El escándalo de corrupción que afecta a la NCAA ha puesto la competición universitaria patas arriba a tan sólo 40 días del inicio del curso. Varios entrenadores importantes salpicados por el caso han sido detenidos, y un histórico del college, Rick Pitino, ha sido despedido por la Universidad de Louisville, la que dirigía desde el año 2001, disputando 3 Final Four y levantando el título en 2013.
Aunque el técnico ha negado cualquier vinculación con los hechos, la investigación apunta a que Louisville es uno de los programas envueltos en el caso de fraude y corrupción. Tiene indicios de que Pitino participó en un plan para reclutar a un jugador estrella con sobornos a través de la marca deportiva Adidas, que viste a los Cardinals.
Tom Jurich, director atlético de la universidad, también se ha visto obligado a abandonar su cargo, y peligra la presencia de Brian Bowen en la plantilla de este año. Es el recruit estrella de los Cardinals, y presuntamente, uno de los posibles jugadores afectados por el caso.
Con esta tesitura será difícil hablar de temporada habitual para el conjunto de baloncesto de Louisville, que esta semana comenzaba a dar pasos para recuperar cuanto antes la normalidad. Y lo hacía anunciando nuevo técnico, un viejo conocido del baloncesto español, que a sus tan sólo 32 años se hace con el cargo tras ser asistente el pasado año.
Se trata de David Padgett, jugador formado precisamente en los Cardinals, que tras no ser drafteado en 2008 comenzó su carrera profesional en nuestro país, donde militó dos temporadas: en el CB Canarias y en el UB La Palma.
En 2011 cambiaba el balón por la pizarra, comenzando su carrera como técnico. La iniciaba como asistente en IUPUI, antes de volver a aterrizar en Louisville: dos años como director de operaciones y 1 como asistente al lado de Pitino.
Para asegurar la continuidad del exitoso programa, el presidente interino le ha nombrado ahora primer entrenador, aunque su tarea será complicada: tendrá que trabajar mientras sigue la operación federal que salpica al college, y soportar la presión de la pregunta que se hacen muchos periodistas: ¿acaso él no sabía nada? No parece un curso fácil para la Universidad de Louisville.
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