La noticia del fallecimiento del joven Rasmus Larsen sacudía a todo el baloncesto europeo. El joven ex Manresa no se presentaba a la cita para el viaje de su equipo a Oostende, saltando todas las alarmas. A sus 20 años aparecía muerto en su cama y pese a que la familia ha pedido que se mantenga en estricto secreto la autopsia parece que los motivos de la misma no son concluyentes.
El Spirou Charleroi ha vuelto a jugar en casa este fin de semana y el Spiroudome le ha rendido un sentido homenaje: octavillas con su nombre y su número, fotos en los bombos, un retrato presidiendo el calentamiento en el centro de la pista, su camiseta colgada del techo, todos los jugadores con camisetas con el nombre Rasmus y el dorsal 23. Pelos de punta.
Al descanso, sus compañeros portaban una enorme pancarta ante la atronadora ovación del público: ‘Para siempre en nuestros corazones’. No le pudieron rendir el homenaje deseado y acabaron cayendo por 61-81.