Contaba Gaby Deck a sus cercanos en su infancia en Colonia Dora, su madre tras limpiar autobuses y su padre que trabajaba en la alfalfa, había noches que mandaban a sus hijos a la cama pronto porque en casa esa jornada no había mucho para comer. Prefería que lo desayunaran y tuvieran energía para el día. No era lo habitual irse a la cama con hambre, pero algunas noches en su humilde casa en Colonia Dora, un pueblo de 2.000 vecinos, en casa de los Deck tenían que tomar esa decisión.
El día que Real Madrid necesitaba hambre para compensar la falta de energía y de forma física ha sido este cuarto de final donde Valencia venía con una gran racha de victorias en ACB y tras batir al CSKA. Deck venía esta temporada con las dudas del estómago agradecido de los tiempos de la mano de Campazzo, con esos cantos de sirena de la NBA y con un irregular rendimiento. Si es cierto que Enero ha ido despertando algo en el “Tortu” y se le han ido viendo más cosas de las del primer trimestre de la 19-20.
Hoy ha metido casi todo en tiros de 2, sus penetraciones mano cambiada, extensiones con dos más uno. Protagonista de la pizarra de Laso en el final de cuarto, de costa a costa, de Colonia a Dora. Ayuda en el rebote con los problemas de faltas de Tavares. Dureza mental todo el rato. Desde la posición de 4, Thompkins y él han dominado a los valencianos con 46 puntos y 10 rebotes.
El hambre gestionada cuando no hay mucho que comer. La sucesión de partidos de importancia media y la llegada de un partido con importancia muy grande. Pocas palabras y el ruido en medio de un silencio relativo. Obviamente la plantilla del Madrid había ido rumiando favoritismos y opiniones para irse alimentando de razones. Razones para competir bien el día que es necesario.
