El 5 de abril de 2012, el ya desaparecido Ros Casares se imponía al Rivas Ecópolis en la Gran Final (52-65) y se hacía con su primera y única Euroliga femenina. Era el momento cumbre de una trayectoria ascendente y con un deseo cumplido: conquistar la máxima competición continental. Fue el epicentro, y también el punto y final, del recorrido de un club que desapareció (en su parte profesional) meses más tarde. El adiós a Valencia de estrellas tan determinantes a nivel mundial como Laurent Jackson o Sancho Lyttle, entre otras.
Parecía el cierre a décadas gloriosas llenas de éxitos para el baloncesto valenciano. Los más nostálgicos aún guardarán el recuerdo del antiguo Dorna Godella, uno de los conjunto más laureados del baloncesto femenino español. Dos etapas inolvidables e interrumpidas que parece que ahora pueden volver a renacer con el Valencia Basket.
El conjunto taronja es actualidad gracias a su llegada, en su primer año en la categoría, a las semifinales de la Liga DIA. Por consiguiente, también han conseguido la clasificación para jugar en Europa la próxima campaña. Un sueño que parecía imposible allá por septiembre de 2014, cuando Ros y el club taronja llegaron a un acuerdo para vincularse en todas sus secciones.
De ahí al ascenso a la Liga Femenina 2 apenas dos temporadas después. El 22 de mayo de 2016, una canasta sobre la bocina de Begoña Pallardó daba el ascenso en ‘casa’ (la localidad valenciana de Castellón fue la sede de la fase de ascenso). La víctima, un Real Canoe que ascendería un año después en el mismo lugar y que en 2015 acogió en sus instalaciones la misma fase final en la que ya estuvo por primera vez Valencia Basket. Por aquel entonces, estuvieron presentes con una plantilla muy similar a la que ascendería 365 días después.
Estabilizarse en la segunda máxima categoría del baloncesto español parecía lo más lógico… pero ni mucho menos fue el camino escogido. Apenas dos temporadas después, y ya con Rubén Burgos bajo los mandos de la nave taronja, la Fonteta acogía la fase de ascenso a la máxima división nacional, en la que Valencia acompañó al Durán Maquinaria Ensino a la Liga DIA. Lo hizo frente al Celta y ante más de 6000 espectadores en las gradas que vieron como un proyecto tan ambicioso como arriesgado se convertía en material.
Tocaba afrontar por tanto el estreno en la élite. Una campaña que ha ido claramente de menos a más. Tras comenzar con tres derrotas en los primeros cuatro partidos, las debutantes, con figuras destacadas en sus filas como Tamara Abalde, María Pina o Meiya Tirera, han ido sumando triunfos hasta clasificarse para la pasada Copa de la Reina de Vitoria. En ese torneo, sólo una bandeja fallada por la inconmensurable Anna Gómez, una de las destacadas de la temporada, en los últimos instantes, privó a Valencia de seguir soñando dando vía libre al Spar Citylift Girona para seguir avanzando.
Pero el año no estaba ni mucho menos acabado. Como prueba de ello, la clasificación para unos playoffs donde las valencianas han hecho historia. Quintas cabezas de serie, han roto los pronósticos en cuartos de final dejando fuera en tres encuentros (y ganando los dos fuera de casa) a un Gernika que este año había disputado la Eurocup y que alcanzó en marzo las semis de Copa.
Todo ello con jugadoras en plantilla como Esther Díaz o Rebeca Cotano, presentes en aquella mítica plantilla que comenzó el camino con el ascenso de Castellón allá por 2016.
Ahora, sólo el destino sabe que le deparará a este Valencia Basket. En las semis, que arrancan este domingo (la otra enfrentará a Girona ante Cadí La Seu) el todopoderoso Perfumerías Avenida parece un escollo demasiado grande para un novato en estos momentos. Pero quién sabe. Valencia Basket desafía las leyes haciendo que los sueños de la Comunidad Valenciana vuelvan a hacerse realidad.
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