- Artículo publicado originalmente en el número 1518 de la revista Gigantes del Basket correspondiente a marzo de 2022 que puedes conseguir aquí en papel
El Breogán, único ascenso en 2021, se clasificó para la Copa 32 años después. El equipo lucense compitió hasta el último instante ante el todopoderoso Real Madrid. Todo, tras vivir un sinfín de decepciones e incertidumbres a nivel deportivo y extradeportivo en los últimos lustros. Una Copa que el breoganismo disfrutó para cicatrizar heridas. Con dos lucenses en plantilla, así como con una afición devota y fiel. Y volvió a Granada caminando en círculos.
Volver al lugar donde fuiste feliz no está recomendado. Pero la «breoganada» era incumplir ese precepto. En Lugo, que no llega a los cien mil habitantes, el baloncesto es una forma de vida. El Breogán volvió a Granada, donde ascendió el 20 de junio de 2021. «Nos sentamos en el sector donde ascendimos», cuenta Dani Dorado, de la Peña Breogán.
32 años después de la anterior Copa jugada por el Breogán. «Éramos tres lucenses y ahora son dos, es la conexión entre aquella Copa y la actual», explica Tito Díaz, ex jugador de aquel equipo y hoy director general. Los dos lucenses son Sergi y Erik Quintela, hermanos. «Es un orgullo representar a toda la afición en la pista», afirma Sergi. Son dos breoganistas que juegan al baloncesto. «Son todo, son el ejemplo», describe Alba Prieto, jugadora del Ensino. «De pequeñito sueñas con jugar en el Breo», comenta Erik. «Me quedo con los dos Quintela juntos en pista», responde Esteban Varela, presente en Granada y padre de Fernán, primer entrenador del Ensino.
Una de las imágenes fue la llegada de Sergi con la camiseta de Salva Arco al pabellón. «Eligió entre dos camisetas y la que llevó fue la que no pude llevar este año», desvela Salva Arco.
El jugador más mediático es Džanan Musa. Tito Díaz destaca que «el breoganismo quiere jugadores como Musa y Musa quiere gradas como el Breogán». «Tenemos la mejor afición», recalca Musa.
En 2015, el Breogán perdió el ascenso en Ourense. En aquel partido, junto a los dos Quintela, estaba Juan Traseira: «Es una conjunción de milagros, una sinfonía perfecta, como un puzle que has completado a la primera», define la liga actual.
«He viajado a ocho de los diez», cuenta Dorado. «A donde vamos siempre hay un breoganista», recuerda Tito Díaz. Joel Castro describe su momento: «Con el triple de Marko Luković (cuando el Breo se coloca a dos puntos del Real Madrid) vi a gente que se le saltaban las lágrimas». Hay espacio para la ambición necesaria para crecer: «Mi final de partido fue de roto por dentro por perder una oportunidad histórica de jugar una final», comenta Traseira.
Los medios de comunicación conocen el breoganismo. «Es una inédita forma de amar, es el imperio romano», describe el periodista Alfonso Pardo. El periodista Miguel Álvarez valora que el Breogán «ha tenido que sobrevivir a gestiones deportivas negligentes». «Dudo que haya muchos clubes que sobreviviesen», sintetiza. Paco Basanta, periodista y ex jugador, recuerda que «se viene de una etapa especialmente difícil». «El Breogán estaba sentenciado y muerto 48 horas antes de esa asamblea», responde sobre la junta de agosto de 2016. Xoán Galán, jefe de deportes de Radio Galega, reivindica que «la afición está volcada» y «ha llegado a las ondas».
Xaime González Penelas recuerda el movimiento «Breoganismo en loita» («Breoganismo en lucha»). «Siempre lo comparo con la aldea gala que aguantaba contra los romanos», dice, en una coyuntura donde «había personalidades públicas que no veían futuro, pero el Breogán estaba hibernando como los osos». En esa misma línea se expresa David Prado, de la Peña Embreogados y autor de la canción conmemorativa del 50 aniversario: «No podía desaparecer esta historia y todo lo que se había labrado antes». Subraya dos versos: «o xurdir duns valores, o medrar cunhas cores» (El surgimiento de unos valores, el crecer con unos colores). Y se emociona cada vez que ve «que niños y mayores lo cantan». El liderazgo de su voz es imprescindible en el Pazo.
La Copa «es un hito, te da mucha visibilidad, el Breogán ocupa un sitio y ayuda como imagen para posibles patrocinadores», explica Tito Díaz. «Pusimos 110 abonos a la venta, pero había muchísimo breoganista, entre 300 y 500», revela. «Si tengo que elegir un momento me quedo con el recibimiento al bus. ¡Fue emocionante! ¡Tan lejos de casa! No lo voy a olvidar», se emociona. El director general reflexiona que «el Breogán es más que un fenómeno deportivo, es un fenómeno social» y «en una ciudad con poca industria y con renta per cápita baja».
Y sin olvidar la carismática mascota Maximus: «Es parte ya del Breogán, no se entiende sin Maximus, es una de las conexiones con los niños, fue uno de los atractivos de la Copa», explica Tito. Una mascota que acompaña a la plantilla y al club a cada acto con claro cariz solidario.
«Un equipo donde cualquier jugador se sentirá especial», reflexiona Sergi Vidal. Según Emir Sulejmanović, «el baloncesto en Lugo es todo, la gente vive para que lleguen los partidos». Álex López destaca que los breoganistas «lo viven mucho» y «el Pazo es muy mítico».
Una afición pendiente de su equipo en cada momento. «Los aficionados están conectados con el día a día del equipo», subraya Vidal. Alberto Corbacho comenta que «están constantemente informándose del equipo, publicitándolo» y reivindica que «jugar en el Pazo daba gusto».
Luis Casimiro fue ayudante de Ricardo Hevia en el Breogán en la ACB 1992-1993. Fue la primera temporada tras la inauguración del Pazo. En aquel Breo jugaba Velimir Perasović, que llegó a Lugo recién ganada la plata en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992. Casimiro afirma que, «al igual que la muralla está integrada en la ciudad, el baloncesto forma parte de la sociedad lucense». El actual primer entrenador del Betis opina que «la afición de Breogán es entusiasta y, sobre todo, es muy entendida por la gran tradición de baloncesto que ha habido siempre». Por eso mismo, el propio Perasović recibió una ovación prolongadísima y atronadora en marzo de 2019 cuando regresó al Pazo como primer entrenador de Baskonia trece años después de su anterior visita, cuando ganó con un triple sobre la bocina de Serkan Erdoğan. Previamente, había vuelto más veces como jugador y como primer entrenador rivales. El breoganismo tiene memoria, recuerda a los suyos y así lo ilustra Luis Casimiro: «Es una afición fiel, esté en la máxima categoría o no esté». «Estoy muy agradecido al público de Lugo, no lo esperaba», comenta Velimir Perasović sobre aquella, por el momento, última visita.
Lugo es ciudad de baloncesto y de deporte. Fernando Seoane es el jugador más importante de la historia del CD Lugo. Seoane explica que «el ambiente y las emociones del Pazo son un subidón total» y «el Breo es muy importante para la ciudad». «En Lugo se vive mucho el deporte y es súper bonito», expresa María Eraunzetamurgil, jugadora del Ensino. Laura Aliaga es la capitana del Ensino: «El ambiente es admirable, no tiene nada que envidiar a ningún pabellón tipo Real Madrid o Barça, lo viven mucho». Lo corrobora su compañera Alba Prieto: «Un ambiente que no viví en ningún sitio». Diego Ríos es lucense y primer entrenador del Levante, subcampeón de liga de fútbol sala: «Todo aquel que visite Lugo tiene que vivir el ambiente del Pazo, es un sentimiento instalado». Bibí Bouza es la presidenta del Emevé Lugo, único club español en Superliga masculina y femenina de voleibol: «Un espejo en el que mirarse, fue el primero en llevar Lugo por España».
«Compartir esto con gente con la que hemos viajado a muchos pabellones de LEB fue emocionante», dice Xaime. «Me sigue gustando el Breogán aunque esté en LEB», dice Esteban. Dos ejemplos de fidelidad. Dos breoganistas en Granada. «Permanece en el tiempo, conozco a aficionados de hace 50 años», recuerda Tito Díaz. «Entre mi gente encontraré la felicidad», que dice la canción. Es el Breogán, una ciudad y un orgullo. Lucensismo.
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