Su partidazo en Miribilla ha colocado todos los focos de atención sobre él. Luka Doncic sigue madurando a una velocidad de vértigo y su talento innato florece. La repercusión de su actuación en Bilbao y la catarata de elogios sobre su juego y personalidad en cancha no deben apartarle de un camino hacia lo más alto.
Su padre Sasa, en declaraciones al diario serbio Novosti, reconocía el pasado fin de semana que su hijo “es un niño que debe disfrutar del baloncesto, no prestar atención a todo lo que se dice de él. Jugar por el placer de hacerlo, no por dinero u otros intereses. El camino hasta convertirse en un gran jugador es muy largo”.
Admirador de Stephen Curry y Ricky Rubio, Luka Doncic ya dejaba claro su feeling cuando está en la cancha en una frase en la web del club blanco la pasada temporada: “Cuando juego, mis sensaciones son las mismas que cuando estoy soñando”. En Bilbao, muchos tuvieron que frotarse los ojos…
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