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‘Homo Politicus’. Recuperamos el reportaje de Quique Peinado a Savané, nuevo fichaje del Estu

‘Homo Politicus’. Recuperamos el reportaje de Quique Peinado a Savané, nuevo fichaje del Estu

Rezaba de pequeño por la libertad de Mandela, conoció y admiró al Ché Africano, vio cómo se llevaban a la cárcel a su padre, exministro en Senegal, por motivos políticos, y su madre, histórica feminista africana, aceptó que fuera a la Escuela Naval norteamericana por consejo del expresidente norteamericano Jimmy Carter. Es Sitapha Savané, el jugador intelectualmente más interesante del baloncesto español.

Un día, cuando Sitapha tenía 15 años, tocaron a la puerta de su casa mientras cenaba con su familia. Venían a detener a su padre, Landing Savané, por oponerse al régimen político que gobernada en Senegal, y cuando miraron por la ventana vieron cómo su calle estaba rodeada de policías que tapaban las salidas para que no escapara. Cuando se lo llevaron, Marie-Angelique, la madre, agarró al futuro jugador y lo metió en el coche. Se saltó una de las barreras policiales para seguir al vehículo que se llevaba a su marido. “Cuando pasa una de estas cosas, nunca sabes qué le pueden hacer en las primeras horas, hasta que llega la atención internacional. Mi madre temía lo peor, así que fue detrás y yo iba con ella. Es algo que te marca, aunque también te digo que iba menos preocupado de lo que debería porque iba con ella. Es la persona más fuerte que he conocido nunca”, dice el jugador del Fiatc Joventut.

Los padres de Savané se conocieron en mayo de 1968 en París, en una reunión política ligada a los movimientos estudiantiles y obreros de aquellos días. Eran de la misma zona de Senegal y, además, compartían un parentesco familiar lejano. “Mi madre cuenta cómo le impresionó y le enamoró mi padre en esa reunión”, dice hoy Taph, sonriendo. Ellos marcaron su vida y su forma de ser. “Tanto, que las parejas de mi hermano y mía son mujeres de mucho carácter, como mi madre”, añade. Marie-Angelique, feminista, católica y revolucionaria, ha trabajado para Naciones Unidas (por eso Taph vivió en Ginebra y Nueva York) y Landing, que fundó varios movimientos marxistas en los 70 en Senegal, llegó a ser ministro de Industria y candidato a la presidencia del país. Ellos forjaron el carácter de Taph, el menor de dos hermanos. Pero no solo ellos: “Nelson Mandela, como para cualquier africano, es una referencia para mí por su lucha. De pequeños rezábamos en el colegio porque lo liberaran y porque acabara el Apartheid”, dice Taph, que reconoce como otra de sus grandes influencias a un personaje mucho menos conocido en Europa: Thomas Sankara.

A Sankara lo llamaron el ‘Ché Africano’. Llegó al poder en Burkina Faso en 1983, y su gran carisma fascinó al matrimonio Savané, que se hizo íntimo amigo suyo. Sankara estatalizó las tierras, redujo la influencia exterior (era un antiimperialista militante), hizo crecer los derechos de las mujeres y promulgó el panafricanismo, buscando que todas las naciones se unieran para acabar con la influencia exterior que, según él, expoliaba los recursos africanos y los mantenía en la pobreza. Su gobierno duró cuatro años, hasta que fue asesinado por un antiguo correligionario, Blaise Compaoré, que todavía hoy preside el país. La mujer e hijas de Sankara se refugiaron en la casa de los Savané tras el asesinato. El padre de Taph medió personalmente ante Compaoré para que no las matara y pudieran salir del país. “En estos casos, los tipos como Compaoré buscan acabar con la familia de los que asesinan para que no haya un heredero político en el futuro”, cuenta el pívot. “Recuerdo a la mujer y las hijas, y a mi madre llorando como nunca la había visto. Sankara representó la esperanza de un hombre que se levantó por su pueblo, pero una vez más, como siempre en la historia de África, la influencia de potencias exteriores acabó con su intento de rebelión y puso al frente del país a un dictador más. Sankara fue un ídolo para mis padres y lo es para mí, como para muchos africanos”, añade.

Savané, homo politicus

Su historia familiar, su propia inquietud y el carácter que infunde África han hecho de Savané un tipo que cree que casi nada en la vida se puede separar de la política. “Creo que hay que indignarse, pero también implicarse, como escribió Stephane Hessel [Autor del libro ‘¡Indignaos!’, la espita de muchos movimientos de protesta en Europa]. Mis padres me enseñaron que hay que tener unos principios, aplicarlos y estar preparado para las consecuencias de tenerlos”, analiza. Por eso, Taph no se calla: “Todos nos alegramos de la unanimidad en la reacción de los dirigentes políticos mundiales ante la muerte de Mandela. Pero estoy de acuerdo con Obama: muchos de los que estaban llorando, en sus países realizan actos que traicionan su lucha. En el caso de Rajoy, por ejemplo, con las cuchillas en la valla de Melilla, y como él dirigentes de muchos otros países que estaban allí”, dice.

A través de su fundación Canaria Yakaar fomenta el trabajo en África para facilitar el desarrollo de sus ciudadanos. Cree que a veces la cooperación internacional tiene demasiados tintes de negocio, por lo que buscar una acción que, por ejemplo, facilite microcréditos para que sean los senegaleses quienes emprendan sus propios proyectos y sean autosuficientes. Cuando era (más) joven, pensaba que la solución para llegar a realizar los cambios que quiere para su país era ser presidente. Ahora piensa que con su fundación se pueden lograr muchas cosas en el terreno, pero sigue sin descartar optar a dirigir su país, como hizo su padre. “Ahora creo que hay otras formas de lograr cosas, como la fundación, pero siempre voy a estar interesado en la política. Si alguien cree que yo puedo ser presidente de Senegal y me lleva, posiblemente diría que sí”, sentencia.

Estadounidense y español, pero siempre senegalés

Savané vivió en Ginebra y de los 14 a los 21 años en Estados Unidos, por el trabajo de su madre. Ha pasado largas épocas en Francia y reconoce que lleva nuestro país en el corazón. Pero, a pesar de su vida nómada, tiene su alma en Senegal. “No solo me pasa a mí, supongo que a cualquier senegalés. Es nuestro lugar en el mundo, y cada segundo que pasan fuera están deseando volver. Mi futuro está entre España y Senegal, buscando negocios para invertir en África y que esas empresas no expolien el continente, sino que favorezcan a los africanos. Cualquier senegalés que sale fuera lo hace porque no tiene ni una sola opción digna en su país, porque si no nos quedaríamos todos. Por eso duele especialmente cuando ves un recibimiento negativo a los inmigrantes, porque sabes qué están pasando y que vienen a hacer los trabajos que aquí nadie quiere. Cualquier político que generalice sobre los inmigrantes y fomente la xenofobia es un mediocre, porque trata de culpar al que viene de fuera de quitar a los españoles el trabajo que esos políticos no son capaces de crear”, analiza.

Un hombre de formación y vida privilegiada no ha sufrido demasiado el racismo. “Cuando tienes pasta, no eres ni blanco ni negro, eres verde”, dice Savané, en referencia al color del dinero. Hijo de un musulmán y una católica, toda su educación ha ido encaminada a la tolerancia y el activismo político. Por eso, en su casa cayó como una bomba que decidiera estudiar en la Academia Naval estadounidense. “El ejército siempre ha sido el brazo armado del poder, y el ejército se llevó a mi padre. Pero yo decidí estudiar allí porque sabía que me podían transmitir muchos valores necesarios para mí, como por ejemplo la disciplina. Mi padre lo entendió más, pero mi madre era muy reacia a mi decisión. Hasta que el expresidente Jimmy Carter, con el que trabajaba, le dijo que él había estudiado allí y que iba a ser muy bueno para mí”, cuenta riendo. Aun así, su visión del ejército estadounidense sigue siendo crítica. “Al final, el ejército solo ejecuta lo que dicen los políticos, pero la política exterior de los Estados Unidos ha sido nefasta, no hay más que ver qué ha ocurrido en los últimos lugares en los que ha intervenido, como Afganistán o Irak. De la era Bush ya se puede decir poco más… Y Obama me ha decepcionado. Entiendo que el sistema es muy difícil de cambiar y que ha estado atado de manos en muchas cosas, pero no puedo evitar que haya sido una decepción. Discuto mucho de estos temas con antiguos compañeros míos de la Academia Naval que hoy siguen siendo militares”, relata.

Hombre político, activista, deportista. Nada puede separarse de la figura de Sitapha Savané, el tipo que destruye tópicos y no parará nunca en su lucha. Un hombre de una pieza. Una vida donde baloncesto es solo una herramienta.

“Menos blanco y de derechas, me han llamado de todo…”

Hace unas semanas, Sitapha Savané tuvo un encuentro con jóvenes independentistas catalanes. En la charla, habló de fomentar el diálogo, se mostró comprensivo con las demandas de los independentistas y criticó lo que cree que es una postura inmovilista del gobierno de Rajoy. Sin embargo, casi todos los titulares hablaron de que había dado su apoyo a la independencia, algo que no se sostiene si se lee lo que dijo en su totalidad. Savané, indignado, cargó contra quienes cambiaron el sentido de sus palabras. “Hablar sobre Cataluña en un acto y que pseudo periodistas que ni estuvieron metan en tu boca justo lo contrario de lo que dijiste. En fin…”, escribió en Twitter. “Solo hablé de diálogo, de que en Cataluña casi todas las personas que conozco están a favor del derecho a decidir y de que no comparto la postura del gobierno de Madrid, tan cerrada y sin buscar otras opciones. Siempre defenderé el diálogo”, señala. “Sabía que esto podía pasar y lo asumí. Me han llamado de todo, menos blanco y de derechas… Esto demuestra que cada vez estamos menos preparados y dispuestos para el diálogo, y así no se va a ninguna parte. Pero creo que los deportistas tenemos derecho a hablar igual que los demás, aunque, vista mi experiencia de cómo se ha sacado todo de quicio, entiendo que no lo hagan. Y también estoy en contra de que se trate de obligar a un deportista a opinar de lo que no quiera. Además, no sé por qué va a valer más la opinión de Xavi o Piqué que la de un profesor, que está más preparado…”, señala.

Cuestionado sobre si en el vestuario de la Penya se habla de actualidad y política, responde: “Hablo mucho con el entrenador Salva Maldonado. Y de la consulta y la independencia sí que se habla. Tenemos un equipo joven, pero me ha sorprendido cómo nuestros chavales saben lo que dicen y lo expresan con buenos argumentos, algo que no siempre ocurre en el resto de la sociedad, seas de una opción o de otra. Lo de que los deportistas no son listos es un tópico injusto”, acaba Savané.

Esta entrevista fue publicada en el número de enero de 2014.

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