El CSKA de Moscú va a disputar en Madrid nada menos que su duodécima Final Four de la Euroliga en las últimas trece temporadas. Esta estadística, que debería verse sin duda como algo muy positivo, produce en cambio cierto escarnio porque de las once anteriores solo han podido ganar dos: las de 2006 y 2008. Son los grandes damnificados por un sistema de competición que hace que los equipos se jueguen el título en dos partidos a vida o muerte en espacio de tres días después de haber estado batiéndose el cobre durante casi siete meses.
En marzo el ex entrenador del CSKA Ettore Messina declaraba al portal israelí Walla que la Final Four no le parecía un formato justo y que pensaba que la Euroliga debería decidirse con un playoff a varios partidos, como en la edición 2000-01, ganada, precisamente, por un equipo suyo (Kinder Bolonia). En dicha entrevista el técnico de Catania también aseguró: “Todos los entrenadores con los que he hablado opinan igual”. Y no solo los entrenadores.
Preguntado por la opinión de su antiguo técnico, el alero norteamericano Sonny Weems explicó a Gigantes: “A nadie le gusta (este formato). Cuando se trata de baloncesto profesional no puedes decidir la temporada entera de un equipo en un único partido. Debería haber una serie de playoffs para decidir el campeón, como en la NBA. Mira, la Euroliga es la competición top de Europa y debería basarse en lo que hace la mejor competición del mundo. Todos deberían tomar como ejemplo lo que hace la mejor Liga del mundo”.
Weems ya disputó con el CSKA las Final Fours de 2013 y 2014. En ambas su equipo perdió en semifinales pese a ser favorito. Porque a partido único el poderío económico del club ruso, que cada verano ficha lo mejor que hay en el mercado, no es tan decisivo.
La F4 es para el CSKA lo que fue el desfiladero de las Termópilas para el ejército de Xerxes. ¿Lo volverá a ser en esta edición?
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