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Opinión: el nuevo formato del All-Star Game. ¿Funciona?

Artículo publicado en la nueva revista Gigantes, del número de abril (1.495) Ya disponible en kioscos y desde aquí te la enviamos a casa

Imaginad a un químico mezclando elementos de diferentes colores en varias probetas. Un poquito por aquí, otro poquito por allá. Va saliendo una espuma espesa, el líquido cambia de color y ¡boom! El experimento ha sido un éxito. Imaginad ahora la cara del químico en cuestión a medida que su idea va cobrando forma y aprecia que funciona. Pues esa es la misma cara que se le iba a poniendo a Adam Silver y el resto de jefazos de la NBA a medida que iba avanzando el último cuarto del All-Star Game 2020.

El experimento del Elam Ending salió a pedir de boca. Tensión, emoción, entrega, piques y celebraciones cuando Anthony Davis anotó el tiro libre que daba por finiquitado el encuentro con victoria para el Team LeBron. Lo dicho, un exitazo… de un año. Es evidente que, al menos de momento, se ha salvado el Partido de las Estrellas con este nuevo método para finalizar el encuentro, pero todavía planean dudas sobre si es la solución definitiva. Es cierto que el último cuarto del ASG fue todo un lujo. Un orgasmo baloncestístico.

Pero la defensa siguió siendo un ente etéreo. Sólo hay que ver el marcador final. ¿Y si el resultado al final del tercer periodo hubiese sido 130-108 y el partido acabase cuando un equipo llegase a los 154? Decidme que no hubiéramos estado en las mismas que antes, con los dos equipos pasando del asunto y dejándose llevar hasta que el conjunto que va por delante llegue al resultado necesario para bajar el cierre y marcharse a casa. Volvería el problema que ha sido motivo de queja durante muchos años y el experimento habría sido flor de un día. Con todo esto no quiero decir que el Elam Ending no sea la solución. Al contrario. Creo que es el camino correcto, pero hay que darle otra vuelta, que posiblemente esté en tomar como ejemplo otras grandes ligas de Estados Unidos.

Un buen ejemplo es el formato adoptado por la NHL de hockey sobre hielo para su All-Star Game desde 2016, que cambió el clásico Este-Oeste por una especie de liguilla de partidos cortos de tres contra tres. Mucho más rápido, muchos más espacios, mucha más espectacularidad y muchos más goles. Cada división cuenta con un combinado y se enfrentan entre ellas hasta dar con un ganador. Si trasladásemos eso a la NBA y le diésemos un toquecito aquí y otro allá, el resultado podría ser muy atractivo. Aquí va mi propuesta.

Un combinado por división y partidos, por ejemplo, a 30 puntos. Una fase de grupos por conferencias, en la que el peor equipo quedaría fuera de los cruces de semifinales, que enfrentarían al primero del Este con el segundo del Oeste y viceversa. Semifinales, final y el Elam Endingen su máxima expresión. Imaginarlo hace, cuanto menos, que más de uno se lo plantee. Curry, Booker, Kawhi, LeBron y Davis en la Pacific. Morant, Harden, Doncic, Zion y Aldridge en el Southwest. Rose, LaVine, Oladipo, Giannis y Drummond en la Central. Kemba, Kyrie, KD, Siakam y Embiid en la Atlantic. Yo lo veo.

Foto: Getty Images 

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