La marea amarilla del Iberostar Tenerife se congregó en el Santiago Martín para observar desde la grada el enfrentamiento entre su equipo y el correoso Hapoel Holon.
Los de Israel viajaban hasta las islas para disputar una jornada más de la Basketball Champions League, pero los de casa no pensaban ponerles las cosas fáciles.
Las instrucciones de Txus Vidorreta en la previa parecieron surtir efecto en sus muchachos, puesto que los primeros 20 minutos del choque se convirtieron en una lección de buen juego del Tenerife.
Los tinerfeños movían con criterio y efectividad el balón. Buscaban las mejores situaciones de tiro y cargaban el rebote, sin embargo, tardaron algo más en coger ritmo y puntería en el tiro, algo que, con la dinámica ofensiva que habían planteado desde el primer segundo, no tardaría en llegar.
McFadden organizaba sobre la pista. Su facilidad para desequilibrar, una habilidad ya conocida por todos, provocaba que los jugadores del Hapoel tuviesen que buscar el dos contra uno en defensa contra el norteamericano, generándose situaciones favorables y esquinas liberadas que aprovechó con inteligencia Javier Beirán. McFadden asistía y Beirán no perdonaba desde el triple. Una asociación letal, casi tanto como la que formó con Colton Iverson en el pick & roll.
Todos estos duelos ganados por el Tenerife acabaron por dejar un marcador de 44-28 al descanso. Solo un Darion Atkins muy participativo en la zona apagó, en cierta medida, el fuego que se extendía en forma de brecha en el luminoso.
💪 Darion Atkins throws it right back!
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— Basketball Champions League (@BasketballCL) 6 de noviembre de 2018
Con una renta importante y la sensación de que podría ser incluso mayor, el Iberostar Tenerife volvió a la pista decidido a sentenciar la contienda lo antes posible. Los israelíes, buscando la épica, se encomendaron a una mayor agresividad en ambos lados de la cancha, pero apenas fue un espejismo, pues los locales siguieron ampliando su ventaja.
La paliza en el tercer parcial fue decisiva. El Holon se atascó en ataque y se evaporó ante la defensa canaria. Solo dos triples y dos tiros libres de Walden, en la recta final del cuarto, permitieron maquillar 10 minutos horribles.
El pescado estaba vendido y el último cuarto fue un puro trámite para engordar estadísticas individuales. Al final, 84-52 en favor del Iberostar Tenerife.
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