Gatillazo, o no. Sorpresa contenida… O no. LeBron James aterriza en los Lakers para citar la historia a muchas bandas. Tras poder romper la barrera de la conversación con Michael Jordan, la NBA entra en una etapa de salud brutal, en la que el presente mira de reojo al pasado.
Se nos acaba LeBron. Todo tiene fecha en el calendario. Hasta los superhéroes deportivos. Las memorias continúan, como lo harán las referencias y las comparaciones. Pero para entonces, las canastas se ven en Youtube, gifs o vídeos rápidos de Instagram.
James se decide por Lakers con la conciencia tranquila. Nadie hizo más como individualidad por Cleveland. No por el equipo, sino por el agujero de ciudad que malvive a la sombra del propio ansia de su sistema político -económico-.
Ahora quiere ganar para él. Le dicen que no tiene la joyería de Jordan, Magic y Bryant, y quiere enmendar el asunto. Lo hace viajando a Hollywood. Quizás en el menos malo de sus movimientos, porque allí también ha de construir. No llega a mesa puesta.
Al margen de posteriores análisis e incorporaciones, James cita su historia con la de la NBA en varios puntos:
- Los Lakers optarán de nuevo al anillo. Volverán a ser competitivos por las banderas en el techo. Con su cara de referencia en los despachos y una estrella que traspasa lo deportivo en cancha. LeBron aterriza en una ciudad y una franquicia que premia el protagonismo.
- Los Warriors eran los llamados a dominar la era NBA de las redes sociales. La del fast food fast life. Tres anillos en cuatro años es la realidad. Otros tantos campeonatos, era la proyección. Su camino hacia la dinastía, de momento, tendrá un bache relevante. La cancha dirá si insuperable.
- Los Celtics tienen toda la pinta de ser los herederos del Este. Sale el LeBron rey inigualable del Atlántico camino del Pacífico y eso genera un vacío de poder que llama a los verdes. Sin estar aún en pleno efecto, los dos últimos años han sido el rival que más hemos visto crecer.
- Los Sixers han de ser el otro guiño a la historia de la mejor Liga del mundo. Serán la resistencia contra los Celtics. Como este año, como siempre, como cuando Bird se enganchaba con Erving. Como cuando el cinturón proletario de los Estados Unidos decidió hacer de sus ciudades, canchas jodidas de básket con olor a tabaco y amenazas de muerte.
LeBron persigue su historia, a la vez que levanta las mejores citas históricas de este nuestro deporte.
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