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El Real Madrid acaricia la Final Four tras aplastar al Maccabi (95-66)

El Real Madrid acaricia la Final Four tras aplastar al Maccabi (95-66)

El Real Madrid viajará a Tel Aviv con los deberes hechos, aplacando las dudas de las últimas semanas y recuperando la fluidez en ataque. Como si hubiera cogido el Delorean para regresar a diciembre. Martilleando desde el triple (5 de Llull). Sometiendo a los hebreos en la pintura. Una semana excelente, subyugando dos veces seguidas al Maccabi -no gana en el WiZink desde 2010- y acariciando el billete para la Final Four , la que sería la séptima en diez temporadas con Pablo Laso en el banquillo. La única eliminatoria de cuartos de final con un 2-0 favorable al equipo con factor cancha. Llull (17 puntos), Poirier (16) y Yabusele (16) se combinaron para un total de 49 puntos.

Como el pasado miércoles, el cuadro blanco empezó atinado desde más allá del arco. Los ataques predominaron a las defensas. En apenas 5 minutos, el marcador lucía un tanteo alto (18-18). El Maccabi buscaba rendijas por el carril central, mientras el Madrid respondía con autoridad, comandado por Yabusele y un creciente Williams-Goss. Revolucionó el partido Llull, infalible en contextos de exigencia, con tres triples consecutivos para abrir la primera brecha y provocar el delirio en el WiZink (35-24). Se desgañitaba en la banda Avi Even.

El dominio de Poirier y los triples de Llull

El segundo cuarto fue territorio de Vincent Poirier. El pívot francés legisló a su antojo, sin necesidad de buscar aliados. Tocó y capturó prácticamente todos los rebotes en ataque posibles, sumando con una facilidad pasmosa cerca de aro. No encontró antídoto el Maccabi para él, con un Reynolds descentrado y un Zizic disperso atrás. Poirier se fue al descanso con 26 de valoración (acabaría el partido con 31), los mismos créditos que todo Maccabi. Sintomático. El Madrid arrollaba sin piedad (56-37).

Cualquier conato de rebelión israelí quedó podada de raíz con un exuberante mate de Hanga. El 6-0 de salida (62-37) tuvo continuidad con el acierto de Yabusele, una pesadilla para Sorkin, incapaz de frenar al ala-pívot francés, más cómodo sin Deck. Wilbekin persiguió la hazaña en solitario, pero ninguno de sus compañeros le acompañó en la utópica aventura. Llull cerró el tercer cuarto, sobre la bocina, con un triple marca de la casa (74-48).

Los últimos minutos ya no tendrían misterio. Laso aprovechó para rotar -dio minutos a Juan Núñez- y el Palacio festejó un triunfo incontestable (95-66). El Madrid acabó exultante ante un Maccabi languidecido y abatido, con la mente puesta en La Mano de Elías para intentar alargar la serie. Mucho tendrá que cambiar la historia.

 

 

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Foto: Getty Images

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