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Guía NBA 2017/18: Toronto Raptors, por Andrés Monje

Guía NBA 2017/18: Toronto Raptors, por Andrés Monje

Memoria 2016-17
Balance: 51-31. Terceros del Este. Eliminados en Segunda Ronda (Cleveland, 4-0)
Eficiencia Ofensiva Ritmo Eficiencia Defensiva
109.8 (6º) 97.1 (22º) 104.9 (8º)
Ataque 4 Factores Defensa
51.7% (12º) % efectivo en tiros 50.7% (9º)
29.3% (6º) Tiros libres 28.6% (24º)
13% (5º) Pérdidas 14.9% (7º)
25% (8º) Rebote ofensivo 23.7% (16º)
 
 Glosario de la Memoria 2016/17:
* Ritmo: posesiones cada 48 minutos / Ef. Ofensiva: puntos producidos cada 100 posesiones / Ef. Defensiva: puntos recibidos cada 100 posesiones.
* Porcentaje efectivo: une valores en tiros de dos y triples / Tiros libres: porcentaje de tiros libres (lanzado o recibido) sobre el total de lanzamientos / Pérdidas: pérdidas de balón (propias o provocadas) cada 100 posesiones / Rebote ofensivo: Capturas de ataque (conseguidas o permitidas) sobre el total.

toronto

Tras completar la segunda campaña consecutiva (y de su historia) por encima de 50 victorias, los Raptors vivieron el mismo final que la primera, caer después ante los Cavs. El verano era crucial para el proyecto, especialmente por la agencia libre de Kyle Lowry, pero se resolvió de un modo contundente. Muy al estilo del hombre que toma las decisiones.

Masai Ujiri convenció al base para continuar (92 millones por 3 años) e hizo lo mismo con Serge Ibaka (65 también por 3 campañas), adquirido meses antes como siempre aprovechando la necesidad de otra franquicia. Especialidad de la casa. Ujiri es uno de los mayores tiburones de la Liga en los despachos y estos meses confirmó que, pese al segundo mazazo seguido en playoffs, quiere unos Raptors ambiciosos.

La jugada es atacar de nuevo el trono del Este pero guarda el matiz de hacerlo en un plazo prudencial: los tres años de las firmas. Es decir guarda la opción de reestructuración si no hay éxito en ese período. Retener a Lowry e Ibaka con esos términos es un éxito para Toronto.

Tras su extraña experiencia en los Magic, Ibaka llegó para ocupar el rol de cuatro abierto que tanto buscaba Casey. Su evolución ofensiva le ha ido alejando del aro hasta reducir su baraja casi de forma exclusiva a la suspensión lejana, pero siendo tan bueno en ella (47% desde el midrange, al nivel de Durant y Leonard) y amenazando al triple (40% de acierto) su utilidad, aunque unidimensional, sigue siendo alta. Atrás, sin ser el coloso de hace unos años, sigue siendo móvil,  intimidador y bastante fiable también como cinco, dando flexibilidad táctica.

El caso de Lowry es aún más valioso. Porque si bien es DeRozan quien acapara más flashes, sigue siendo el base quien condiciona más el sistema. Lowry le resta competencias creativas y le abre la pista al escolta, pero al mismo tiempo es quien más involucra a Valanciunas y ejerce de nexo con la segunda unidad.

Sus meses de diciembre y enero fueron estelares, al nivel de los mejores bases NBA, pero es preciso cuidarle físicamente para que llegue bien a mayo. Lowry, que estuvo brillante atacando el aro (mejores porcentajes en penetración para un guard), es el termómetro del proyecto. Y habiendo dejando además los mejores porcentajes de su carrera, su salida era un riesgo imposible de tomar.

Un DeRozan voraz

La presencia de Lowry hizo la vida más fácil a DeMar DeRozan, un jugador casi contracultural que, en pleno auge de la analítica, sigue haciendo del midrange su lugar de vida. DeRozan sigue siendo un anotador de volumen que prescinde del triple pero su rendimiento fue por tramos tan espectacular que se le permite serlo.

A pesar de aumentar su uso ofensivo (34%) por cuarto año seguido, volvió a bajar su volumen de pérdidas (8%, cifra más baja de su carrera), siguió visitando muchísimo la línea de personal (casi nueve veces por noche) y elevó sus porcentajes desde la media distancia a pesar de su brutal volumen desde ahí. Incluso tirando más de la mitad de sus tiros desde la llamada ‘zona prohibida’, su acierto era tal que Toronto podía asumirlo.

DeRozan ha trabajado enormemente en su juego de pies y los resultados saltan a la vista. Es una máquina de generarse buenos tiros y usa fantásticamente las fintas para producir ventajas. Además, siendo tan eficiente cuando encara el aro (en niveles de Lowry), capaz de conducir el pick&roll y mejorando su toma de decisiones, su impacto ofensivo es enorme.

En un sistema como el de los Raptors, de ritmo lento, donde el espacio ofensivo es mucho más posicional que efectivo (se usan bastantes formatos abiertos pero el uso del triple es reducido) y la circulación de balón limitada, es decir uno donde el desequilibrio individual es determinante, tener a DeRozan salva muchas noches de espesor en ataque.

Casey no es precisamente un prodigio creando sistemas ofensivos y siempre antepone el orden y control, por lo que la efectividad del escolta con un alto volumen de uso es casi imprescindible para crear un ataque por encima de la media. El reto de DeRozan es paradójico, necesita seguir haciendo lo más productivo posible un estilo de juego en teoría muy poco eficiente. Pero si, como en el caso del año pasado, es capaz de lograrlo, Toronto va a ganar de nuevo muchos encuentros.

Diferente es hasta qué punto esa previsibilidad de Casey resulta problemática en la fase final. Porque los Raptors, con todo el volumen de juego cargado sobre dos hombres (60% de uso entre Lowry y DeRozan), especialmente en labores creativas, se han visto neutralizados en mayo por carecer de un plan más dinámico y versátil. Para Casey este curso supondrá también una gran prueba en ese aspecto.

Oportunidades de rotación

Uno de los grandes poderes de Toronto se ha encontrado en su rotación, formatos con gran identidad que mantenían un excelente rendimiento cuando jugadores importantes descansaban. Por segundo año consecutivo, los Raptors superaron a sus adversarios (net rating positivo) tanto con Lowry y DeRozan en cancha como cuando estos tomaban un respiro en el banquillo. Un dato espectacular que refleja su competitividad.

Sin embargo esta campaña van a existir dos problemas en ese sentido. El primero, Cory Joseph, DeMarre Carroll, PJ Tucker y Patrick Patterson, es decir cuatro jugadores muy útiles de rotación, ya no están. Y el segundo, ligado al anterior, no se podrá replicar ninguno de los siete formatos más usados por el técnico el año anterior. Es decir, se partirá de un nivel de rutina muy bajo. Y a Casey le encanta la rutina.

La rotación ha ganado a CJ Miles, muy útil para un equipo que suele ocupar bien las esquinas, las incorporaciones de Kyle Wiltjer y KJ McDaniels van encaminadas también a mejorar el espacio para operar en ataque y en la pintura hombres como Paskal Siakam, Lucas Nogueira o Jakob Poeltl pueden sumar. Pero el hecho de afianzar su cinco inicial ha tenido consecuencias para el banquillo. Casey puede mezclar de nuevo a Lowry junto a jugadores con roles reducidos, buscando replicar el pasado, pero va a tener que probarlo.

Por otro lado, el gran beneficiado por tantas salidas debe ser Norman Powell, que dejó excelentes sensaciones en playoffs y, con más minutos, puede vivir un año de explosión. Su compromiso defensivo, carácter servicial y mejorado lanzamiento exterior le hacen casi idóneo para Casey.

El impacto defensivo también ha de ser importante para Jonas Valanciunas, que se encuentra ante un año complicado por los registros que permite Ibaka como cinco y que pueden mermar su influencia. El lituano sigue siendo uno de los mejores ejecutores de la Liga en pick&roll (1.28 puntos por posesión, tercer mejor dato NBA) pero al técnico le interesan más otro tipo de sistemas en ataque -con mayor orden- y busca sobre todo su versión intimidadora y de rebote.

Por tercer año consecutivo Valanciunas vio decrecer su minutaje y parece no poder explotar bajo la tutela de Casey, poco dado a aceptar gran influencia en interiores de su perfil. De ese modo un salto cualitativo en defensa, especialmente como protector de aro, parece ser el único camino para recuperar minutos e importancia en un sistema muy particular.

Datos de lupa:

  • Colectivo:

Los Raptors fueron el mejor equipo de la NBA en situaciones de aclarado, creando 0.99 puntos por posesión en cada acción de ese tipo, la misma marca que tuvieron los Cleveland Cavaliers. Un dato apoyado en el sensacional rendimiento de Lowry y DeRozan ahí, ambos en el top 10 de la Liga y por encima del punto anotado por posesión.

  • Individual:

Tras firmar un discreto 32% de acierto durante la fase regular, Norman Powell conectó un 44% de sus tiros de tres en playoffs, con 1.7 anotados por duelo (mejor marca del equipo) e incluyendo un partido de 25 puntos ante Milwaukee. El porcentaje al triple será uno de los datos a seguir este curso para uno de los jugadores que deben dar un paso adelante en la rotación de los Raptors.

Situación salarial:

  • Salarios franquicia: 116.7 millones
  • Límite salarial: 94.1 millones
  • Impuesto de lujo: 113.2 millones
  • Mínimo salarial: 84.7 millones

Fuente: Basketball Insiders

  • Opción de jugador
  • Opción de equipo
  • Qualifying Offer
  • No completamente garantizado

Este verano era crucial para conocer el rumbo de la franquicia y pronto Masai Ujiri lo dejó bien claro. Los Raptors van a ir con todo. Así renovaron a Kyle Lowry (92 millones por 3 años) y Serge Ibaka (65 por 3), a los que hay que unir a DeMar DeRozan (le restan 83 en 3, además de una player option al cuarto año) y Jonas Valanciunas (32 asegurados los próximos dos años, con player option después) como contratos de volumen. Con ellos (90 millones este curso), se comen ya el límite.

Además, buscando cubrir las bajas de la rotación en las alas, Toronto se lanzó este verano a por CJ Miles, ofreciéndole 25 millones por 3 años. La flexibilidad es por tanto nula para un proyecto cuyo objetivo sigue siendo asaltar el Este, la ambición en los despachos, asegurando con contratos multianuales a sus jugadores más relevantes, así lo sigue demostrando. Para el futuro, la principal decisión a tomar –al menos en cuanto a firmas- puede ser qué hacer con Norman Powell si aprovecha el previsible mayor rol que va a empezar a tomar.

Jugador a seguir:

El anotador de volumen contra la era de la eficiencia. El trabajo ha hecho llegar a DeMar DeRozan a la primera plana de la Liga pero el desafío que le aguarda ahora es igualmente exigente: confirmar que llegó para quedarse. Con responsabilidades altísimas en ataque, con él no se admite error. Porque si falla los Raptors difícilmente podrán remediarlo.

Foto: Mark Blinch/NBAE via Getty Images

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