Los Angeles Sparks y Seattle Storm han acordado uno de los primeros traspasos de 2022 en la WNBA. La franquicia de California manda a Gabby Williams a Seattle, mientras que Derek Fisher recibe a Katie Lou Samuelson y el pick #9 del Draft 2022. Un movimiento de piezas que esconde dos principales causas: una deportiva y otra financiera. Aquí las explicamos:
La versión que conocemos en Europa de Katie Lou Samuelson todavía no se ha visto en la WNBA. La jugadora estadounidense no ha terminado de explotar en sus tres temporadas en Estados Unidos, aunque su mejora ha ido haciéndose notable en cada campaña. En Seattle, el equipo posiblemente más europeizado de la liga, KLS volvió a dar un paso adelante, pero no terminó de subir ningún escalón en cuanto a la visión general que se tiene sobre su juego. En parte por ella, pero también por lo estructurada que se encontraba la escala de roles en Seattle, con Bird, Stewart y Loyd asumiendo mucho balón.
A pesar de buenas actuaciones, como por ejemplo sus 18 puntos en 35 minutos en la ronda de playoffs ante Phoenix (sin Breanna Stewart), Seattle va a meter todo lo que tiene en el asador de cara a 2022. Con la más que posible última temporada de Stewart en Seattle y el adiós de Bird, la franquicia se está haciendo con complementos en su último año de contrato para, aparentemente, reconstruir en 2023. Así es el caso de Briann January (retiro anunciado tras esta temporada) o Gabby Williams, además del contrato por el super máximo a Stewart de una sola temporada.
En esos planes a corto plazo, sumados a la mejor adaptación de Williams que parece divisar la franquicia al rol de 3 en un quinteto con Bird, Loyd, Stewart y Russell, se esconde gran parte de la explicación del traspaso. También en el cambio January por Canada, añadiendo en esa posición el tiro exterior que podía aportar KLS. Aunque la incógnita es evidente: Williams, al igual que KLS, tampoco ha terminado de mostrar la misma versión que en Europa. Después de un año sin disputar WNBA y consolidarse como gran jugadora en Euroliga, este movimiento indica que Seattle sigue manteniendo la fe en la francesa (3 temporadas de experiencia en WNBA) y su salto a un nivel superior en su regreso. O, en detrimento de la exterior, que habrá algún movimiento más con ella (bastante improbable). En todo caso, como consecuencia derivada de este movimiento, es de suponer que Sue Bird firmará por el mínimo de veterana o una cifra cercana a este.
Sin embargo, el mayor argumento de este traspaso se encuentra en California y el límite salarial. El contrato rookie de Samuelson ha resultado clave. A pesar de haber escuchado mucho ya sobre ella, la pequeña de las hermanas Samuelson en la WNBA todavía se encuentra en su primer contrato WNBA. Un acuerdo en el que los salarios vienen ya establecidos desde el inicio con cifras bastante reducidas para cada una de las primeras cuatro temporadas. Esta es la razón por la que jugadoras con proyección o que pueden tener un rol importante pero no principal son carne de traspaso en las primeras campañas, como es el caso de KLS. Cuando el rendimiento no es tan bueno como para convertirse en imprescindible, pero se vislumbra un buen presente y futuro, entramos en terreno de los GM’s para conseguir piezas de mayor nivel, activos que se adapten mejor a lo que buscas o para abrir espacios salariales para grandes estrellas.
En este caso, LA se hace con KLS para rodear a las estrellas del equipo en lo que supone su regreso a su estado natal, sumar un pick alto (#9) en un Draft que no pinta mal, reducir salarios y, posiblemente, poder incorporar a una gran Agente Libre (¿Liz Cambage?). La franquicia californiana contaba con 157,417 dólares libres para firmar a una jugadora de nivel medio-alto en la competición, pero con este movimiento las posibilidades se multiplican. Fisher contará con 229,276 dólares a partir de ahora. Una cifra que le permitirá acudir a una gran estrella con el salario máximo disponible.
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