El veterano entrenador Ettore Messina, procedente de la NBA y actual técnico del Olimpia de Milán de Sergio Rodríguez y Luis Scola, ha sido el protagonista de la serie Aprender Juntos, que presentan BBVA y El País, en la que personajes relevantes de la sociedad se sientan para tener una conversación sosegada con un grupo de personas que le preguntan sobre diversos temas.
Messina hbla de cómo empezó en el mundo de baloncesto. «Nací en Sicilia en lo que se llamaba media burguesía. Mi padre tuvo la oportunidad de irse a Venecia para desarrollar su carrera. Era 1964, todo se hacía con teléfonos y en tren o en coche. En Venencia todo el mundo jugaba al baloncesto, era el primer deporte, se practicaba mucho en las canchas al aire libre que había en las iglesias. Empecé a jugar en un equipo, la Reyer, con unos 11-12 años», cuenta como introducción de la conferencia.
El público le va interrumpiendo moderadamente para entablar diversos temas de conversación. Repasamos a continuación algunas de las reflexiones que deja Messina:
(Sobre los tipos de liderazgo) «¿Pau, Kobe? Todos esos grandes campeones tiene una forma distinta de utilizar el liderazgo. Algunos lo hacen desde el miedo, subiendo mucho la presión sobre los compañeros para que éstos jueguen al límite de sus habilidades y no tienen piedad. Hay momentos en los que los jugadores están con más miedo de cara al líder que al entrenador. Podemos debatir durante horas sobre si el miedo es una manera correcta para empujar a la gente a llegar a su nivel más alto, yo no lo creo. Eso pasa en periodos cortos, no en una temporada entera: al a gente la quemas. Tim Duncan es todo lo contrario: hablaba muy poco y con la mirada ponía todo en su sitio, siempre con una actitud positiva. Es una manera distinta, incluyendo más que dividiendo. Puede ser que con un grupo de personas sea mejor presionar y con otro, rebajar la tensión. Hay otro ejemplo, Manu Ginobili, que lidera no sólo con ejemplo sino con entusiasmo en el sentido que, incluso enfadándose, es intervencionista, como yo, y se pone de cara al problema, no esperando que otro lo solucione»
(Las claves de la enseñanza) «El baloncesto es como la música: se enseña por partes y luego todo. No es como la matemática; tú puedes aprender matemáticas empezando con 2+2 y no tener ni idea de qué vas a hacer al final después de cinco años de matemáticas. En el baloncesto, cuando empiezas a jugar (a pesar de que tienes 10 años) tienes una idea de lo que es el caos y tienes una idea de lo que es jugar bien. Así como en la música: aunque no sepamos nada de música, nos gusta o nos parece cacofónico. Stravinsky no le gusta a nadie al principio, sólo a los entendidos. Una persona como nosotros, normal, sabe qué es armónico y lo que no es armónico: el baloncesto es igual. Entonces yo tengo que enseñarle al principio, darle una idea general y luego lo dividimos: 1×1, 2×2, 3×3, 4×4 y luego lo juntamos. Este es el proceso correcto. Si nosotros empezamos sólo ‘parte, parte, parte’, los jugadores se aburren y no se apasionan por el juego»
(Cómo evitar los errores) «Tener una relación sana con el error es importante. A mí me gusta decirle a los jugadores: ‘Dame un error nuevo’. Cuando repites un error mental, es por falta de actitud, atención, porque eres superficial… Eso no puedo aceptarlo. Si veo un error porque está intentando algo distinto o más complicado, me conformo»
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