Francis Alonso ha vuelto a la Liga Endesa y lo ha hecho con una versión que recuerda al talento que siempre se le intuyó. Tras dos temporadas en Primera FEB con Movistar Estudiantes, el escolta malagueño ha encontrado en el Río Breogán el escenario ideal para reivindicarse. Su impacto en las primeras jornadas ha sido tan inmediato como sorprendente: puntos, eficacia y liderazgo en un equipo que ha encontrado en él una fuente constante de inspiración ofensiva.
A sus 29 años, Alonso ha aterrizado en Lugo sin grandes focos, pero con la determinación de ganarse un sitio en la rotación de Luis Casimiro. Hoy, cinco jornadas después, se ha convertido en uno de los exteriores más en forma del campeonato y su rendimiento empieza a llamar a las puertas de la selección española.
El éxito actual de Francis Alonso no se entiende sin el camino previo. Tras su etapa universitaria en Estados Unidos, el malagueño regresó a España para firmar con el Unicaja, club en el que se formó. Pasó por cesiones en Fuenlabrada y Oviedo, donde una lesión primero y la pandemia después marcaron su evolución, obligándole a reconstruir su confianza y a aprender a gestionar los contratiempos.
Aquel periodo fue decisivo: su paso por la LEB Oro le devolvió la seguridad y el trabajo junto a Luis Casimiro en Málaga le permitió dar un salto en su madurez. Vivir la experiencia de jugar en el equipo de su ciudad, con la exigencia y el cariño de su gente, le sirvió para entender el juego desde una nueva perspectiva. Esa etapa en Unicaja (2020-22) y la readaptación en el Surne Bilbao Basket tras su lesión moldearon al jugador que hoy lidera al Breogán: más sólido, más sereno y con una mentalidad profesional plena.
Un inicio de temporada sobresaliente
El comienzo de curso de Francis Alonso está siendo el mejor de su carrera. En apenas 19 minutos por partido, promedia 14,8 puntos, una cifra que habla de su eficiencia y su capacidad para producir en poco tiempo. Está firmando actuaciones de enorme regularidad, sumando 66 puntos en los últimos cuatro encuentros, y mostrando una puntería que roza lo excepcional.
Su 51,9 % de acierto en triples le convierte en el tirador más efectivo entre los 22 jugadores de la Liga Endesa que lanzan cinco o más triples por encuentro. Un registro que refleja no solo confianza, sino madurez en la selección de tiro y un entendimiento perfecto del sistema ofensivo del Breogán.
Los últimos 4️⃣ partidos de @francisalonso10
🔵 19 puntos
🔵 12 puntos
🔵 17 puntos
🔵 18 puntosCon un total de 12/23 triples
pic.twitter.com/IKgN1TOi82— Gigantes del Basket (@GIGANTESbasket) November 1, 2025
El dato que mejor ilustra su estado de forma es el true shooting del 79,6%, una métrica avanzada que combina todos los lanzamientos (de dos, de tres y tiros libres) y que sirve para medir la eficiencia global del jugador. Se trata de un porcentaje altísimo para un exterior, más aún si se considera que el 69% de sus tiros de campo provienen del perímetro.
Desde sus inicios mostró una mano privilegiada, y su temporada pico en Estudiantes (45,4% en triples), la primera, ya anticipaba lo que podía ofrecer si encontraba estabilidad y continuidad.
Pocos jugadores en Europa logran mantener semejante equilibrio entre volumen y acierto, y Alonso lo está consiguiendo con naturalidad, sin forzar ni monopolizar el balón (24,4% de uso). Su lectura del juego y su rapidez en la ejecución le están sentando como anillo al dedo al juego de Luis Casimiro, que busca un ataque coral y dinámico, siendo el séptimo equipo de la liga con mayor ritmo. El ejemplo más claro llegó en la última victoria breoganista, con un primer cuarto memorable de 38 puntos, donde diez jugadores diferentes anotaron.
Un Río Breogán más peligroso con él en pista
La influencia de Francis Alonso va más allá de las estadísticas personales. Con él en pista, el Río Breogán ha registrado 140,9 puntos por cada 100 posesiones. Su +14 en el balance +/-, en un equipo con un average global de -32 tras cinco jornadas, refuerza la idea de que su impacto va mucho más allá de lo individual. Cuando él juega, el Breogán compite mejor, anota más y se siente más cómodo y seguro.
Hoy, esa madurez se nota en cada tiro, en cada lectura y en su rol dentro del vestuario. Francis Alonso ha vuelto a la élite para demostrar que sigue teniendo margen de crecimiento. Si mantiene este nivel, su nombre volverá pronto a sonar entre las opciones para las próximas ventanas FIBA, una cita a la que no acude desde el clasificatorio para el Mundial 2023.
acb Photo / Carlos Castro
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