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Descifrando a los Boomers: ¿por qué está siendo Australia tan competitiva?, por Andrés Monje

Descifrando a los Boomers: ¿por qué está siendo Australia tan competitiva?, por Andrés Monje

Australia es la sensación de los Juegos Olímpicos. Lo apuntaba tras triturar a Francia (87-66) y Serbia (80-95) en las dos primeras jornadas, con dos exhibiciones ofensivas, pero lo llevó al siguiente nivel frente a Estados Unidos, ante la que salió derrotada (88-98) pero compitiendo al límite durante 36 minutos, protagonizando en definitiva uno de los mejores encuentros de baloncesto FIBA que se recuerdan a nivel de selecciones en el último lustro.

Los Boomers están jugando sin complejos, agarrados al vértigo y con un estilo que engancha al neutral. Alegre, solidario y con máxima confianza. Sin embargo más allá de los resultados se esconde un equipo trabajado que no compite al máximo nivel (hasta el punto de poner en serios problemas al cuadro de Krzyzewski) sólo por ritmo y fe, sino por una serie de pilares colectivos que les hacen ser muy potentes.

¿Qué hay detrás de esta Australia? ¿Cuáles son los pilares de su éxito?

1) Lo colectivo, si fluido, vale por dos

Si bien la rotación es corta (sólo siete hombres por encima de 15 minutos por partido), la sensación de fluidez es absoluta y permanente. No es sólo que el ritmo de juego sea elevado por deseo, buscando maximizar los beneficios de la transición (por un lado desgasta al rival corriendo hacia atrás, por el otro genera puntos fáciles y buenos tiros en superioridades), es que además cada acción se desarrolla a gran velocidad. Juntar esos dos factores marca diferencias.

En la mayoría de las ocasiones el balón circula a mucha velocidad pero en las que no… existe algo que lo compensa. Cuando el esférico se detiene por ejemplo en manos de Andrew Bogut en poste alto, hay varios jugadores cortando y otros tantos bloqueando indirectamente. Es decir hay acción secundaria, existe un alto grado de movimiento sin balón. El ataque de Australia ofrece la constante sensación de que algo va a suceder para castigarte… y va a suceder pronto. Eso genera tensión mental defensiva. Porque el gran poder de Australia radica justamente en lo ofensivo.

Los roles se encuentran muy definidos, sea cual sea el formato en pista. El seleccionador, Andrej Lemanis, puede optar por quintetos de mucho tamaño y peso (Bogut y Baynes juntos), más ligeros (sólo uno de ellos en pista junto a un cuatro más móvil) o incluso más abiertos (con Andersen como cinco). Sin embargo en todos ellos los jugadores conocen su función -en buena medida porque suele ser simple- y la aplican. Muchas veces en el juego no se necesitan rutinas complicadas para dañar al rival porque lo realmente complejo para el adversario llega cuando cinco piezas interactúan de forma efectiva, aunque esta sea individualmente sencilla. Cinco piezas en movimiento generan mucha dificultad para la defensa.

Foto: FIBA

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Existen un notable número de automatismos a través del bloqueo, tanto directo como sobre todo indirecto, que se explotan a su vez con pases rápidos de mano, prácticamente sin botar. Australia cuenta con tres hombres muy solventes para atacar desde el bote (Dellavedova, Mills e Ingles) y sobre todo dos excelentes interiores poniendo bloqueos. Hacen mucho daño ahí.

Primero Baynes, con poca sensibilidad para tirar, pasar o finalizar pero efectivo en las pantallas. Y sobre todo Bogut, que sella exteriores con su cuerpo y además produce enormes ventajas al jugador de perímetro, tanto si es bloqueo directo (puede continuar al aro y su lectura del pase es sensacional) como indirecto (genera tiros muy liberados para sus compañeros y aunque no le computen como asistencia su influencia en el éxito es notoria).

Australia genera sistemas con gran amenaza espacial (a pesar de no estar teniendo buenos porcentajes, tienen muchos jugadores que pueden tirar de tres) y facilita la creación de líneas de pase, que luego aprovechan. Siempre se busca castigar en transición, ya sea primaria (contraataque puro) o secundaria (consiguiendo cierta superioridad numérica o desorganizando la defensa). Sin embargo hay rutinas para, en caso de necesidad (pocos segundos de posesión), contactar con Bogut en poste alto e iniciar cortes de todo tipo o bien acelerar la búsqueda de medio metro para Mills, el mejor ejecutor nato del equipo. Parecen siempre situaciones no forzadas, automáticas.

Hasta ahora Australia es el equipo que más asistencias reparte en el torneo olímpico (25.7 por encuentro) y, junto a Estados Unidos, el único conjunto que da al menos dos asistencias por cada balón que pierde (2.1). Producir ventajas reduciendo el error es una de las máximas del juego. Y los Boomers lo están logrando por lo eficiente de su sistema.

2) El valor real de Andrew Bogut

El nuevo pívot de los Mavs es el hombre diferencial del colectivo. Porque Australia se comporta de forma excelente como equipo, pero ese rendimiento crece a partir de ciertos aportes individuales. En 24 minutos de promedio en pista, Australia supera por casi 17 puntos al rival con Bogut en pista. Ante Estados Unidos la diferencia bruta fue nula (0), ante Francia y Serbia su equipo fue un punto por minuto mejor que ambas con su presencia en pista, un dato devastador.

¿Por qué es tan útil?

Foto: FIBA

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Asume múltiples funciones. Defensivamente protege el aro por tamaño y buena lectura, cierra bien el rebote defensivo y es fantástico en las ayudas. Ofrece mucha tranquilidad al perímetro saber que cualquier desequilibrio se encontrará después con Bogut cerca del aro. Es el ancla del sistema.

En ataque es igualmente esencial. Una de sus virtudes más desequilibrantes (y menos resaltadas habitualmente) es su capacidad de bloquear, es decir de causar daño con sus pantallas tanto sobre balón como sobre tiradores que buscan sin él su espacio para el lanzamiento. En un sistema como el australiano, con gran peso de esas acciones, esa cualidad se proyecta.

Pero además Bogut ejerce de generador en la estructura. Es decir se comporta como un base más, especialmente situado en poste alto, desde ahí observa y dirige. Ya no es que pueda dar el pase final (asistencia), es que interpreta toda clase de movimientos del resto y su visión de juego le permite tomar muy buenas decisiones.

Bogut es un foco creativo de primer nivel para Australia, del mismo modo que llegó a serlo para los Warriors. Sus exigencias a la hora de absorber tiros son muy limitadas y se reducen casi exclusivamente a continuaciones tras bloqueo directo con Dellavedova. Pero no le hace falta anotar para ser determinante en ataque.

3) Delly-Mills, el uno para el otro

El backcourt es muy importante en el funcionamiento ofensivo de Australia. El ritmo elevado provoca muchas situaciones para castigar y lo resolutivo es maximizarlas. Ahí entran en escena dos perfiles muy complementarios que logran ese objetivo. Y es que Matthew Dellavedova y Patty Mills son básicos en ese esquema.

Dellavedova no sólo ejerce como un fantástico defensor sobre balón (y soportando cambios de emparejamientos ante hombres más grandes), de gran intuición en líneas de pase y contagiosa actitud. No, Delly no es únicamente un dolor de muelas en su zona. Cuando ataca sabe jugar, no es visual ni efectista pero sí inteligente y efectivo. Sabe aprovechar sus cualidades, sobre todo encaminadas a mejorar al resto. No es un hombre de uno contra uno pero lee muy bien situaciones de 2×2 y con ventaja previa (que le pueda dar Bogut, por ejemplo).

Foto: FIBA

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Él es sobre todo director. Es el principal canalizador en estático. Ha repartido 34 asistencias en tres partidos (Francia, Serbia y Estados Unidos), pero además lo ha hecho perdiendo sólo 5 veces el balón (casi 7 asistencias da por cada balón que pierde). Es el paradigma de fiabilidad. No es creativamente prodigioso pero las líneas de pase que encuentra las completa y su forma de limitar el error le hace necesario en un sistema que, recordemos, se desarrolla a gran velocidad. No se le pide ser brillante, se le pide ser solidario y efectivo. Y lo cumple.

Mills es muy diferente. Porque genera poco para el resto pero es el foco al que todos buscan para finalizar. Es el gran ejecutor de Australia, el referente anotador. En Londres (2012) promedió 21 puntos por noche y en Río ha arrancado promediando casi 26 puntos por encuentro, con 3.7 triples convertidos. Castiga mucho sobre el bote, puede generarse sus tiros y arma el tiro a gran velocidad, pero su equipo le busca sobre todo a través del catch&shoot, donde es letal. Sin balón es muy resolutivo, es rápido y ágil superando bloqueos y muy inteligente para saber cuándo y cómo moverse.

Foto: FIBA

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Muchos de los bloqueos indirectos del esquema son para él. Representa en cierto modo el punto anárquico del sistema, en el sentido de que el pase es secundario en su caso (el único miembro del quinteto que actúa así), pero eso le atribuye una función necesaria. Mills tiene puntos en las manos y piernas (y actitud) para sobrevivir atrás.

No es un backcourt de tamaño pero su actividad le hace no ser castigado atrás (más Mills, ya que Dellavedova es un sólido defensor) y en ataque resulta muy compatible, ya que cada uno tiene funciones que el otro prefiere evitar. Delly se ha convertido en un timón en pista por su carácter ultracompetitivo, es un jugador que transmite energía y pasión sobre la pista, lucha cada balón, no esquiva jamás el contacto ni la batalla física y se vacía cada minuto. Es muy fácil para sus compañeros tratar de seguir ese ejemplo. Y eso acaba haciendo grupo.

Reconocía Bogut estos días que su principal deseo para la cita olímpica era «competir», mirar a los favoritos a los ojos y buscar derrotales, hubiese o no éxito. «Si salimos a la pista intimidados o tratando que nos firmen unas zapatillas o las camisetas será la mentalidad equivocada. He estado en equipos así antes. Seré feliz si salimos y competimos». Pocos como Dellavedova, líder espiritual en pista, para transmitir ese deseo de acabar con el grande.

4) Pegamento, rol e implicación

Los tres jugadores citados son los que marcan el comportamiento de la estructura. Pero existen varios más que tienen influencia sobre ella. Se podrían dividir en dos bloques. Los complementos principales y los jugadores de rol secundario.

En el primer grupo están Aron Baynes y Joe Ingles. El primero es importante por varios motivos: libera a Bogut de cargas en rebote (carga muchísimo el ofensivo) y defensas ante ciertos emparejamientos; directamente le sustituye cuando éste descansa y su técnico quiere tamaño en pista; y siempre sabe perfectamente qué hacer. Es grande y duro atrás, también tosco en ataque y sin talento creativo, pero comete pocos errores en sus decisiones y su lenguaje corporal es sobresaliente, incluyendo su capacidad para poner pantallas. Baynes es músculo en un equipo que necesita de él en la zona, sobre todo para cuidar los minutos de Bogut.

Ingles es el tercer generador clave de Australia, en la práctica un conjunto con tres bases. Es un jugador con recursos para anotar, ya que puede llevar hombres más pequeños al poste, tira bien de tres y penetra bien con su mano izquierda. Pero en Australia su rol es sobre todo procurar que el sistema que lanzan Bogut y Dellavedova coja velocidad. Ingles es sobre todo un continuador de ventajas en ataque y un perfil centrado en ser en cada momento lo que su esquema necesite de él.

Foto: FIBA

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Podría asumir más tiros, más responsabilidad, pero se le pide que alimente la circulación ofensiva. Su capacidad para pasar es excelente, también para llevar el pick&roll sobre el bote, por lo que ofrece un enorme desahogo en estático. Por un lado amenaza de tres puntos y por otro es capaz de acudir en ayuda para anotar. Pero lo principal con él es generar para el resto. Así Australia encuentra un sistema donde un base, un alero y un pívot pueden ejercer como faros ofensivos, resultando más sencillo adaptarse al rival para castigarle desde su posición más frágil.

El segundo bloque mencionado se refiere a los complementos secundarios. Son jugadores con mucho menos peso (habitual, que no puntual) en el sistema, al final la profundidad de rotación es un elemento que limita el nivel competitivo de Australia. Su primera unidad es fantástica pero en los descansos de hombres clave el rendimiento se resiente.

Kevin Lisch es una descarga de minutos para el backcourt, Ryan Broekhoff un recurso para abrir la pista (aunque acumula un 1/9 en triples en el torneo) y Cameron Bairstrow un recurso para formatos pequeños y más móviles. Quizás el hombre con mayor influencia en ese grupo sea el veteranísimo David Andersen. Y lo es por un motivo: el rol de interior que abre la pista.

Andersen tiene 36 años y conserva sus movimientos en el poste, pero es con diferencia el interior con mayor rango de tiro de la rotación, circunstancia que abre la baraja del pick&pop con los exteriores y saca a los pívots rivales de la pintura. Andersen tiene puntos en sus manos, como bien demostró ante Estados Unidos, y no necesita muchos minutos para causar impacto en los partidos. Esa virtud le hace muy útil, siempre considerando que en defensa puede sufrir considerablemente ya que no posee velocidad ni es capaz de proteger el aro.

La implicación es absoluta en el costado defensivo. El ritmo puede ser arma de doble filo para un equipo si descuida su transición defensiva o su actividad en las ayudas ante desequilibrios rivales, pero cada jugador en pista de los Boomers ofrece el máximo. Defensivamente el equipo no posee una estructura de élite pero sí le ayuda la existencia de grandes focos defensivos casi en cada puesto, ya que aparte de la solvencia que ofrece dos presencias de tamaño como Bogut y Baynes se le unen la capacidad de Dellavedova ante ‘pequeños’ rivales y el despliegue de Ingles, también muy rápido para su tamaño. Hay jugadores con acción defensiva en muchas áreas, capaces de afrontar muchas marcas diferentes. El cuadro de Lemanis funciona mucho atrás por la velocidad de las ayudas ante la penetración, concediendo más tiros exteriores, y ahí todos están involucrados.

Australia es, en cualquier caso, una selección que está sorprendiendo en Río por sus resultados. Pero tras esos resultados existen unas causas. Muchos factores que están desarrollando a un excelente nivel para irrumpir, en estos momentos, como una de las grandes (e inesperadas) candidatas a las medallas. No es casualidad. Los Boomers están en los Juegos para competir.

Y su plan demuestra que son capaces de hacerlo ante cualquiera.

Foto: FIBA

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