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Sam Bowie y el caballo ganador. Cómo tener una vida exitosa cuando todos piensan que eres un fracaso

Sam Bowie y el caballo ganador. Cómo tener una vida exitosa cuando todos piensan que eres un fracaso

Hay momentos en el mundo del deporte que serán considerados un desastre para siempre. En el baloncesto en concreto, uno de esos momentos o decisiones es la selección de Sam Bowie por delante de Michael Jordan en el Draft de 1984. Los seguidores de Portland, especialmente, lo recordarán siempre. Pero también los de Chicago, y el resto de fans del mundo a los que se les recordará una y otra vez cuando se hable de los grandes fracasos del draft.

Sam Bowie era uno de los jugadores de instituto más seguidos por las universidades estadounidenses. Fue Kentucky quien finalmente logró convencerle con una beca. En los Wildcats jugó bien en su temporada inicial y se vieron evoluciones en la segunda campaña, pero en ese momento empezaron las lesiones. Al final de su temporada sophomore Bowie sufrió una fractura por estrés en su tibia izquierda, y se perdió dos temporadas completas mientras se recuperaba. Una de esas temporadas se la pasó como «red shirt», lo que le permitió jugar un último año en Kentucky. Con un Sam Bowie a un gran nivel los Wildcats llegaron hasta la Final Four.

Después de que Houston eligiese a Hakeem Olajuwon con la primera elección, llegó el turno de Portland. Michael Jordan era ya un nombre muy atractivo, pero el equipo acababa de seleccionar a Clyde Drexler en el draft anterior, y necesitaban potenciar su zona después de que Bill Walton se marchase a Los Angeles. Portland prefirió centrarse en la última gran temporada que había jugado Sam Bowie en vez de en sus lesiones, y le escogió con el pick 2.

El principio del fin para Bowie llegó tan pronto como en su temporada sophomore. Se rompió su tibia izquierda, la misma en la que había sufrido la fractura en la universidad. Al año siguiente se partió la tibia derecha. Nunca fue el mismo. En 10 temporadas como profesional jugó un total de 511 partidos, y se quedó en la memoria de todo aficionado al baloncesto como uno de los mayores fracasos de la historia, especialmente por la comparación con Michael Jordan.

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Una vez retirado, Bowie quiso alejarse de los focos y se marchó a vivir con su familia a Lexington, Kentucky. Invirtió parte de sus ahorros en comprar un gran terreno allí, en Kentucky, probablemente el único lugar del mundo donde los aficionados aún le respetaban por lo logrado en sus años en la Universidad de Kentucky. De hecho, la universidad tiene retirado su dorsal 31. Regresó a un lugar en el que se sentía querido, en vez de señalado, y probablemente fue la mejor decisión que tomó. Allí ayuda dando consejo a los jóvenes que llegan para jugar en los Wildcats.

«Disfruto encontrándome con los chicos nuevos en Kentucky,» explicaba Bowie. «No juego con ellos en la pista, es más bien charlar sobre el baloncesto y la vida. Soy muy flexible. No tengo un trabajo concreto. He tenido oportunidades, pero estoy contento sin comprometerme con una posición concreta. Está bien hacer lo que quieras cuando quieras.» 

¿Qué hace ahora Sam Bowie? Su profesión, ser padre y esposo. Su hobbie, criar y entrenar caballos de carreras. Hay un dicho en castellano que reza «caballo grande, ande o no ande,» que fue precisamente lo que llevó a su elección por delante de Michael Jordan. Y, como él, estos nobles animales tienen cierta debilidad en sus frágiles piernas.

Pero Sam Bowie ha encontrado el éxito donde menos lo esperaba, en su vida tras el baloncesto. Uno de sus caballos, llamado para las carreras «Before He Cheats», le ha proporcionado cientos de miles de dólares en premios. Le apasiona la cría y el entrenamiento de estos animales.

¿Y cómo se lleva ser señalado por casi todo el mundo como un fracaso, cuando tu vida ha resultado ser un éxito?

«Hay una pequeña parte de ti, y así es la naturaleza humana, que quiere que te enfrentes, que te arremangues, te pongas en posición de pelea y te defiendas,» explicaba Sam Bowie al Philadelphia Inquirer. «Pero yo, personalmente, me siento agradecido porque mi juego era tan bueno en su momento que alguien pensó que era merecedor de ser elegido con el segundo pick, y no siento que tenga que pedir perdón a nadie por nada»

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