Sergio Rodríguez ha sido el séptimo participante en Gigantes sin Basket, una iniciativa de nuestro medio de comunicación en la que pretendemos descubrir el lado más humano de los deportistas y, además, hacer algo más llevadero el obligado confinamiento como protección contra la pandemia de coronavirus que asola España.
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En esta ocasión la periodista Elena Cascales ha tenido como invitado en el Instagram de Gigantes, donde se están realizando este tipo de entrevistas, a Sergio Rodríguez, el jugador de la plantilla de RetaBet Bilbao Basket (Liga Endesa).
Rodríguez habló sobre cómo está pasando estos momentos complicados: «Por las mañanas entrenamos todos, de lunes a viernes, y luego hago cosas que no puedo hacer normalmente: algún libro que te habías dejado sin acabar, etc. Pero ya soy un tipo bastante casero en general». Añadió que le da «caña al tema de las videollamadas por el tema de la familia, pero nunca como ahora».
De la temporada del Bilbao destacó que «todos como grupo hemos ido evolucionando y nos hemos ganado el respeto» y que hubo varias puntos que definieron el camino: «Cuando ganamos al Baskonia en casa y ya habíamos ganado a otros de la Euroliga, dijimos: ‘Ostras, podemos hacer algo’. Luego ganamos en el Palau y nos hinchamos de confianza. Y en la Copa, el poder competirle al Madrid hasta que apareció Sergi Llull… Fueron varios momentos». Aparte mete en el saco a su entrenador: «Y también ayuda tener figuras como la de Álex [Mumbrú], que sabe a lo que quiere jugar y conoce muy bien la Liga. Poco se puede decir de él como jugador y sorprende que esa transición tan rápida haya ido tan bien. Él ha tenido muy buenos entrenadores y ha podido aprender de ellos». Rodríguez vive su experiencia en la Liga Endesa con mucha ilusión: «Yo veía a Rafa Martínez hace unos años en la televisión y ahora estoy con él, en entrenamientos o en habitaciones, y te das cuenta del trabajo que has hecho para llegar ahí».
Sobre sus inicios viaja mentalmente a Los Realejos, la localidad de Tenerife a la que pertenece: «Yo era un chico que jugaba a la pelota todo el rato. Un vecino me invitó a probar. Todo lo tenía muy a mano y era fácil intentarlo. Recuerdo el primer entrenamiento, con nueve años, y era horrible; veía a todos pasarse el balón por debajo de las piernas y yo no. Me gustaba mucho nadar y con 14 ó 15 me planteé dejar de jugar e irme al waterpolo, pero al final tomé una buena decisión».
PREGUNTAS ENDESA
· «Que no nos falte la energía porque… nos hace falta porque nos hace seguir luchando por las cosas que queremos; si no tienes energía, no consigues nada; es básico para aguantar en los tiempos que corren»
· ¿La persona más luz que conoces? «Mis padres, que es la respuesta fácil. Y mi hermano, que es mucho mayor que yo, me saca 13 años y siempre ha sido un ejemplo para mí aunque no sea ni alto ni le guste el deporte»
PREGUNTAS KELLOGG’S
Sergio Rodríguez contó que «siempre» desayuna: «Si no me siento bien cuando voy a entrenar». Y agregó que ahora está «probando esto de los desayunos intermitentes, que está de moda», pero que es de «leche y cereales» y con los Corn Flakes como fetiche.
PREGUNTAS RENFE
Contó su anécdota con el tren como protagonista: «Cuando estaba en Tenerife, todavía no había salido de la isla, jugaba con el filial y estaba también con el primer equipo. La primera vez que cogí fue cuando jugué en Albacete, que tuve que ir luego a Barcelona tras dormir cuatro o cinco horitas».
¿Algún espejo en el que mirarse? «Siempre te fijabas en los mejores: Navarro, Gasol, San Emeterio con su canasta para ganar la Liga, Herrmann me flipaba tras aquel concurso en el que se quedó en calzoncillos… Pero también te fijas en personas cercanas, como en la EBA cuando yo empezaba. Y particularmente los aleros altos son los que siempre me han llamado porque sabía que por ahí era por donde me podía encaminar».
Preguntado por su vinculación con nuestra revista, respondió por su número más especial: «El último… porque salgo yo. Y la más especial de todas… alguna de Sergio Rodríguez por saber cómo alguien de una isla podía llegar tan arriba. Allí en las Islas tenemos un complejo de inferioridad a veces. Tenemos amigos en común y hay ciertas partes de su historia que puedes vivir de cerca».
