Un auténtico quebradero de cabeza. Eso ha sido la búsqueda del base para el F.C. Barcelona este verano. Tyrese Rice, Malcolm Delaney, Will Bynum… y al final, Carlos Arroyo.
Uno de los favoritos en la lista de Joan Creus para el F.C. Barcelona Lassa era Sam Van Rossom. Sin embargo, un cúmulo de circunstancias hicieron que el club blaugrana no pudiera acometer su fichaje.
Recapitulemos. El Valencia Basket ficha el pasado 10 de julio al internacional francés Antoine Diot que puede ocupar las posiciones de base y de escolta. Y con este movimiento y su versatilidad toma la delantera a cualquier operación que intentara el Barça sobre sus jugadores.
El 18 de julio el club de la Ciudad Condal presenta una oferta por Pau Ribas. El escolta, deseado desde el pasado diciembre cuando se fichó a Edwin Jackson, era una prioridad para esta campaña pudiendo desatascar la subida del balón.
Al estar sujeto al derecho de tanteo, el Valencia recibía un plazo de cinco días naturales, hasta el 23 a las 00:00 horas para decidir si igualaba o no la oferta. Tensa espera pero imposibilidad para realizar operación alguna por Van Rossom. ¿Por qué?
El contrato del internacional belga cuenta con dos cláusulas de salida hasta el 24 de julio, un día después del plazo en el que expiraba el tanteo por Pau Ribas. La cuantía del buyout, 400.000 € para equipos de fuera de nuestro país y 700.000 € para equipos de la Liga Endesa. Si en ese plazo el Barça hubiera intentado pagar la salida de Van Rossom habría ‘obligado’ al Valencia a igualar la oferta por Pau Ribas y recolocar a Diot de base.
Pasado el día 24 las cantidades para liberarlo se multiplican y hacen el fichaje inasumible.
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