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Kenny Chery brilla en Francia a base de trabajo y constancia

Kenny Chery brilla en Francia a base de trabajo y constancia

Su pasado en la Liga Endesa le ayudó a crecer como jugador. Ahora, Kenny Chery es una de las caras más visibles de la liga francesa.

Mientras que muchos jugadores estadounidenses se obsesionan, en ocasiones de forma casi insana, con la NBA, otros intentan aprovechar el baloncesto FIBA como lanzadera para hacer carrera en Europa o mostrar al mundo su talento en busca de una nueva oportunidad en su tierra. Éste es el caso de un viejo conocido de la Liga Endesa como Kenny Chery (Montreal, 1992), que decidió hacer las maletas y venir al viejo continente tras recibir las calabazas de la competición norteamericana y no ser elegido en el Draft 2015. Y de momento no le va demasiado mal. Es uno de los nombres propios de la LNB Pro A francesa, donde desde este 2018 viste el uniforme del Boulazac Basket Dordogne y en la que es el quinto máximo anotador con 16.3 puntos por partido. 

Antes de llegar a Francia, Kenny Chery desembarcó en Hungría y posteriormente, ya en 2016, se mudó a España, donde jugó en el Real Betis y el Gipuzkoa Basket. Allí, según nos confiesa al otro lado del teléfono, dio un salto de calidad y aprendizaje importante. «Mi primer año, en el Real Betis, fue una gran experiencia para mí a nivel de aprendizaje. No jugué tanto como pensaba y cuando el entrenador empezó a tomar la decisión de cambiarme y dejarme más tiempo en el banquillo, traté de aprender en qué debía ser mejor jugador y en qué tenía que mejorar para tener éxito en la liga», nos explica el jugador. «Al año siguiente fui a San Sebastián y el entrenador Porfi [Profirio Fisac] me ayudó a lograrlo. Me dejó jugar como sabía hacerlo»

Chery habla de estar rodeado de grandes compañeros como uno de los principales motivos para crecer personal y profesionalmente, y no ve demasiadas diferencias entre la Liga Endesa y la LNB Pro A. «No creo que haya mucha diferencia entre la Liga Endesa y la competición francesa. Sí se nota en la velocidad y la capacidad atlética de los jugadores, pero ambas ligas son muy competitivas y juegas contra gente con mucho talento todos los días». Algo que le ha ayudado enormemente a mantener un crecimiento constante, como él mismo admite. «Para ser honesto, siempre he tenido la sensación de que se me ha visto como un ‘underdog’, que se me ha mirado sólo por encima, pero creo que puedo jugar en cualquier competición y a cualquier nivel. No lo digo en tono arrogante, sino con confianza en mí mismo», relata el jugador canadiense. «Empezar en Hungría… nunca había estado allí antes, pero acepté el reto y de ahí pasé a España, donde pude aprender muchísimo».

Trabajo duro y confianza en uno mismo

Si hay algo que Kenny Chery ha aprendido a lo largo de su carrera deportiva es que nada es regalado. Gracias a su trabajo y constancia, el canadiense pasó de jugar en un community college a vestir el uniforme de la Universidad de Baylor, para posteriormente cruzar el charco y además ser uno de los nombres que siempre aparecen en la agenda de la Federación Canadiense de Baloncesto. Todo a base de trabajo y preparación física y mental. «Trabajo mucho y muy duro. Entreno, veo vídeos, aprendo de otros jugadores. Hablo mucho con mi círculo de amistades e intento aprender, no sólo cómo desenvolverme dentro de la cancha, sino también fuera, para mantener la concentración. Estoy muy comprometido con el baloncesto y realmente aprecio lo que este deporte ha hecho por mí». Una mentalidad necesaria para hacer frente a las calabazas de la NBA y, aun así, encontrar la forma de reconducir una carrera deportiva con bastantes posibilidades. «Cuando no te eligen en el draft es frustrante porque se trata del objetivo principal. Pero me senté con mi familia, hablé con mis personas más cercanas y afronté la situación. Me apoyaron y me dijeron que no había llegado tan lejos para rendirme», nos explica Kenny Chery con una sinceridad abrumadora. «El trabajo duro da frutos y me dijeron que tenía que aprovechar la oportunidad de seguir trabajando duro y ponerme en una posición en la que se viese lo que soy capaz de hacer. Me encanta ganar y mostrar qué tipo de persona soy, dentro y fuera de la cancha. Puedo jugar en cualquier equipo, pero no sólo para anotar o repartir asistencias, sino para ser alguien de peso en el vestuario».

Estamos ante un auténtico basketball freak, que si nota su cuerpo más cansado de lo que se puede permitir, sigue yendo a diario al gimnasio aunque sea para ver vídeos de sus partidos y de los de sus próximos rivales. Un jugador con una obsesión por mejorar y seguir aprendiendo que puede llevarle hasta donde él quiera. «Me encantaría robar suerte en la Summer League de la NBA, pero si no funciona, mi objetivo es jugar en la Eurocup o la Euroliga, en los mejores escenarios posibles».

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