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Gabriel Deck, el próximo pasajero: entrevista con el talento argentino

Gabriel Deck, el próximo pasajero: entrevista con el talento argentino

Rescatamos la entrevista a Gabriel Deck en la Gigantes de diciembre de 2017. El joven argentino ha sido MVP de la final de la Liga de las Américas con San Lorenzo

El del San Lorenzo de Almagro apunta al Real Madrid, tal y como adelantó El Bernabeu y han confirmado varios medios. Gabriel Deck ha pasado de joven promesa a convertirse en toda una realidad del baloncesto argentino. El alero de tan sólo 23 años, internacional con la albiceleste, está llamado a ser el próximo talento sudamericano en llegar a Europa. En la Gigantes de diciembre de 2017 nuestro director, David Sardinero, charló con él. Rescatamos en exclusiva el resultado.

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Gabriel Deck, el próximo pasajero

Apunta a ser el próximo gran jugador argentino que dé el salto a Europa. Tiene 23 años, ambición y ganas de dejar huella, porque llegar no ha sido fácil. Conócele antes de que empiece a reventar nuestros aros.

Para entender lo que es Gabriel Deck hay que entender de dónde viene. En una cancha de basket, este tipo, un alero de 23 años y 2 metros, es puro corazón, pasión, fuerza y fuego. Y cuando un argentino salta a la cancha con el alma al aire y sin miedo, ya sabemos en Europa lo que puede pasar. La memoria del Chapu todavía está fresca en España.

A Deck, MVP de las pasadas finales de Argentina, es posible que pronto lo veamos por nuestras pistas. Tiene hambre de batallas, de peleas mayores, y talento para ello. Prepárense para lo que puede venir, porque no es cualquier cosa.

En el mismo mes en el que Kyrie Irving se ponía su máscara en Boston, Gabriel Deck también se ponía la suya. En el mismo continente, unos kilómetros más abajo, en Argentina y con la camiseta de San Lorenzo, su equipo actual. Un golpe de Ricky Sánchez, aquel boricua que pasó por Manresa, le había roto la nariz unos días antes.

“Fue un dolor muy fuerte”, recuerda a Gigantes desde la concentración de la Selección Argentina. “Me la colocaron al momento. Se me hinchaba, se inflamaba y tenía problemas para respirar”. El resultado fue una fractura de los huesos propios de la nariz. Dio igual. Apenas una semana después, ya con la máscara, enchufó 37 puntos con un único fallo y acabó con 47 de valoración ante Bahía Blanca. “Era algo molesta. Me quitaba algo de visión, no podía ver toda la cancha”, dice entre risas. Menos mal.

Aquel volante de tractor

Lo dice un chico nacido en un pequeño pueblo norteño de 2.500 habitantes (Colonia Dora, provincia de Santiago del Estero) que todavía echa de menos y del que salió con 13 años. Un chaval que todavía se acuerda de cómo era uno de sus primeros aros, y posiblemente el más especial.

El que empezó a machacar antes de reventar los de la Liga Argentina. “Mi hermano fue el primero que me impulsó a jugar al basket. Pero a mí más que nada me gustaba el fútbol. Y gracias a mi padre pude empezar. Cortó un volante de un tractor, lo dejó vacío por dentro, y lo puso como un aro detrás de mi casa, enganchado a un poste de una portería y a un tablón que había buscado. Así podía jugar con mi hermano”.

Una gran decisión la de su padre, Joaquín, que puede marcar parte del futuro del basket argentino. Deck debutó con la Selección absoluta en el Torneo de las Américas de México’15 y fue olímpico en Río’16. Menos mal que dejó el fútbol y encontró su aro, pensaran allí. Lejos del parqué, la devoción por el fútbol sigue para Deck: “Jugaba de 9. Me gustaba mucho, pasaba muchas horas. El basket no me llamaba la atención. Ahora sigo viendo mucho fútbol, pendiente de los partidos. Soy aficionado de River”.

Pero volvamos a las canchas, a los aros y a las canastas. Gabriel Deck es uno de los mayores talentos jóvenes del basket argentino, y ahí no hay discusión posible. Ya en 2013 fue seleccionado para el Nike Hoop Summit, el prestigioso evento que reúne en Portland a las mayores promesas internacionales para enfrentarlas a las estrellas de institutos de Estados Unidos.

Y en el equipo de Deck, casi nada, estos 4 tipos: Joel Embiid, Karl-Anthony Towns, Andrew Wiggins y Dennis Schroeder. “La verdad es que ya eran muy buenos. Uno se imaginaba que iban a llegar hasta donde están. Fue una experiencia muy bonita. Obviamente no tenía la capacidad que tengo ahora, pero fue un lujo estar ahí. Y sí, ya se les veía…”. Y eso que lo de Deck venía de antes. Brilló en el Mundial Sub-17 de Kaunas’12 y un año más tarde, también en Mundial, Sub-19 de Praga’13.

Heredero de mitos

Un crecimiento constante que le llevó a ser elegido MVP de las pasadas finales de la Liga Argentina. Una progresión imparable cuya lógica apunta a Europa. Un reto que él no solo rehúsa, sino que ambiciona. Y cuyo destino preferido sería la Liga Endesa. Ha habido varias llamadas a mi representante pero no se ha podido concretar nada. Estoy trabajando para eso, para lograr jugar allí. Es una liga muy dura y competitiva, que es algo que me gusta. Me siento preparado para dar el salto”.

No es difícil encontrar mates y acciones de Gabriel Deck en Youtube. Un tipo de los que se come el aro y machaca con violencia. Pero es mucho más, porque sabe que con eso no basta. Le preguntamos por su juego. Por lo bueno y por lo menos bueno, en definitiva: “Soy un jugador muy ofensivo. Puedo jugar en las dos posiciones, en la de 3 y en la de 4. No tengo problemas para defender incluso a un 2 o a un 5. Por suerte desde chiquito me ha tocado entrenar con gente muy grande y no tengo problemas en hacerlo. Estoy trabajando muchísimo en el tiro de tres puntos y esta temporada lo he mejorado mucho. También mi físico y mi dribbling”.

Este verano ya vimos a Deck enfrentarse al Barça y al Real Madrid en dos amistosos de pretemporada. No desentonó para nada (17 puntos a los blancos). Y pensando en cualquier jugador joven argentino es imposible que no aparezca en el imaginario de cualquier aficionado español los nombres de Scola, Oberto, Kammerichs o Nocioni.

Y precisamente el nombre del Chapu, otro jugador que podía alternar esas posiciones, es el nombre y el guante que lanzamos a Gabriel Deck. “El Chapu Nocioni  fue un jugador muy aguerrido, muy interesante sobre todo defensivamente. Ha hecho un gran trabajo en todos los equipos en los que ha estado, dejando el corazón, y yo quiero copiar eso. Me caracterizo por jugar fuerte, como él, y quiero hacer eso: ayudar al equipo. Soy muy competitivo y me gusta ganar”.

El Tortuga, como le conoce todo el mundo en Argentina (“en una concentración estaba el aire acondicionado puesto y yo estaba muy tapado. Solo se veía la cabeza. Y mi compañero empezó a decir: ‘mirá, la cabeza de la tortuga, la cabeza de la tortuga’. Y ahora casi todo el mundo me dice así”) tiene ahora el reto de seguir brillando con San Lorenzo en la Liga Nacional antes de plantearse el salto a Europa el próximo verano.

Un gran desafío para el que se siente preparado. Pero haga lo que haga, sea en España o en cualquier liga, parece claro que lo seguirá haciendo con el alma fuera y con la garra del chaval que machacaba un aro hecho de un volante de tractor. Puro fuego en la cancha.

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