«Sinceramente, cuando llegué al equipo y me dijeron que tenía que empezar entrenando con chavales de 17-18 años que apenas conocía, me eché las manos a la cabeza, pero me están sorprendiendo de forma increíble». Pablo Prigioni explica así, en ACB.com, sus sensaciones al debutar en el banquillo del Baskonia, apenas 8 meses después de su retirada como jugador.
Las bajas de los internacionales han plagado el Baskonia de jóvenes esta pretemporada: el base letón Arturs Kurucs (17 años), el alero esloveno Jurij Macura (17 años), el alero español Miguel González (18 años), el alero estonio Sander Raieste (18 años) y el ala-pívot letón Rinalds Malmanis (21 años).
De ellos, Prigioni destaca «una actitud fabulosa y una intensidad muy buena» y que son capaces de «coger ya muchas ideas de jugar inteligente, de leer y reaccionar, que es lo más difícil para un jugador».
Esta explicación da una idea de cómo es Prigioni como entrenador: «El basket es un juego en el que el jugador tiene que ver qué pasa en la pista y reaccionar». El argentino quiere que su equipo comparta «mucho el balón» y que sus jugadores «tomen buenas decisiones en la pista».
Y uno de sus pupilos, Marcelinho Huertas, destaca la visión de Prigioni: «Es alguien que domina este juego y da mucha seguridad». El brasileño, además, explica que «la idea de ser entrenador en un futuro» y cree que tiene «la cabeza de entrenador» porque ser base «te hace llevar este punto de entrenador en la sangre».