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Una limusina para cada uno: la historia que demuestra lo bajo que cayó el Team USA

Una limusina para cada uno: la historia que demuestra lo bajo que cayó el Team USA

El Team USA ha tenido dos etapas de gran dominio del baloncesto en lo deportivo y lo mediático: Una con la aparición del Dream Team y sus sucesivas versiones; y otra con el Redeem Team, cuando las estrellas volvieron a ponerse la camiseta de su país, precisamente para poner fin al periodo intermedio de fracasos entre ambas etapas.

Las primeras versiones posteriores al Dream Team no necesitaron llevar a los mejores jugadores porque, aun así, la diferencia de talento con el resto era enorme. Pero la diferencia empezó a disminuir, y el honor de jugar comenzó a perder su valor para las estrellas.

El descalabro de la selección estadounidense empezó a producirse en el verano de 2002. Aquel año el Campeonato del Mundo de baloncesto FIBA se celebraba en su casa, en Indianápolis, y resultó ser un gran fracaso para el Team USA. El equipo siempre tuvo una mala química, y eso se notaba en el lenguaje corporal. Algunos como Ben Wallace, Antonio Davis o Elton Brand no encajaban precisamente en el tipo de baloncesto internacional. Otros mostraron claramente su descontento.

Es el caso, por ejemplo, de Paul Pierce. Desde el primer momento mostró su descontento con el entrenador George Karl y con sus rotaciones, y chocaron de frente. Lo mismo pasó con Shawn Marion. Pero Karl llegó a castigar sin jugar a Pierce en los últimos cuartos contra Argentina y España.

“¿Paul y yo? Al final era obvio que teníamos una pelea,” reconocía Karl. “Paul no estaba comprometido más que a anotar y a querer establecer su personalidad por encima de todo. Y cuando haces eso, el juego tiene su propia manera de devolvértela.”

Pierce no era el único descontento. Baron Davis también estaba enfadado porque era suplente mientras Andre Miller jugaba como titular. Al final terminaron sextos, y cada uno por su cuenta.

“Cuando perdieron el último partido había 12 limusinas esperando en la puerta del pabellón, una por cada jugador, esperando para salir pitando de allí,” contó Rick Bucher en Bleacher Report.

El argentino Manu Ginobili dio en el clavo al hablar de la selección de Estados Unidos.

«Un mundial es algo muy diferente a una competición de liga y aunque llegues con un equipo de grandes jugadores, como tiene Estados Unidos, al final necesitas tener la química de que cada uno se conozca y tenga la misma identificación en el campo.”

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