El confinamiento obligado en muchas partes del mundo por el coronavirus está permitiendo conversaciones interesantes con deportistas profesionales. En Gigantes del Basket, por ejemplo, nuestra iniciativa Gigantes sin Basket. Rescatamos ahora una con un exjugador. ‘El Chapu’, Andrés Nocioni, ha tenido una de la que sacar momentos de interés con el periodista argentino Carlos Altamirano a través de Instagram.
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A rescatar, por ejemplo, una reflexión que hace sobre si se ha destacado demasiado el carácter entre sus aspectos positivos por encima de sus indudables aptitudes:
«En mi juego evolucioné mucho. Si te vas a cuando empezaba, ahí sí que era muy físico. Al final de mi carrera incorporé un tiro que me dio la gran oportunidad de seguir jugando de ‘4’, que para mí fue importante. Siempre me adapté a todos los esquemas de los equipos, trataba de aterrizar en cada uno de la manera en que demandara lo menos posible de ellos»
«Mi personalidad es un gran valor, yo lo reconozco. Cuando era joven, me jugaba malas pasadas. Me peleaba mucho, temperalmentalmente era muy fuerte y me distraía de otras cosas en las que sí me tenía que enfocar. Le hice mucho caso a León Najnudel, que me dijo que prefería que me sobrara temperamento a que me faltara. Al que le sobra lo va puliendo con madurez y con el tiempo, lo va tallando para usarlo como un arma propia. Ahí también demostré mi madurez porque no era nada fácil de llevar cuando era joven»
También discute sobre su Generación Dorada y cómo se intenta trasladar al fútbol:
«Yo no le hago caso a eso. Que somos el ejemplo del mundo, que el fútbol nos tiene que seguir… Nosotros fuimos un equipo como cualquier otro. Tuvimos cosas muy buenas, pero también negativas: había problemas, había peleas, a veces salíamos en alguna escapada cuando éramos jóvenes, etc. También dicen que había problemas en Chicago con Michael Jordan: normal, pero se quedan dentro del vestuario»
Por último habla la dureza de los técnicos cuando él empezaba, el cambio de directrices que se han hecho con el tiempo y el ejemplo perfecto de Ivanovic en el Baskonia:
«Los entrenadores serbios estaban muy cotizados en aquella época, estaban en los mejores equipos del mundo. Dusko Ivanovic, por ejemplo, era básicamente un colador: se fichaban veinticinco jugadores durante la temporada, pero sólo ocho eran los que al final jugaban. Yo fui afortunado y aguanté. No era fácil aguantar ese ritmo, físico pero también de cabeza. El no poder cortar con el básquet no hacía bien y con el tiempo se cambió esa filosofía. Hasta Dusko Ivanovic es mucho más suave de lo que era antes. Pero es cierto eso de que hubo muchos talentos que se quedaron en el camino por no poder soportar el rigor de los entrenadores de esa época»
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