Tras dos décadas bajo el mandato de Jordi Bertomeu, la Euroliga ha empezado el curso 22/23 con una nueva ejecutiva. Dejan Bodiroga (presidente) y Marshall Glickman (CEO) son los dos nuevos dirigentes de la competición continental, que aspira a expandirse en nuevos mercados, aumentar los ingresos económicos y acercar posturas con la FIBA (de hecho, ya se ha adelantado el partido que la Virtus de Scariolo jugaba el viernes 11 de noviembre al miércoles 9 para que no coincida con el compromiso de la Selección Española en las ventanas).
En una entrevista al portal Sportico, de la que se ha hecho eco Eurohoops, Glickman ha explicado su intención de que la Euroliga se acerque al modelo estadounidense en cuanto a promoción del deporte, valorando las nuevas opciones de mercado y remarcando que un objetivo claro es mantener y fortalecer el crecimiento de los clubes ya participantes.
Más espectáculo
“Quiero que nuestros partidos, audiovisualmente hablando, se conviertan en un show, que sean más divertidos de ver. También quiero que hagamos más narrativa en nuestros canales digitales y en los medios tradicionales. Esto es una parte importante y lo que atrae a la gente”
Nuevos mercados
“Hay varios mercados que están buscando licencias de Euroliga ahora mismo. Nuestra liga está en los mejores mercados de baloncesto, pero éstos están en los mercados de negocio más débiles. El mayor potencial de negocio está en sitios que no están considerados mercados de baloncesto tradicionales. Hay un gran abanico de crecimiento en sitios como Francia, Alemania y el área de Londres. Cuando la NBA juega en Londres vende las entradas en dos segundos. Creemos que un equipo de Euroliga permanente allí podría tener éxito”.
Crecimiento de los clubes propietarios
“Queremos ayudar a nuestros clubes a crecer en sus mercados locales y regionales, encontrando un balance entre las mejores opciones de monetización promovidas por los propios clubes y las mejores monetizares por la propia liga”.
