En los años 90 el Barça disfrutó de los últimos coletazos de dos de sus jugadores más extraordinarios, Juan Antonio San Epifanio y Audie Norris, pero no sólo de ellos. En esos primeros años se tuvo que enfrentar a un Real Madrid que había superado con creces las partidas de Fernando Martín y Drazen Petrovic, una dura competencia. Pero a mitad de la década recuperó algo de lustre con Aíto García Reneses al mando y con jugadores bregadores que hicieron dura la batalla contra los blancos, liderados por Arvydas Sabonis en aquella época. Uno de los que pasó incomprensiblemente de puntillas por el buen sabor de boca que dejó fue Corey Crowder.
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Crowder jugó con los Panthers de Kentucky-Wesleyan, donde estuvo cuatro años, y de ahí saltó a la NBA. Pudo ser parte de los Jazz de los 90, ya que disputó con ellos la temporada 1991/92. Pero, viendo que ahí no iba a tener futuro, abrió el abanico y pensó en Europa. En el Verona estuvo un año. En 1993 vio la oportunidad de unirse al Barça sin estar en la planificación inicial y el resultado fue magnífico: ayudó a ganar la Copa del Rey. Pero su matrimonio con los culés no acabó ahí. Sí momentáneamente, ya que el ser destacado le valió la llamada de la NBA por segunda vez, ahora de los Spurs. Tuvo que salir de la NBA y se quedó en Estados Unidos compitiendo en la CBA con un equipo de Dakota del Sur, pero el Barcelona le volvió a reclamar. Era la segunda ocasión en la que entraba en el esquema de Aíto pese a no empezar la temporada con el equipo e iba a ser la segunda ocasión en la que triunfara. Si en 1994 fue la Copa, en 1995 fue la Liga. Aquellos fueron sus grandes éxitos en el baloncesto. Tras ello alternó la CBA con equipos franceses como el Pau-Orthez, el ASVEL o el Cholet, paso entre medias por el C.B. Murcia después de salir de nuevo del Barça y por Israel para jugar en Holon.
En el Barcelona tenía el cometido de ser un perro de presa en defensa pero con la difícil tarea de no desentonar en ataque. Cumplió a la perfección. En la primera campaña, 13’5 puntos de media; en la segunda, 12’1 puntos. Su trabajo de temporero no le sirvió para quedarse como fijo pero sí para, pese a ello, hacer su trabajo lo mejor que pudo.
Endesa Basket Lover contactó con él en 2012 para recordar su paso por España:
«Mi tiempo en España ha sido uno de los mejores de mi vida. El modo en el que los españoles viven y cómo me trataron es lo que siempre recordaré sobre todo. Me encantaba cenar a las diez de la noche y salir hasta las siete de la mañana de fiesta. ¡Qué vida! Jugar para el Barcelona fue una de las grandes recompensas de mi vida. Sé exactamente por qué son campeones todos los años: por la organización, porque todo está trabajado para que ganen… ¡Y también porque no quieren que el Madrid gane!»
«Ganar la Copa y también la Liga es uno de los momentos más brillantes de mi carrera en el baloncesto. Jugar con el gran Epi, el gran Darryl Middleton, Tony Massenburg, Fred Roberts, ‘Cuki’ Galilea y Quique Andreu y también ganar con estos tipos siempre permanecerá en mi memoria. Mi sueño es visitar algún día Barcelona de nuevo y sentarme con mis amigos para hablar del tiempo que compartimos juntos»
Corey Crowder, que se retiró en 2005, es ahora igualmente famoso por uno de sus cinco hijos. Jae juega en la NBA, algo que comparte con su padre. Desde 2012 hasta ahora ha pasado por equipos como Mavs, Celtics, Jazz o Heat, con Corey de guía espiritual.