No hay mejor manera de responder a la dura derrota del sábado domingo en Vitoria. El Barça se perfila como el líder del Grupo D después de sumar su quinta victoria europea consecutiva. Merecida y más cómoda de lo esperado, pues el CSKA no tuvo opciones de triunfo prácticamente en toda la segunda parte.
La primera, en cambio, fue muy pareja. Teodosic tomó el mando y su equipo parecía mejor asentado en la pista (18-13), pero el Barcelona se mantuvo siempre a un par de posesiones de distancia.
La extraordinaria defensa sobre Sonny Weems (4 puntos con 2 de 6 en tiros), MVP del primer mes de competición, privó al CSKA de la que estaba siendo su principal arma ofensiva. Combinado con la sequía en el tiro exterior del equipo moscovita (terrorífico 1 de 15), que no en el bando azulgrana, el partido ofrecía un posible desequilibrio.
Tras un largo intercambio de canastas, algo hizo clic en el Barça al final de la primera parte. Desde un 0-6 (35-38) en el último minuto del segundo cuarto el equipo azulgrana fue muy superior.
Lo materializaron Navarro y Lorbek en el tercer cuarto. En un visto y no visto endosaron un 0-10 (44-56) que obligó a Messina a buscar todas las soluciones posibles en su banquillo, pero en vez de servir de revulsivo, el cambio de actores solo consiguió hundir jugada a jugada a su equipo, varios puntos por debajo en intensidad defensiva (y acierto) que su rival.
El equipo azulgrana siguió pisando a fondo en el último cuarto, incluso cuando su ventaja superó ostensiblemente la barrera de los quince puntos hasta un +23 de máxima (54-77).
El Barça dejó al CSKA, vigente subcampeón de la Euroliga, en 25 puntos en toda la segunda parte. Los de Messina siguen rindiendo muy por debajo de su potencial.
Navarro estuvo soberbio (21 puntos, 4 triples), bien acompañado por Lorbek (15), que amenazó dentro y fuera.
