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Un encuentro con Inés Sotelo en Michigan State

Un encuentro con Inés Sotelo en Michigan State

El sol luce con fuerza sobre el Breslin Center de East Lansing, situado entre Gran Rapids y Detroit, en el corazón del estado de Michigan. La estatua del icónico Magic Johnson preside la entrada del pabellón, limpio y reluciente, que recibe a estudiantes y jugadores con una enorme cristalera, el cartel blanco impoluto de ‘Gilbert Pavilion’ y los tonos rojizos del resto de la estructura. Un escenario idílico e histórico, hogar de un buen puñado de leyendas, en el que ahora pasa sus primeros días universitarios Inés Sotelo, la nueva freshman española de Michigan State.

«Estaba deseando que viniera algún español por aquí», nos dice Joel Whymer, director de reclutamiento del equipo femenino, mientras mira con una sonrisa a la gallega. El técnico estadounidense, parte del staff, nos acompaña en la visita por todo el recinto. El gimnasio financiado por un Draymond Green presente en las instalaciones durante el tour, los relucientes vestuarios e incluso una sala para echar la siesta, libre de cualquier logo o símbolo relacionado con el mundo del baloncesto, para descansar y desconectar en unos sillones adaptados con televisiones. No hay detalle que se escape, ni nada que envidiar a las franquicias NBA.

En el interior de una sala de reuniones, con una enorme pantalla y asientos más propios de un cine, nos espera Kara Fisher, la responsable de comunicación del equipo femenino de baloncesto. Ahí, asombrados por todo lo visto, nos sentamos con Sotelo, quien hace un paréntesis en su tarde de estudio para atendernos y hablar de sus primeras semanas en la universidad. «Me hacen sentirme como en casa. Jugadoras, entrenadores y staff están siempre pendientes de mí, preguntándome si necesito algo», asegura.

Aunque lo cierto es que en un principio su actual presente no era ni una posibilidad en su cabeza. La idea de cambiar de vida por completo y acabar en Estados Unidos no era contemplada por Sotelo, pero su hermana Lucía le generó un interés inexistente hasta entonces. Tras su compromiso con la Virginia Commonwealth, las fotos y vídeos que mandaba a la familia comenzaron a atraer a su hermana pequeña, a la que ofertas no le iban a faltar en caso de decidir dar el salto.

«No me quería perder la experiencia, creo que tomé la decisión correcta viniendo», explica Inés, la mediana de tres hermanos en una familia dedicada de pleno al deporte. Además de la ya mencionada Lucía (2005), Martín (2008) juega en la cantera del Club Ourense Baloncesto, y sus padres Julián Sotelo y Marta Míguez fueron lanzadores de jabalina olímpicos. «Estamos muy concienciados en casa con el deporte, con la alimentación. Nos metieron en todos los deportes y los tres escogimos el basket porque nos gustó más. Mis padres han pasado por muchas situaciones y saben cómo ayudarnos, van con ventaja porque saben lo que nos va a pasar», cuenta.

 

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Pocas paredes del edificio en el que nos encontramos quedan en blanco. Hay tanto que contar, recordar y homenajear, que cada rincón es bueno para añadir algún tipo de detalle o guiño. A las figuras de Magic y Green se suman otras como Mateen Cleaves, Cassius Winston, Kristin Hayne, Aerial Powers o Tom Izzo. Esa historia, junto al tema académico y lo prometido en temas de basket, influyó en que Michigan State fuera la elegida por una Sotelo que todavía se encuentra en esa primera fase de superar la barrera del idioma, más si cabe en un equipo en el que ella es la única hispanohablante.

A pesar de no disputar el Europeo U16, los dos últimos años han situado a la jugadora formada en Ensino como una de las jóvenes con mayor proyección en nuestro baloncesto. No es tan habitual ver a una jugadora de 1.90m jugando de cara al aro y con esa habilidad con el balón. En Michigan State, pensaron algo similar: «Me vieron con la Selección Española jugando de interior, me iban a poner de 4. O incluso de 5. Pero aquí el juego no es como en nuestro país. Aquí todo el mundo hace mucho de todo. Hay bases, hay pívots, hay posiciones. Pero la pívot puede coger el balón, correr toda la pista o tirar triples. Voy a jugar de lo que me necesiten».

Preguntada por sus preferencias, la orensana lo tiene bien claro: «A mí me gusta mucho jugar por fuera. No sé si igual incluso más que por dentro». Y lo cierto es que todo tiene su explicación. De pequeña, etapa en la que pasó por el EDO Blanco Amor y Bosco, no destacaba tanto por su estatura. «Mi hermana me sacaba una cabeza», reconoce. Por eso, la menor de las dos Sotelo jugaba de exterior. Su primera experiencia en posiciones interiores llegó hace apenas dos años aproximadamente. «Cuando llegué a Ensino, en primer año, yo jugaba de base. Subía el balón y todo», relata.

En cualquier caso, adentrándose en sus años junior, ha tenido que aprender a jugar de interior. Un proceso que le ha llevado su tiempo en todos los aspectos y que no fue nada sencillo en primera instancia. Ni en el club, ni en la selección. «Jugar por dentro es muy duro. Hasta que no te ponen ahí, no eres del todo consciente», asiente. Necesitaba tiempo. «A la Selección iba a las concentraciones pero me ponían de pívot y yo no solía jugar ahí», explica. Sin embargo, poco a poco se mentalizó y se propuso el entrar en la lista final: «Ya que estaba ahí, ¿por qué no?» Lo complejo pasó a resultar más sencillo, reconocía las ventajas más rápidamente y la vida cerca del aro le comenzó a resultar familiar.

A diferencia de la mayoría de españolas que aterrizan en Estados Unidos, Sotelo lo ha hecho en un equipo de primera fila en la poderosa Big Ten, conferencia en la que compiten universidades del calibre de UCLA, USC, Indiana, Ohio State, etc. En Michigan State cuentan con Julia Ayrault, Theryn Hallock y Abbey Kimball, además de conseguir buenos transfers como el de Grace VanSlooten. La jugadora de Oregon será una de las estrellas del equipo sobre la pista y todo un ejemplo a seguir para Sotelo: «Es toda una referente para mí. Salta más que yo, es más rápida, es más fuerte. Tener gente así en el equipo está muy bien, es cuando una mejora. Si eres la mejor, no vas a progresar tanto».

En este contexto, la joven española deberá ir encontrando su hueco. «Creo que voy a mejorar mucho mis movimientos como pívot y también en el tiro, aquí insisten mucho en eso», cuenta al mismo tiempo que, dos pisos más abajo, compañeras suyas ocupan una de las canchas de entrenamiento con un entrenador asistente. «Tenemos abiertas las instalaciones siempre que queremos usarlas», confiesa.

En el último año y medio, Sotelo ha disputado dos Europeos U18, debutó en Liga Femenina Endesa con Durán Maquinaria Ensino y ha dado el salto a Estados Unidos. «Mi vida ha cambiado para bien»,  afirma sonriente al recordar este tramo más reciente de su carrera. Tras priorizar los estudios durante los últimos años y dedicarle al baloncesto casi todo el tiempo restante, con los sacrificios que eso conlleva, en Michigan State ha encontrado el equilibrio. La niña que creció con su hermana Lucía como referente y que se mira en el espejo de otra ourensana, Raquel Carrera, quiere escribir su propia historia en el hogar de las Spartans. Todo un reto a miles de kilómetres de su terra querida.

Fotos: Michigan State

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