Kemba Walker sacudió la Euroliga con fuerza el 21 de julio, cuando casi por sorpresa -más allá de algún rumor sin forma concreta- el AS Mónaco anunciaba su fichaje. El tercer clasificado de la competición firmaba a un cuatro veces All-Star para formar un temible backcourt junto a Mike James, Elie Okobo y Jordan Lody.
Si bien es cierto que no sabíamos muy bien qué esperar de Kemba Walker, apenas cuatro meses después el brillo de su estrella es muy tenue. Lo que parecía una oportunidad, se está convirtiendo en un golpe de realidad. Se hace duro calificar su rendimiento hasta ahora, ya que ‘decepcionante’ podría quedarse muy corto.
Y si analizamos a los jugadores que llegaron a la Euroliga este verano directamente desde la NBA, Kemba Walker es quien se encuentra más alejado de las expectativas. Sin ritmo y sin acierto, los promedios del base del Mónaco son de apenas 3,5 puntos, 1,2 rebotes y 1,3 asistencias durante los 6 partidos y 64 minutos que ha jugado hasta ahora.
Los del Mónaco
Kemba Walker, Mike James, Jordan Loyd y Elie Okobo
— Gigantes del Basket (@GIGANTESbasket) September 21, 2023
La Euroliga y su etapa en el Mónaco, visto por Kemba Walker
Los tímidos aplausos que recibió Kemba Walker en su presentación durante la visita del Mónaco a Madrid fueron quizás la única nota positiva para el exNBA: anotó 2 puntos, falló los 5 triples que intentó, valoró negativo (-4) y su equipo sufrió una amplia derrota.
Tras el partido, salió el último del vestuario, cabizbajo pero reconocible con su ya característico gorro pescador de Bob Marley. No podía desaprovechar la oportunidad de pedirle que me contara sus sensaciones. Hubiera entendido que no quisiera hablar, pero Kemba Walker se paró y analizó para Gigantes -llegando a esbozar alguna sonrisa- cómo está siendo su primera temporada en la Euroliga.
De inicio, confesó que su vida en Mónaco sigue siendo la misma que cuando jugaba en la NBA: «Mi vida allí está bien. En realidad, nada es diferente. Lo único de lo que trato es de jugar al baloncesto«, explicaba, aunque ese propósito no se esté traduciendo de momento sobre la pista.
Aún así, Kemba Walker, que ya había jugado baloncesto FIBA en el Mundial 2019, llegó a la Euroliga siendo consciente del gran nivel de la competición: «Me lo esperaba. Hay buenos jugadores, que han jugado al baloncesto por todo el mundo. No esperaba otra cosa que lo que me estoy encontrando«.
Como Walker, otros grandes nombres como el de Serge Ibaka o Jabari Parker han llegado a la Euroliga después de muchos años en la NBA. El jugador del Mónaco prefirió no analizar qué buscaban otros, pero sí nos ofreció su versión. No se trataba de buscar la estabilidad que a veces no ofrece la NBA, sino de ‘formar parte de un equipo’.
«Mi motivo es que no quería esperar y aquí mostraron interés en mí. Quería formar parte de un equipo, estar ahí«, nos explicaba. «Yo, personalmente, estoy bien con lo que sea. Puedo adaptarme a cualquier situación [como los traspasos en la NBA]. He jugado mucho tiempo en la NBA y ahora estoy aquí tratando de ser parte de un equipo. Y lo soy. Este es un equipo muy bueno, divertido, con grandes jugadores. Lo único que quiero es seguir así«.
¿Qué esperar de Kemba Walker ahora?
El primer paso, quizás el que creía que sería el más complicado, era que el físico le permitiera jugar de manera regular, jornada tras jornada, en la Euroliga. A partir de ahí, debe buscar su hueco en una rotación en la que nunca ha sido sencillo ocupar el rol de base suplente.
Compartir minutos en pista con Mike James no le permitiría tener el balón en sus manos y hacer jugar al equipo. Aunque, de momento, no es capaz de manejar a la segunda unidad y se está demostrando que para Sasa Obradovic es algo fundamental.
Kemba Walker juega más minutos de los que se ha ganado. De hecho, Matthew Strazel está demostrando en la Liga Francesa -donde Walker no tiene ficha- el nivel suficiente como para ser una opción por delante del fichaje estrella. Pero Kemba necesita tiempo y el Mónaco se lo va a dar porque el posible beneficio potencial es muy superior al riesgo actual.
Nuestra charla con Kemba Walker acabó con una sonrisa. Una sonrisa que llegó al recordar que ser un excelente bailarín de niño le ayudó sin saber «muy bien cómo» con su «juego de pies» a convertirse en el jugador que todos recordamos. Y quizás es eso lo único que necesite: recordar cómo bailaba sobre el parqué.
Foto: EuroLeague Basketball
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