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Entrevista con Santi Aldama: «Lo tengo claro. Mi sueño es la NBA» Hablamos con el gran talento español

Entrevista con Santi Aldama: «Lo tengo claro. Mi sueño es la NBA» Hablamos con el gran talento español

Santi Aldama es una de las grandes esperanzas de nuestro baloncesto. Y con 20 años ya ha vivido seguramente muchas más cosas de las que esperaba. Pero, escuchándole, uno tiene la certeza de que las mejores están todavía por llegar. Hace unas semanas atendió a Gigantes desde su habitación en la residencia de la universidad de Loyola Maryland, donde estudia el segundo curso de su carrera. Ya ha terminado sus dos clases del día y espera a uno de sus compañeros para ver un partido de la NBA en el League Pass. En su último partido en la NCAA antes de esta entrevista el hijo de Santi Aldama, otro histórico del basket español, ha firmado 30 puntos y 22 rebotes. Y en el anterior partido, otros 30 puntos. El año pasado por estas alturas trabajaba para ponerse a tono tras una operación de rodilla sin saber que unas semanas más tarde estaría confinado de vuelta en España, con todo el planeta patas arriba. Unos meses complicados que ya quedan lejanos ante el brillante horizonte de Santi Aldama, en el que aparece la NBA.

*Entrevista publicada originalmente en papel en el número de marzo de Gigantes del Basket. Puedes conseguirlo aquí

Gigantes: ¿Qué tal estás viviendo este segundo año en la NCAA?

Santi Aldama: Está siendo muy distinto. Con el covid también todo es diferente, claro, pero obviamente el año pasado no fue ideal y solo me dio tiempo a tener una toma de contacto. Eso me ayudó porque ya sabía qué esperarme y ahora cada partido me encuentro mejor. Sabía qué trabajar y cómo afrontar todo.

G: ¿Esperabas a estar a este nivel de juego y números?

S.A.: Al final el trabajo está. La progresión hay momentos que va más rápido y otras que va más lento. Pero al final todo pasa por el trabajo. No es ninguna sorpresa. Pero yo empecé a notarlo después de la cuarentena. Había terminado la temporada, cuando empecé a poder salir a correr, a entrenar… Ahí noté que por fin estaba fuerte. Que tenía las dos piernas. Y eso se ve este año. Juego más rápido y me siento más cómodo y más fuerte.

G: Este último año y medio ha sido toda una odisea…

S.A.: El 17 de octubre me operé, en 2019. En enero empecé a tirar y volví a jugar a finales sin apenas entrenar. Un poco a ver qué pasa. Cada partido me sentía más cómodo, pero estaba falto de ritmo. Me faltaba fuerza. Pero creo que la operación era necesaria y ayudó mucho. Acabó la temporada y tenía tres meses preparados allí, en Estados Unidos, con un plan de trabajo. A las dos semanas, se suponía que iban a volver las clases, pero nada, al final nos mandaron a nuestros países y volví a España. Y confinado hasta mayo, como todos. Con las fases empecé a salir, a correr, a tirar en alguna cancha que estuviese abierta. Y en verano hice un plan para volver a entrenar. Se supone que iba a volver a USA en agosto, y al final tampoco pude. Estuve un mes entrenando con el Granca hasta que pude regresar.

G: Desde España es muy ilusionante ver tus progresos. ¿Te llega algo de esa ilusión?

S.A.: Hoy en día con las redes te llega todo. Estás contento porque te salen las cosas pero también hay que tener la cabeza de decir: estoy trabajando, esto sale, pero hay que seguir por este camino.

G: ¿Piensas alguna vez en cómo seria tu vida si hubieses seguido en España?

S.A.: Era una opción que estaba ahí y lo piensas, claro. Pero los estudios eran algo muy importante para mí y mi familia –estudia Bussiness Management- y ahora digo: En España sería mucho más difícil. Aquí somos deportistas y atletas a la vez. Las dos cosas van juntas. En España tienes que tener una fuerza de voluntad enorme y hacerlo casi por tu cuenta, y eso al final es más complicado. Aquí es algo natural, como ir al colegio y volver a tu casa.

G: ¿Y el parón del coronavirus y haber vuelto tantos meses a España, te hace repensar en algún momento tus decisiones?

S.A.: Fue complicado. Cada día salían noticias nuevas y piensas: yo lo que quiero es jugar. Pero al final era algo que afectaba a todos. Yo sabía que aquí, en la NCAA, iban a hacer todo lo posible por poder jugar y al final voy a seguir estudiando pase lo que pase. Eso también te da tranquilidad y el hecho de que haya pasado esto me ha hecho darme cuenta de que los estudios también son un seguro que tienes ahí.

G: Cuéntanos, ¿por qué decides ir en concreto a Loyola?

S.A.: Cuando tuve que decidir qué camino quería tomar la opción estadounidense siempre había estado presente. Era una opción pero no había investigado mucho. Ivo (Simovic) había contactado con mi padre y me habló de esta vía. Surgió la posibilidad de venir a verlo en persona. Ya aquí vi cómo era esto, hablé con los entrenadores y fue increíble. Estando aquí me di cuenta de que lo tenía bastante claro.

G: Has dicho en muchas ocasiones que el papel del entrenador Ivo Simovic fue clave para tu llegada, igual que para otro español como Golden Dike. ¿Qué rol tiene él en Loyola?

S.A.: En lo personal siempre ha sido un apoyo. Entiende lo que es ser un jugador internacional aquí y nos cuida. Es entrenador ayudante, se encarga de la parte defensiva y antes y después de cada entrenamiento trabaja con nosotros.

G: Muchos aficionados se acordarán del sub-18. ¿En qué has mejorado o qué has cambiado?

S.A.: En ese Europeo todavía estaba empezando a trabajar mi juego por dentro, pero se notaba que estaba empezando. Ahora soy más sólido dentro, tengo más recursos, y todavía me queda recorrido en ese sentido, pero ha mejorado respecto a hace dos años. Creo que me queda trabajar para ser más consistente en el tiro, ganar peso, ser rápido… Quiero ser capaz de defender a gente más pesada que yo, pero también a jugadores más pequeños.

G: Esa versatilidad es clave en el basket actual, ¿no? Va la formación de los jóvenes en esa línea

S.A.: Es algo que siempre he intentado. Yo empecé jugando como base y eso me ha ayudado a leer siempre bien el juego y hacer un poco de todo, tener más recursos. Si sabes hacer una cosa, es más fácil que te frenen. Intento tener herramientas.

G: ¿Te ha llegado algo de ruido sobre el draft de la NBA? ¿Te planteas presentarte este año?

S.A.: El ruido lo escucho, claro. Pero es pronto. Me centro en acabar la temporada y cuando llegue el momento hay que analizar todo. Ver en qué posición puedes estar y qué opciones tienes. Pero tengo claro que la NBA es mi sueño y mi objetivo número 1. Es lo que quiero hacer. Cuando acabe, valoraré. Y si existe esa opción, tomaré esa decisión. Y si no, mi idea es seguir en esta universidad y en Estados Unidos.

G: Tu conferencia es pequeña. Algunos analistas creen que en otra universidad quizá el escaparate o la exposición sería mayor…

S.A.: Yo también lo escucho, es algo de lo que se habla. Pero siempre he tenido claro mi progreso tampoco hubiese sido igual si estuviese en otro sitio. Mi mente no era estar 1 o 2 años e ir al draft. Era ir mejorando todo lo que pueda. Mi sueño es la NBA y si llega antes, mejor que mejor, pero siempre he pensado en lo que era mejor para mi formación.

G: Más allá de Pau Gasol, con el que te han comparado, ¿en qué jugadores te fijas a la hora de trabajar?

S.A.: Obviamente Pau es un jugador en el que me he fijado mucho siempre, sobre todo con la Selección. Cuando le veía, yo todavía no había crecido tanto, no era un 4, era más un 2-3, pero me fijaba, claro. Ahora me fijo en Anthony Davis, Porzingis… jugadores altos con recursos exteriores, ágiles y altos, para ver qué elementos de su juego puedo aplicar.

G: Has pasado momentos más duros. ¿Qué fue más complicado de sobrellevar, la lesión y la operación de rodilla o todo lo que ha sucedido con la pandemia?

S.A.: Lo más duro para mí fue el confinamiento. La operación fue al poco tiempo de llegar a Estados Unidos. No fue fácil, pero me lo tomé bien porque tenía claro que era bueno. Pero pensaba en volver a trabajar duro, me motivaba que llegase ese momento al final de temporada. Y justo se para todo. Es verdad que todos estábamos igual esos meses, pero en mi cabeza pensaba: “Era el momento que estaba esperando para recuperar, trabajar y empezar a tope y todo se para”. No quedaba más que pensar que era algo que no podía controlar. Aproveché para ver mucho baloncesto y entrenar lo que pude en casa.

G: En verano estuviste un mes trabajando con el Herbalife Gran Canaria. ¿Fueron útiles esas sesiones?

S.A.: Fue muy interesante. Fueron mis primeros entrenamientos con contacto después de 6 meses y con jugadores que había visto toda mi vida, algunos como aficionado en el Gran Canaria Arena o en el Centro Insular. En ese momento piensas: “Ahora estoy con ellos, y aguanto y compito”. Ellos también me ayudaron mucho. Saben usar su cuerpo, tienen recursos… Me ayudó a ver el mundo profesional y las diferencias con el mundo al que yo estaba acostumbrado, que era el junior y los 10 partidos en la NCAA.

G: ¿Ves lejos tu tope? ¿Tienes la sensación de que tu techo está lejos todavía?

S.A.: Mira, me pasa mucho una cosa y por un lado me gusta y otro no. Cuando acabo un torneo me suelo poner los vídeos partidos y pienso que podía haber hecho cosas mucho mejor. A lo mejor creo que he hecho un buen trabajo, luego veo los vídeos, y creo que en muchas cosas podía haber estado mejor. Y creo que con esos análisis mejoro. Siempre veo cosas para mejorar. No creo que esté en mi límite en nada y creo que puedo mejorar todo.

G: Para acabar, has firmado ese tope tan bestia de los 22 rebotes… ¿Cómo fue ese día? ¿Tenías esa sensación de estar dominando tanto los aros?

S.A.: Llevaba un par de días hablando con Ivo. Me pedía que fuera más agresivo al rebote en ataque, más fuerte. Intentaba procesarlo y llegué a ese partido con esa idea en mi cabeza. Y fui a todos como si fuera el último. Pero tú vas jugando, vas jugando, y no sabes cuántos rebotes llevas. Al final sorprende, pero es parte del trabajo día a día.

 


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