook anotaron más puntos en el clutch (situaciones de final de partido igualado) que Damian Lillard, que sumó 183 tantos.
Situación salarial:
- Salarios franquicia: 122.1 millones
- Límite salarial: 99.1 millones
- Impuesto de lujo: 119.2 millones
- Mínimo salarial: 89.2 millones
Fuente: Basketball Insiders
- Opción de jugador
- Opción de equipo
- Qualifying Offer
- No completamente garantizado
Los Blazers son una de las franquicias salarialmente más comprometidas de la Liga. No tanto por poseer dos contratos por encima de los 23 millones de dólares al año (Lillard y McCollum) y otros dos superiores a 10 (Turner y Harkless), que también, sino sobre todo por la duración de sus acuerdos. Los de Lillard y McCollum expiran en 2021 y los de Turner y Harkless en 2020. Así, a día de hoy Portland ya supera los 110 millones comprometidos para el curso siguiente… y los 103 para dentro de dos (2019-20). Junto a los cuatro jugadores anteriores, el contrato de Meyers Leonard (30 millones por 3 años) también está garantizado hasta 2020.
A pesar de haberse desprendido del contrato de Allen Crabbe (traspasado a Brooklyn), ahora los Blazers deberán resolver la situación de Jusuf Nurkic y Noah Vonleh, ambos pendientes de extensión. El panorama de asfixia es notorio, con el núcleo de jugadores ya asegurado y por tanto siendo el que deberá dar un paso adelante con el proyecto.
Jugador a seguir:
Como llegó muy pronto a la élite, parece que lleva más años en la Liga. Pero Damian Lillard apenas afronta su sexta campaña como profesional, tras promediar 27 puntos por partido en la última. Líder en pista y con sangre de hielo para resolver en momentos complicados, necesita mejorar su dirección y defensa para llegar al siguiente nivel.
Foto: Getty
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