Se cumple una década de Sergio Llull en la Liga ACB. Y el base menorquín repasa sus recuerdos en una entrevista de la propia competición en la que se van rescatando imágenes destacadas. Debutó con 18 años con el Ricoh Manresa en un partido en La Casilla de Bilbao y se ha convertido en uno de los emblemas de nuestro baloncesto.
Este verano su marcha a Houston parecía inevitable. Pero finalmente se quedó a este lado del Atlántico para seguir sumando hazañas a su trayectoria. Estas son sus consideraciones de sus diez primeros años ACB.
Una década. “Muy satisfecho por llegar a esta cota. Lo que quiero es seguir muchos más a buen nivel para ayudar a mi equipo. Una carrera, hasta ahora, muy bonita”.
Debut en La Casilla: siete minutos, dos puntos. “Recuerdo muchos nervios… y que sumé dos puntos con una canasta que no fue por tapón ilegal tras dar el balón en el tablero”. El serbio Milan Majstorovic no pudo evitar que la cuenta anotadora del balear comenzase.
Consejo para los jóvenes. “Es muy importante tener referentes dentro de tu equipo, que te ayuden y te guíen. Es lo que ahora intento hacer con los chavales. A mí, por ejemplo, Rafa Martínez me ayudó muchísimo desde el primer día, estaba muy pendiente. Siempre le estaré muy agradecido”.
El momento más especial de estos diez años. “Es difícil elegir sólo uno. Tengo tres o cuatro… Aquel primer cuarto de la final del año pasado contra el Barça, en el que entraba todo. La Copa del Rey en Barcelona. Pero si me tengo que quedar con uno… sería el triple de la Copa de Málaga. Fue algo histórico”.
Real Madrid. “Desde pequeño era un sueño. Primero lo era jugar al baloncesto y desde siempre fui del Madrid. Cuando fichas por uno de los mejores equipos de Europa, es un sueño hecho realidad. Pero también es cierto y siempre lo digo que si no hubiese pasado por Manresa, ahora no estaría aquí. Me formaron como jugador y como persona y maduré muy rápido”.
El aeroplano de Mahón. ¡Qué bueno que te quedaste!
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