![[Historias de 2022] Marc Gasol, una mente maravillosa para trascender](https://www.gigantes.com/wp-content/uploads/2022/12/marc-gasol.jpg)
Marc Gasol no es un deportista como los otros y ésta tampoco es una historia como las demás. Girona se convirtió el pasado mes de junio en la cuarta ciudad con menos habitantes con un equipo en la Liga Endesa, pero eso es lo de menos. Lo importante es el por qué y el cómo, que nada tienen que ver con los otros éxitos deportivos que resume esta revista especial.
El mediano de los Gasol llegó a Girona en el 2006 sin una dirección clara en su vida deportiva y se encontró con una ciudad que pasó a ser su familia. El pívot solía comer cada día en La Cooperativa con Rosa, donde fue digiriendo un crecimiento como jugador que le llevó a ganar unas cuentas medallas y un anillo de campeón de la NBA. Estaba pasando por un momento anímico muy delicado y Fontajau lo cambió todo. Unos años después, decidió que valía la pena rechazar ofertas de medio mundo para devolverle a la ciudad lo que la ciudad le había aportado a él. Do ut des. “La gente que me rodea lo entendió y me animó. Si habláramos de otra profesión, de un cocinero que lleva tiempo trabajando en el extranjero y quiere abrir un restaurante en Girona, no se hubiera montado tanto revuelo”.
Cuando Gasol empezó a liderar el proyecto del Bàsquet Girona se imaginó un ambicioso plan que tenía que acabar con el equipo en la Liga Endesa, pero la estrategia diseñada no tenía prisa y el alma mater del tinglado visualizaba el objetivo a medio o largo plazo. Primero había que consolidar socialmente el club e ir madurando la propuesta deportiva dando pasos hacia delante. La realidad superó las previsiones más optimistas y el conjunto catalán ya está en la ACB. La victoria contra el Movistar Estudiantes fue la gesta definitiva de una temporada con final épico que fue de menos a más.
Después de lesionarse durante las semifinales de la fase final, Gasol hizo un sobreesfuerzo titánico para jugar el partido decisivo. El pívot catalán fue titular para tranquilizar a unos aficionados que convirtieron Fontajau en un pabellón ACB. El héroe local se dejó la piel sobre el parqué y acabó con 11 puntos y 8 rebotes. «Hicimos a mucha gente contenta. Demostramos un gran sentimiento. La ciudad de Girona y toda la provincia nos apoyó y eso es el deporte; sentimiento y pasión», resume. «Para mantenerme fuera de pista, tendría que haber estado sin poder andar. Me guardé la poca energía que tenía en la rodilla para ayudar a cerrar el partido».
Marc es el único jugador de la Liga Endesa que se siente local en todos los pabellones, donde toda la atención recae sobre él. “Soy alguien que no disfruta especialmente con eso porque siempre he sido una persona muy privada e introvertida, pero entiendo que es una forma más de impulsar el proyecto. Es una manera de transmitir lo que se pretende con este club de baloncesto. Intento demostrar a los compañeros una manera de interactuar con la prensa, los entrenadores, los aficionados… Intento inspirar a las nuevas generaciones. Los niños y las niñas que tenemos en la base tienen que tener un referente más”, dice.
Gasol compagina el trabajo de estrella con el de presidente. “Hay días en los que no tengo tiempo ni de encender la televisión porque tengo muchas reuniones, me gusta llevar a los niños a la escuela y quiero ir a cenar con mi mujer”. No hay precedentes de algo así, pero él está acostumbrado a inventarse su propio camino. “Como presidente soy más tranquilo que como jugador. Tengo más reflexión y soy muy colaborativo. El corazón no va tan disparado como la pista, donde vives mucho de la intuición y la emoción. Intento apoyar y empoderar las áreas que tenemos en el club. Intento ser muy creativo, animar a que la gente sea valiente. Se tiene que aprender del resto, pero tenemos que crear nuestra propia manera de hacer las cosas. Tenemos que ser valientes, cometer muchos errores y solucionarlos con autocrítica. Podemos tomar riesgos, pero si nos equivocamos eso no nos supone un gran gasto”, argumenta. Durante sus años en la NBA fue apuntando ideas que ahora le sirven de inspiración.
Las cosas han ido más rápido de lo que había imaginado, pero ahora no piensa frenar. “Por mi manera de ver el proyecto, la parte deportiva evolucionó demasiado rápido. Habíamos hecho crecer mucho la base, que para mí era muy importante. Pusimos en marcha equipos femeninos, que para mí era una pata importantísima del proyecto y sumamos sinergias con el Uni Girona. También creamos un equipo profesional de 3×3. Todo eso nos aporta otra dimensión y nos obliga a tener retos diferentes. La parte deportiva tiene un 33% de importancia. El deporte es una herramienta para educar y demostrar los valores que tiene este club y que son diferentes. Para mí es igual de importante ganar como proyectar una determinada imagen”, asegura.
“Intentamos no consumir plásticos desechables, tanto nosotros como los aficionados. Queremos ser una referencia. Necesitamos vehículos, pero queremos que sean eléctricos. Nos queremos mover de manera sostenible, no queremos dejar una huella carbónica muy grande. A veces tenemos que viajar en avión o en autobús, pero queremos compensarlo para ser casi neutros. Estanos trabajando para mejorar la instalación. Además, acentuamos la integración social, ya sea con el equipo de baloncesto en silla de ruedas o con acciones con otras instituciones. Estamos creciendo mucho y vivimos las cosas con mucha intensidad, pero el proceso está siendo muy enriquecedor. Destinamos muchos esfuerzos a ello para que la gente viva una experiencia más allá del partido y adopte buenos hábitos”, adelanta.
Para liderar el proyecto deportivo Gasol rescató a Aíto García Reneses, que estaba matando el gusanillo trabajando un par de días a la semana con los jóvenes de mayor proyección del Joventut Badalona. La ilusión se disparó. Un día después de abrirse el período de nuevas altas para abonados, el club agotó todas las localidades disonibles en Fontajau, donde cada partido se roza el lleno.
Uno de los retos de futuro es el de imaginar el Bàsquet Girona sin Marc Gasol. “Este club será sostenible sin mí. He sido muy cuidadoso a la hora de elegir a nuestros socios para que se sientan muy valorados y tengan una visibilidad muy clara. Cuando esto se transforme en una sociedad, hay mucha gente que tiene ganas de sumarse porque se ve reflejada más allá del tema deportivo. Es aquí donde somos diferenciales. Queremos competir y ganar, pero hay proyectos sociales que trascienden más”, insiste.
El regreso a Girona le ha permitido acentuar la fundación que comparte con su hermano Pau. “La fundación hace una tarea muy buena y hemos trabajado con más de 1.000 familias. En Girona hicimos un proyecto para educar a los padres y las madres con talleres culinarios. La nutrición, el ejercicio físico y el aspecto emocional son muy importantes”, explica con la misma pasión con la que hace unos años se embarcó como voluntario en un barco de Open Arms. “Mantengo una relación constante con mucha gente de aquella misión. Soy sincero. A mí me ayudaron mucho. Cuando llegamos a Mallorca teníamos un equipo de apoyo psicológico, pero a mí no me hizo falta. No porque fuera más fuerte que el resto sino porque los profesionales y los voluntarios de Open Arms ya se habían encargado de ayudarme y de hacerme sentir protegido. Me explicaron el problema, cómo intentar solucionarlo y los retos que teníamos. Mi responsabilidad es darles visibilidad porque vi su trabajo en primera persona. Su mentalidad delante de una situación de vida o muerte es especial. No dudan y aprendí a relativizar muchas cosas. Mi relación con ellos durará siempre”, reconoce.
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