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El duro relato de Iris Mbulito: salud mental, lesiones, retirada…

El duro relato de Iris Mbulito: salud mental, lesiones, retirada…

Iris Mbulito dijo basta. Después de sufrir más de lo que disfrutaba con el baloncesto, la joven española decidió colgar las botas el pasado verano con apenas 22 años. Lesiones, depresión, covid-19… muchas fueron las causas que convirtieron sus últimas temporadas en un infierno. Aquella adolescente que era feliz en una cancha, se encontraba libre de dolores y despuntaba con brillo propio, ya no existía. Ahora, meses después del final, ha decidido contar su historia en un duro relato para explicar lo vivido.

Aquí están parte de sus declaraciones:

«Todo iba muy bien porque empecé a jugar con la selección española cuando cumplí 13 años. Pero por desgracia sufrí mi primera lesión cuando tenía 15. Me lesioné entrenando, básicamente se me fue la rodilla y sufrí una rotura del ligamento cruzado anterior (LCA). Fue una lesión bastante dura que sufrí cuando era pequeña, justo cuando estaba en mi mejor momento baloncestístico»

«El primer error que cometí respecto a mi rodilla, que yo recuerde en este momento, fue el no esperar a que el médico me diera el alta y que me diese permiso para volver a jugar. Me sentía lo suficientemente bien y decidí jugar. Creo que mi amor por el baloncesto era tan grande no pude esperar a recuperarme antes de volver. Debido a mi decisión, 7 meses después de la operación volví a jugar al baloncesto. En el primer partido, en la primera entrada a canasta, se me volvió a ir la misma rodilla otra vez, por lo que necesité otra operación en la rodilla»

«Mi segundo año en Estados Unidos fue probablemente uno de los peores años de mi vida. Empecé a tener ansiedad todos los días en el entrenamiento. No podía pensar en baloncesto sin sentirme agobiada o con ansiedad. Cuando me levantaba y pensaba en baloncesto me daba ansiedad. Me iba a la cama pensando en baloncesto del día siguiente y me daba ansiedad. Tenía tanta ansiedad que me costaba dormir.  Mee perdía casi la mitad del entrenamiento porque estaba fuera con mi fisio, llorando, intentando no entrenar sinceramente. Con el médico del equipo descubrí la depresión y empecé a ir al psicólogo, que me empezó a hacer preguntas sobre el por qué estaba llorando, qué me pasaba. Después fue cuando empecé a ir a terapia. Sinceramente, me ayudó mucho. Tenía terapia 2 veces a la semana, durante 1 hora, y había momentos en los que sólo lloraba. Era complicado tener conversaciones con personas y me hacían las típicas preguntas: «¿por qué lloras?,» ¿están bien?», «¿por qué estás depresiva?», todo eso… Fue duro. Empecé a tomar medicación para la depresión cuando todavía seguía yendo a clase y jugando al baloncesto y la verdad es que no recuerdo mucho mi segundo año porque mi cerebro borró todos los momentos traumáticos que pasé. Nunca había tenido depresión y no sabía lo que era estar deprimida porque nunca había estado con alguien que lo hubiera pasado»

«En mi tercer año todavía no me sentía al 100% emocionalmente. No sabía qué me pasaba pero no era yo misma. Básicamente no me importaba nada. No me importaba el baloncesto. No quería entrenar, no me importaba jugar o no. No me importaba si ganábamos o perdíamos. Pero no quería tener estos sentimientos a propósito. Creo que todavía tenía depresión y así era como estaba reaccionando. Después de haber sufrido ansiedad y depresión durante bastante tiempo, me di cuenta y aprendí que tengo que cuidar de mí misma.

«No dije nada pero una de las razones por las decidí dejar el baloncesto también fue porque tuve 3 operaciones, una después de otra, cuando estaba en EEUU.  Mi primer año me hice daño en la rodilla, la misma rodilla. Tuve que operarme de la rodilla, pero esta vez no fue cruzado, fue menisco. Por lo tanto me tuve que operar del menisco después de la temporada. En mi segundo año, cuando terminó la temporada, estaba pasando el rato con mis compañeras de piso patinando y me caí sobre mi propia pierna. Me fracturé el peroné y me rompí 3 ligamentos en el tobillo. No podía caminar, no podía hacer nada, fui a urgencias y tres días después me operaron del tobillo. Fue considerada una operación de urgencia. Recuperarme de esa operación fue bastante duro porque mi tobillo no volvió a ser igual y al ser el tobillo opuesto a mi rodilla me era difícil compensar el peso de mi cuerpo. En mi tercer año se me salió el hombro y me tuve que operar después de la temporada desafortunadamente. Fueron 3 cirugías consecutivas. No tenía energía o fuerza para otras cosas por desgracia. Hubo muchos entrenamientos en los que lloré porque no sabía que más podía hacer»

Si quieres ver todo su testimonio sobre lo vivido con las lesiones, depresión y covid-19:

Vídeo parte I, Iris Mbulito

Vídeo parte II, Iris Mbulito

Disponible nuestro número de febrero:

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