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El infierno de Bec Allen: conmociones cerebrales, costillas rotas, operación, traspaso…

El infierno de Bec Allen: conmociones cerebrales, costillas rotas, operación, traspaso…

Con el Mundial en el horizonte en su país y el estreno de Valencia Basket en la Euroliga, el presente y futuro de Bec Allen no podía ser más ilusionante a mediados de 2022, cuando la australiana se encontraba realizando un buen papel con New York Liberty en la WNBA. La franquicia que la acogió, desarrolló y disfrutaba de su buen nivel en ambos lados de la cancha. Sin embargo, todo lo que vino después era imposible de prever. Ni los más pesimistas habrían trazado tal guion. 

Llegado el 10 de junio de 2022, Allen se llevó el primer susto. Un choque con Victoria Vivians la mandó directa al vestuario con una herida en la barbilla. Minutos después, las Liberty anunciaron que no volvería al encuentro, aunque Brondello tranquilizaba en rueda de prensa a los medios: «Se siente bien. Tiene una herida en la barbilla. Simplemente tuvo una pequeña conmoción. Está bien».

Dos días más tarde, la franquicia anunció que la australiana estaba lista para regresar y saltó a pista. Duró 7 minutos y no volvió a aparecer en la cancha. El equipo guardó silencio y Allen pasó a ser baja en los días posteriores debido a una «enfermedad diferente al covid-19», según el parte médico. Pese a todo, no fue hasta el día 19 de junio cuando la propia Sandy Brondello aclaró lo sucedido: «Simplemente se trata de un retraso en la aparición de los síntomas de una conmoción cerebral. Y es que al principio se dictaminó que no tuvo una conmoción cerebral… Está frustrada, pero el bienestar de la jugadora es lo más importante. Se está recuperando».

Ese pequeño susto inicial mantuvo a Allen apartada hasta el 3 de julio, día en el que volvió a disputar sus primeros minutos tras superar las pruebas previas del protocolo de conmociones. Duró 3 minutos. Un codo de Chiney Ogwumike fue directo, de nuevo, a su barbilla. La jugadora de NY se quedó aturdida y tuvo que ser ayudada por Jocelyn Willoughby y Betijah Laney para abandonar la cancha que no volvió a pisar aquella noche. Sí, otro duro golpe en la cabeza que la mantuvo apartada hasta el encuentro ante Las Vegas el 12 de julio.

La tranquilidad duró poco más de 20 días. El 2 de agosto, de nuevo con Chiney Ogwumike, otro percance implicó a la alero al chocar con su rival. Por suerte, en esta ocasión sí quedó en un susto lo de Allen, quien 24 horas después estaba jugando ante las Sparks y terminó disputando los últimos 9 choques de las Liberty de manera consecutiva. Suficiente había tenido ya.

Al término de la campaña WNBA, llegó el Mundial a finales de septiembre. Con Australia ejerciendo el papel de anfitriona, Allen se encontraba en una posición privilegiada, puesto que la baja de Liz Cambage obligaba al resto a dar un paso adelante. Unas expectativas con las que cumplió en los tres primeros partidos, promediando 14 de valoración y siendo pieza clave en los sistemas de Sandy Brondello. Hasta que comenzó el duelo ante Serbia, el encuentro que volvió a cambiarlo todo. 

Aquel día, nada comenzó como debía. En primera instancia, la jugadora de Valencia Basket parecía torcerse el tobillo, aunque esto no le impidió disputar más minutos en un encuentro importante y esperado. No obstante, su regreso a pista no trajo consigo una mayor dosis de fortuna. Porque, poco después, en un lance del juego en el que Allen y varias serbias peleaban por un balón, las costillas de la australiana recibieron un fuerte impacto con una rodilla que la dejaron tendida en el suelo.

En unas declaraciones que recordaron a lo sucedido meses atrás, Brondello afirmó que Bec necesitaría «un par de días de descanso«, un diagnóstico que corroboraron los doctores de la Federación de Australia. Según el comunicado, no había daño estructural, solo un fuerte golpe. Con el equipo ya clasificado, la entrenadora australiana le apartó durante dos partidos, con el encuentro ante Bélgica en cuartos como fecha de regreso. Allí, Allen saltó a pista de nuevo bajo una sonora ovación de su público, pero duró dos minutos en cancha. No volvió a jugar aquella tarde.

Ya en semifinales, con la ilusión disparada del público ante el atractivo encuentro ante China, todas las partes lo volvieron a intentar. Esta vez, la alero pudo disputar 14 minutos. No obstante, las sensaciones no fueron nada positivas. No anotó ninguno de sus 3 lanzamientos y no parecía ella en la cancha. Algo no iba bien, pero dada la insistencia de jugadora, entrenadora y cuerpo médico, parecía que todo entraba dentro de la lógica tras sufrir ese fuerte golpe. Había forzado y eso era todo lo que tenía dentro. Poco se le podía reprochar.

Las noticias que llegaron a posteriori cambiaron toda la narrativa. Diez días más tarde, Valencia Basket publicaba un comunicado mucho más preocupante sobre su jugadora. Tras las últimas pruebas en el país oceánico se había confirmado la rotura de dos costillas, lo que la mantendría alejada de las pistas durante los siguientes dos meses. Es decir, hasta la segunda semana de diciembre. Algo inaudito, puesto que el cuerpo médico australiano publicó que solo era un golpe e incluso disputó 17 minutos tras ese rodillazo que le rompió dos costillas. Ahora bien, el daño todavía era mayor. Porque el 12 de octubre, dos días después de las líneas compartidas por Valencia Basket, la Federación Australiana añadía que Allen también había sufrido un neumotorax.

Una vez publicada esta noticia, comenzaron a pasar las semanas hasta que llegó noviembre y la propia jugadora comunicó que había sido operada. Intervención que fue acompañada de otro comunicado del club taronja, expectante desde la distancia del estado de su jugadora: «Este tipo de lesión hace imposible viajar en avión debido a la presión, por lo tanto la jugadora inició en su país un proceso habitual de recuperación que se estimó en 6 semanas con el objetivo de que el neumotórax se reabsorbiera y pudiera desplazarse a Valencia. En las últimas revisiones realizadas se observó que el neumotórax no estaba reabsorbiéndose como se esperaba, por lo que se ha tenido que recurrir a realizar una intervención de drenaje a la jugadora. La intervención ya ha sido realizada y Rebecca se encuentra bien. En los próximos días se realizarán nuevas pruebas para estudiar la evolución y esta determinará los nuevos plazos de recuperación».

Desde entonces, la información sobre ella fue casi inexistente hasta antes de Navidad, cuando afirmaba en sus redes sociales que había vivido «uno de los momentos más duros» de su carrera. Poco después, el 5 de enero, Allen volvía a compartir sus progresos, mostrando una cinta de correr y confirmando que había podido estar sobre ella durante 27 minutos. A día de hoy, la última actualización conocida sobre su estado físico, aunque no sobre su estado contractual.

Diez días más tarde, con el inicio del periodo de traspasos en la WNBA, su nombre volvía a aparecer en primer plano. La franquicia que tanto le había dado y a la que había entregado todo durante siete largas campañas, le había traspasado en un movimiento a tres bandas. Las Liberty recibían a Jonquel Jones, MVP en 2021, y Kayla Thornton, mientras que dejaban ir a Howard y los derechos de Dangerfield a Dallas y mandaban a Bec Allen a Connecticut Sun. Otra situación inesperada más, justo cuando creía haber tocado fondo, a la espera de ver si termina volviendo a Valencia o no para los meses finales de la temporada europea. La única noticia que falta para dejar atrás de una vez estos últimos 8 meses infernales.

 

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