Un parcial de 11-0 en el último cuarto decantó la semifinal a favor del Barça: de 62-68 a 73-68. Sin una estrella acaparadora, con un juego coral en el que el máximo anotador (DeShaun Thomas) sumó 13 puntos, los de Xavi Pascual disputarán su sexta final copera consecutiva.
El Unicaja dosificó bien sus piezas pero, tras muchos minutos por delante en el marcador, se desinfló en los últimos instantes cuando se vió superado. El Barça estuvo más certero en los momentos en los que se dilucidaba el pase a la final.
Joan Plaza preveía una batalla larga, sin cuartel. Reservó piezas: Granger, Kuzminskas y Fran Vázquez no salieron de inicio. El partido comenzó con cinco emparejamientos idénticos en ambos lados: Oleson y Toolson en las alas; Tomic ante Golubovic en la pintura.
El Barça arrancó haciendo gala de una de sus principales virtudes: una elaborada selección de tiro. Tres triples sin fallo, desde las esquinas totalmente liberado, de DeShaun Thomas adelantaron a los catalanes (15-10). Altísimos porcentajes azulgranas. El Unicaja se mantuvo merced al rebote ofensivo (18-15, minuto 10).
En el segundo cuarto, Plaza dio estabilidad a su segundo quinteto, ‘disfrazado’ de segunda unidad: Granger, Vasileiadis, Kuzminskas, Green y Vázquez. Pascual, sin embargo, intercambiaba formaciones sin dar con la tecla. Seis triples en este cuarto lanzaron a los andaluces que alcanzaron una ventaja de siete puntos. Al intermedio con 34-39: mayor fluidez en la pizarra de Plaza.
En la reanudación, el Barça recortó hasta que un triple de Oleson igualó a 48. Se sucedieron empates hasta cerrar el tercer cuarto una bandeja de Huertas (59-59). Diez minutos para una final: ese 11-0 cambió la dinámica del juego y el ánimo de los combatientes. Xavi Pascual, el entrenador más copero.
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