El oficio de árbitro, como el de cualquier deportista, no está exento de riesgo. Así ha quedado demostrado este fin de semana, concretamente en el Nou Congost, donde saltaban las alarmas en el choque de la sexta jornada de la LEB Oro entre el ICL Manresa y el Barça B.
Último cuarto. Los manresanos juegan en ataque y en plena transición se produce un choque fortuito entre el escolta danés Gabriel Lundberg y uno de los árbitros, Juan Ramón Hurtado Almansa.
El colegiado queda tendido en el suelo, el partido se detiene y los banquillos urgen a que entren las asistencias. Hurtado Almansa, aturdido, tiene que recibir puntos para suturar la brecha. Con el partido resuelto, 89-70 y 1:38 para el final, el discurrir del choque continuaría con José Vázquez García como único trencilla:
