Laura Méndez (Barcelona, 2001) es una de las directoras de juego más jóvenes de toda la Liga Femenina Endesa. Acostumbrada a equipos que tienen que tirar de trabajo, sudor y esfuerzo para mirar de tú a tú a los más grandes, la jugadora del Embutidos Pajariel Bembibre se está asentando como una valiosa pieza de presente y futuro en la máxima categoría nacional. Esa misma a la que llegó gracias a una llamada de Pepe Vázquez, que confió en su talento y proyección a pesar de que, según ella misma relata, no estaba saliéndose en Liga Femenina 2. Ahora, en su segunda campaña en El Bierzo, atiende a Gigantes del Basket.
Gigantes: Buenas, Laura. ¿Qué tal te va la vida en Bembibre? Es ya tu segunda temporada en El Bierzo.
Laura Méndez: Estoy muy contenta. No solo de estar aquí, sino de que sea mi segundo año. Me hizo mucha ilusión cuando confiaron en mí siendo tan joven. La posición de base no es sencilla y que alguien confíe en una jugadora de 18 años no suele suceder. No lo hacen todos los entrenadores, tampoco todos los clubes. O no lo pueden hacer todos los clubes. Estoy donde tengo que estar, estoy muy contenta viendo mi progreso desde mi llegada en agosto de 2020 hasta ahora. La gente dice: «¿Qué haces en Bembibre?» Hago lo que me apasiona. Es el sitio perfecto para empezar en la Liga Femenina. Me interesaba estar en el máximo nivel y aquí me dieron la oportunidad. Me han cuidado mucho, la gente es muy acogedora y me siento muy cómoda.
«La posición de base no es sencilla y que alguien confíe para ella en una jugadora de 18 años no suele suceder»
G: ¿No te dio un poco de vértigo?
LM: Vértigo, no. Estaba muy ilusionada y contenta. Es una oportunidad que se te presenta. Pensé “vamos a por ello”. Tenía ganas de conocer a Pepe Vázquez, el entrenador, porque me llamó él. Vino a por mí. Y si alguien te llama es que ha visto algo en ti. Una vez aquí, una se va acomodando y sí que se siente un poco de nerviosismo en los primeros partidos, pero era sobre todo ilusión.
G: ¿Qué te dijo Pepe Vázquez cuando hablaste con él por primera vez?
LM: Me dijo que me había visto con selecciones de formación y que confiaba en mi potencial. Pero también me dijo que esto no era Liga Femenina 2, que el cambio era muy grande. Él me quería aquí, aunque el proceso fuera a ser muy duro, ya que llegan muy pocas. Iba a confiar en mí y si trabajaba iba a tener la oportunidad todos los partidos, jugando 5 o 20 minutos. La competición es muy dura y todo no lo puedo controlar. Pero solo con la llamada… fue un acto de valentía por su parte. ¿Qué entrenador escoge a una base de 18 años de Liga Femenina 2, que tampoco lo estaba petando sinceramente, para su equipo en la élite? Yo no estaba haciendo 30 de valoración en cada partido. Fue un acto de valentía por su parte.
G: Siempre te has apoyado mucho en tu trabajo para mirar hacia arriba.
LM: Yo nunca he sido una jugadora espectacular. O trabajas o no llegas a nada. Eso se aprende con el tiempo. Tienes jugadoras a tu lado con un talento o físico tremendo que quizá no lo necesitan tanto, aunque al final todas tienen que trabajar. Cada una tiene sus puntos fuertes y es muy satisfactorio ver cómo progresas con el trabajo. Es el motor que tira de mí. Aunque parezca que no, el trabajo siempre tiene su recompensa.
«Yo nunca he sido una jugadora espectacular. O trabajas o no llegas a nada. Eso se aprende con el tiempo»
G: Decidiste no irte a Estados Unidos, aunque estuviste cerca.
LM: Yo era junior y estaba muy perdida. No sabía qué hacer. Llevaba toda la vida en Cerdanyola, pero había ido con la selección y tal… pero estaba muy perdida. Miré Estados Unidos, pero no me llamaba mucho la atención. Aunque aquí tampoco tuve ninguna oferta, supongo que porque los equipos dan por hecho que te vas a ir. A no ser que seas una Raquel Carrera, una jugadora TOP de verdad, no tienes tantas ofertas. En EEUU hay universidades y universidades. Si te vas a una de nivel alto, adelante, pero hay muchas jugadoras que se van a algunas que están por debajo de lo que yo creo que pueden optar por su juego. Yo no tuve ofertas de universidades muy buenas, esto es así. Pasaron muchas cosas y me quedé en Girona. No tenía nadie que me guiara de “esto sí” o “esto no”. Visto ahora, elegí bien. Me quedé en Girona y luego salió Bembibre. Estoy muy contenta de lo que hice y de la gente que me apoyó. Me gustaría que las juniors tuvieran más oportunidades aquí, ya no en Liga Femenina porque el nivel de la liga también bajaría, pero sí en España.
G: ¿Para eso puede ir bien la Liga Femenina Challenge?
LM: Sí, total. Han acertado bastante en ese sentido. Ha ocupado un hueco necesario para muchas jugadoras.
G: Cuando llegas a Bembibre, ¿cómo afrontaste la temporada con el objetivo de salvarse siendo un equipo lleno de rookies y jugadoras muy jóvenes?
LM: Es más faena de los entrenadores. Yo llegué y era consciente, pero una va más centrada en lo suyo, en no cagarla. Ellos marcan los tiempos. «Oye, hoy que íbamos a descansar, vamos a entrenar porque no estamos bien» y esas cosas. Una venía de jugar el sudamericano, otra de no jugar, alguna de jugar poco en otros equipos… Veníamos todas de situaciones muy diferentes. Y eso es trabajo de Pepe. Tú a lo que te digan (risas).
G: Excepto en la del confinamiento, que no pintaba bien el desenlace, todas las temporadas sucede lo mismo: nadie cree demasiado en el Embutidos Pajariel Bembibre y siempre acaba funcionando.
LM: Es normal. Hay equipos que tienen el bloque hecho, pero aquí construimos todo de nuevo. Sacamos más rendimiento en las segundas vueltas. Ya se ha visto con Pepe Vázquez, siempre saca rendimiento. También fruto del trabajo y de lo exigente que es, ya que estas cosas no suceden porque sí.
G: ¿Te recuerda esto a Cerdanyola y los campeonatos de España? No os esperaban del todo y acababais apareciendo siempre.
LM: Esa era mi máxima motivación. A veces me preguntaban por qué me quedaba allí. Yo respondía: «Joer, es que no has visto a mi equipo» (risas). Yo entiendo que desde fuera se ve a Sant Adrià, Girona, Almeda… y dices «muévete». Pero teníamos un buen equipo y tanto yo como el equipo y los entrenadores confiábamos. Nos metíamos en la F4 siendo cuartas y las dos veces ganamos a Almeda para ir al Campeonato de España. Por eso también me quedé ahí. Es muy fácil ir con las buenas y ganar siempre, pero es que nosotras también éramos buenas y podíamos hacerlo. Tengo muy buenos recuerdos.
«Es muy fácil ir con las buenas y ganar siempre, pero es que nosotras también podíamos hacerlo»
G: Más allá de tu equipo, ¿qué significa para ti Cerdanyola para estar 10 años y no irte a otros clubes?
LM: Vivía al lado del pabellón, aquello era mi vida. Entrenaba yo, entrenaba con otros equipos, me quedaba a ver a otros, llevaba a las pequeñas cuando me hice mayor… es mi casa. Era del cole a casa, de casa al pabellón, del pabellón a casa y así día tras días.
G: ¿Siempre tuviste claro que querías y podías dedicarte a esto?
LM: De pequeña, sí. Quería ser jugadora de baloncesto. Pero cuando te vas haciendo mayor lo ves más complicado. Hay muchos puntos de inflexión cuando no te llaman para alguna selección por ejemplo. Y en Cerdanyola, por ejemplo, teníamos que jugar fases para mantenernos en la máxima categoría. ¿Qué pasa si perdíamos uno de esos partidos? Por suerte, todos salieron bien. Cuando era junior, no perdí la ilusión pero lo veía muy difícil. Siempre he tenido las ganas, aunque lo he llegado a ver muy complicado.
G: ¿Tenías alguna otra aspiración por si salía mal?
LM: La verdad es que no (risas). Lo pasé mal, muy mal. Me dedicaba a esto, estaba todo el día con esto. Me decía «no valgo o no estoy encontrando la oportunidad». Estudio psicología y hago otras cosas, pero no he encontrado nada que me apasione tanto como el baloncesto.
G: Volviendo al presente, ¿qué haces en Bembibre cuando acaban los entrenamientos o no estáis de viaje?
LM: Esta pregunta es la que siempre cae cuando una llega a Bembibre (risas). Principalmente, estudiar, ya que todas estudiamos. Tienen aquí la play algunas y nos juntamos para echar unas carreras. Hay bastante naturaleza y buenas rutas, aunque si te dan una tarde libre no te vas a andar. En el pueblo hay ambiente para irse a tomar algo. Con las compañeras cualquier cosa está bien.
G: ¿Te apasiona la naturaleza?
LM: Sí. Vivo al lado de la montaña y como tengo perro me escapo. Está un poco relacionado también con hacer deporte, salir a caminar o a correr.
G: Además, relacionado con esto, cabe añadir que eres vegetariana. ¿Sigues alguna rutina diferente a tus compañeras?
LM: Lo que yo creo necesario es saber qué necesitas para tu alimentación. Parece más difícil siendo vegetariana, pero hay muchas otras cosas por suerte. En Bembibre no hay cine, pero hay una herboristería que tiene de todo (risas). Llevo dos años como vegetariana y la clave es tener disciplina.
G: Nos consta que el ‘Catán’ ( juego de mesa) también ha ocupado mucha parte de tu tiempo en concentraciones… aunque no debías ganar demasiado.
LM: Eso es mentira (risas). Lo de perder, digo. Bueno, con la selección es verdad que sí, que no ganaba demasiado. Además, yo me pico muchísimo y ese juego…
G: Después de demostrar que puedes jugar en LF y que te estás asentando en la categoría, ¿cuál es tu siguiente paso?
LM: A ver cómo evoluciono. No solo depende de mí. Lo que queda de temporada, tanto para el equipo como para mí, es muy importante. Estoy bastante focalizada en eso. En ganar y seguir creciendo. Luego, lo que tenga que ser, será. La idea es siempre, como todavía soy joven, ir paso a paso. Lo que más me fastidiaría es estancarme o ir para atrás.
Fotos: Embutidos Pajariel Bembibre
Disponible nuestro número de febrero:
