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De no tener hueco en la WNBA a liderar a las NY Liberty. ¿Conoces a Betnijah Laney?

De no tener hueco en la WNBA a liderar a las NY Liberty. ¿Conoces a Betnijah Laney?

Los playoffs de la WNBA ya están aquí y Nueva York sueña de nuevo. Las Liberty disputarán por primera vez desde 2017 la postemporada, alcanzada casi de manera milagrosa tras una jornada final de locura. Tras terminar sus 32 encuentros de temporada regular, tan solo una derrota de LA Sparks y Washington Mystics clasificaba a las neoyorquinas a los Playoffs. Un escenario muy complejo que terminó dándose, completando el camino de las Liberty desde la pasada campaña, finiquitada con solo 2 victorias, a un año en el que NY volverá a sentir el aroma de los días grandes.

Dirigidas por Walt Hopkins, las Liberty han mostrado un juego atractivo y llamativo, basando su ataque en un uso del tiro exterior nunca antes visto. El conjunto de Brooklyn ha batido el récord de más triples anotados en una temporada WNBA y han conseguido avanzar en su proceso de construcción, marcado por las grandes aspiraciones en un futuro a medio plazo.

A pesar de que los focos se han centrado en Sabrina Ionescu, quien ha realizado una buena primera temporada completa en la competición, Phoenix Mercury no deberá centrarse solo en la base para superar a las Liberty. Además de Ionescu, New York cuenta con un grupo interesantes de jugadoras conformado por Whitcomb, Allen u Onyenwere, con dos estellas sobresaliendo sobre el resto. En el juego interior, Natasha Howard es la gran referencia del equipo, mientras que Betnijah Laney se ha erigido como la mejor anotadora del equipo esta temporada.

Betnijah Laney es una jugadora estadounidense de 27 años nacida en Clayton. Formada en Delawere, la joven alero decidió jugar en Rutgers en su etapa universitaria. Allí mejoró campaña tras campaña, sumando sus excepcionales condiciones a un rendimiento que comenzó a llamar la atención de la WNBA, competición que ya tenía a la joven alero en su radar previamente. De esta manera, con el pick 17 del Draft de 2015, Chicago Sky se hizo con los servicios de Laney. La franquicia estaba convencida de que se había llevado a la mejor jugadora de la segunda ronda del Draft: «Su destreza defensiva defendiendo balón y lado débil, rebotes, línea de pases… estaba muy por delante. Nunca escuché eso de ‘Oh, no puede defender a nadie’ con Betnijah», relataba la entrenadora y GM de Chicago, Pokey Chatman, en ESPN.

En su primera temporada WNBA, Laney pasó desapercibida. Promedió menos de 13 minutos por partido, en los que anotó 2.8 puntos y capturó 2.1 rebotes. Nada preocupante tampoco al tratarse de una rookie en la WNBA. Sin embargo, el infortunio se cebó con ella. Después de firmar una muy buena campaña en Australia en los meses sin WNBA, Laney había comenzado disputando apenas 5.4 minutos por partido en Chicago, a lo que se sumó una rotura del ligamento cruzado anterior en su octavo partido de la campaña 2016. El fin de su segundo año WNBA y el inicio de una etapa repleta de incertidumbre.

En 2018, Laney firmó con Connecticut Sun, lo que supuso un claro paso hacia delante tras la lesión. Pero los minutos de juego no cambiaron. Tras jugar solo 5 minutos en 2016 y perderse la campaña 2017, en las Sun tampoco disfrutaba de lo que más necesitaba: minutos. No llegaban a 10′ por encuentro. Y ahí volvió a aparecer Pokey Chatman. La entrenadora que confió en ella en el Draft dirigía por aquel entonces a las Indiana Fever, una de las franquicias más inestables y caóticas de los últimos años.

Con Indiana, Laney se fue hasta los 25 minutos de media y, por primera vez, la alero comenzó a disponer de un mayor volumen de tiros. Todo parecía comenzar a rodar. Indiana consiguió 13 victorias, una cifra baja pero más alta que la de cualquier otra temporada de la franquicia entre 2017 y 2021, y Laney parecía uno de los cimientos sólidos sobre los que seguir construyendo. Parecía, sí, porque en Indiana nada es seguro. Había brotes verdes, aunque la dirección de la franquicia no lo vio de la misma manera. Al término de la fase regular, Chatman fue despedida. Sin duda, un duro golpe para Laney, aunque estaba lista para triunfar de la mano de quien fuera.

Meses más tarde, Laney ya había preparado toda su maleta para partir a la burbuja de la WNBA. Indiana se enfrentaba a una nueva campaña con expectativas difusas pero con varias jóvenes excitantes. Estaba Laney, también Julie Allemand, y jugadoras como McCowan, Achonwa, las dos Mitchell o Wheeler (no jugó finalmente) completaban un grupo que podía seguir dando algún que otro paso hacia delante. Todo se vino abajo antes de empezar. Tamika Catchings, histórica jugadora y GM de Indiana, decidió junto a la entrenadora Stanley cortar a Laney. Según relataba ESPN, se lo comunicaron con una llamada. Laney se quedó en estado de shock. Era su temporada y la oportunidad, a pocos días de empezar, se había esfumado por completo. Las Fever se cargaron su contrato de un plumazo, incluso con varias temporadas firmadas en el acuerdo, en un contexto en el que debido a las restricciones sanitarias era casi imposible ir a probar a otras franquicias. O alguien se interesaba de verdad por ella o su temporada había terminado. Y no una temporada cualquiera: era LA temporada. Laney era muy consciente de ello.

La suerte, por una vez, sonrió a Betnijah. En una de las mejores decisiones del último lustro en la WNBA, Nicki Collen decidió hacerse con sus servicios. Atlanta, sin ser plenamente consciente, había firmado a una de las mejores jugadoras de la temporada 2020. Tan solo necesitaron una semana para darse cuenta del magnífico movimiento que habían realizado. Laney entró en la burbuja con un hambre inusitado. En su debut, anotó 19 a Dallas; en el segundo partido, 8 a Las Vegas; y, a partir de ese momento, un torbellino arrasó la liga. Laney endosó 30 puntos a New York, seguidos de otros 12 partidos en los que en tan solo una ocasión se quedó por debajo de los 10. Pero eso no era todo. Laney comenzó a repartir asistencias como una base y rebotear como una interior. De pronto, esa jugadora a la que nadie quería dos meses atrás, estaba  firmando dobles-dobles cada noche e incluso rozando el triple-doble en alguna ocasión. Más que suficiente para hacerse con el MIP 2020 (jugadora más mejorada) y asegurarse un contrato de los gordos en verano. Ya nadie dudaba de ella y en Indiana, una vez más, se tiraban de los pelos. Porque la reconstrucción sí pasaba por Laney.

Las Liberty, necesitadas de presente y futuro debido a la llegada de Ionescu, le ofrecieron un contrato de 3 años y un total de 588.000 dólares. Tan irrechazable como merecido. Laney estaba preparada para ser una de las mejores pagadas de la WNBA. En sus primeros 8 partidos, no bajó de los 20 puntos. En la temporada 2021, campaña complicada por la baja de Howard y los problemas físicos de Ionescu en diferentes tramos, sus 16.8 puntos, 4.1 rebotes y 5.2 asistencias confirman lo que ya es una evidencia. Laney no fue una «one-season-wonder» (una maravilla de una sola temporada), sino que ha llegado a lo alto para quedarse en este codiciado territorio. Por primera vez (disputó 2 minutos en 2015) , los Playoffs le esperan a ella y a su brillo. Ese mismo que ha mostrado en la histórica portada de WSLAM y que inmortaliza la explosión de una jugadora destinada a cambiar el rumbo del baloncesto en Nueva York.

Betnijah Laney

 

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