A pesar de que los focos (y eso que se lesionó nada más arrancar) en la WNBA apuntan a Sabrina Ionescu, hay otro gran talento joven en la competición americana. O mejor dicho, un ciclón. Se llama Arike Ogunbowale y, estando tan sólo en su año sophomore, es la máxima anotadora de la competición y un torbellino que asombra con su 1,73 de altura a sus 23 años.
El fenómeno Arike Ogunbowale en la WNBA
21,3 son los puntos que está promediando la base jugando tan sólo su segundo año en la liga. Una facilidad anotadora con su portentoso físico en penetración y su gran lanzamiento en suspensión tras bote de lo que ya empezó a amenazar en su año rookie (ya fue la tercera máxima anotadora rozando los 20 puntos, 19,1). Un buen ejemplo es hasta ahora su tope de anotación en la competición, los 39 puntos que anotó anoche
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Curiosamente, se vendrán a la cabeza los pensamientos sobre Luka Doncic al saber que juega para una franquicia de Dallas, como son las Wings. Pero Arike Ogunbowale está construyendo su propio camino. En 2019, para dar la bienvenida a la WNBA, consiguió, además de estar en el podio de anotadoras (sólo por detrás de Delle-Donne y Brittney Griner) ser la jugadora con más tiros libres anotados y la líder del curso en porcentaje de uso ofensivo (más de un 30%). Pero ojo… ¡no fue rookie del año! Ese honor fue para Natasha Howard, tampoco alcanzando la de Wisconsin el All-Star.
Pocos se pueden imaginar que Ogunbowale no juegue el All-Star este año (si es que lo hubiera), viendo lo que aporta en ambos lados de la cancha. Además de su tremendo poderío ofensivo, aunque mejorable en acierto desde el triple (33,6 %).
¿De dónde viene Arike Ogunbowale?
De ascendencia nigeriana (su padre es nacido allí) la playmaker de las Dallas Wings es la menor de tres hermanos y sus orígenes fueron bien distintos al deporte con el que está llamando la atención del mundo. De hecho, en su juventud, fue una talentosa jugadora de fútbol y ganó varios trofeos en su Wisconsin natal. También practicó esa modalidad su padre antes de alistarse en el ejército de su país. Su nombre, Arike Ogunbowale, significa «algo que ves y aprecias» en la Nigeria natal de su progenitor.
Tras decantarse por el baloncesto, los años previos a la llegada de la joven a la WNBA fueron de un crecimiento exponencial. Sin ir más lejos, hace un lustro, en 2015, disputó el Jordan Brand Classic, la cita para los mejores jugadores del mundo de su edad. Antes de llegar a la NCAA, jugó en High School, con el Divine Savior Holy Angels de Milwaukee, con el que tiene el récord en un sólo año de puntos, rebotes y menos pérdidas de balón. Sus medias allí fueron de 22,2 puntos, 9,6 rebotes, 3,5 asistencias y 2,2 robos, estando por encima del 50% en tiros de campo y rozando el 40% en triples.
NCAA: leyenda en Notre Dame
Tras terminar su etapa de instituto, la carrera de Arike Ogunbowale con la Universidad de Notre Dame está marcada, claramente, por dos hitos separados por apenas unos días. Y es que, tras echar a la mítica Connecticut de la lucha por el título (4 de los 5 últimos trofeos anteriores) Arike Ogunbowale decidió el último campeonato universitario disputado ante Mississippi State. Y en ambas ocasiones… decidiendo los dos choques sobre la bocina.
Fueron los instantes finales de Ogunbowale con una Universidad que la elevó a mito por ese momento y por lo hecho anteriormente. Ya fue, en su primer año, la reserva que más puntos promedió en más de una década (10,8 puntos) dejó 32 puntos en su segundo año y promediando 20,8 en el tercero. Ese fue el curso de la gloria universitaria, siendo titular en todos los encuentros de ese año.
Por supuesto, Arike Ogunbowale está entre las 10 jugadoras que más puntos ha anotado en la historia de Notre Dame, superando los 1000. Imposible fue alcanzar (además, la base no agotó su ciclo universitario) a Skylar Diggins-Smith, la máxima anotadora histórica de dicha universidad, que además la hizo de mentora en su primer año WNBA en Dallas antes de marcharse a Phoenix Mercury este curso.
Todo esto ha pasado en la vida de Arike Ogunbowale hasta el momento. No es poco. Una firme candidata a poner en duda el reinado de Sabrina Ionescu en los próximos años.
¡¡1500 GRACIAS!! 😊
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— Gigantes del Basket (@GIGANTESbasket) July 26, 2020