La llegada de Damian Lillard a Milwaukee altera por completo el status quo de la NBA. De golpe, los Bucks son el máximo favorito para ganar la NBA por delante de Celtics, Nuggets y Suns, y la pareja que formarán Giannis Antetokounmpo y Dame se convierte en una de las mejores de la NBA. Pero como siempre, de la teoría a la práctica hay un paso. Y encajar a dos estrellas tan consolidadas en la liga, con una necesidad de balón tan alta y habiendo sido ambos el eje ofensivo de sus equipos será un reto. Sobre todo para un entrenador novato como Adrian Griffin. ¿Cómo puede funcionar la pareja? ¿Que encaje tendrán en el ataque? ¿Se verá afectada la defensa?
Damian Lillard enciende el ataque
Giannis y Dame son, respectivamente, el mejor jugador con el que el otro ha compartido pista y vestuario. Para el griego ese honor lo tenían Khris Middleton y Jrue Holiday; en el caso de Lillard era un CJ McCollum que nunca llegó a ser All Star o el LaMarcus Aldridge con el que jugó en sus primeras tres campañas. Ambos vienen de meter más de 30 puntos por partido.
Ofensivamente, el salto de tener a Lillard en vez de Jrue Holiday es sideral, en especial en ataque en estático. Damian Lillard fue el segundo jugador más efectivo en aclarados, generando 1.13 puntos por posesión (en cinco jugadas por partido); al contrario, Jrue se quedó en 0.76 puntos por jugada, una diferencia mayúscula. Influye porque Milwaukee fue un ataque mediocre el curso pasado (114.3 ratio ofensivo, #15 de la NBA), y fue el segundo peor equipo de la NBA en aclarados, solo por delante de los Spurs que pensaban más en Wembanyama que en competir. Supieron suplir las carencias corriendo, con más de 22 puntos por partido en transición, pero con Damian Lillard llega un nuevo sistema.
Los Bucks jugaron 16.7 pick and rolls en los que el tiro final estuvo en manos del generador, con 0.93 puntos por posesión, promedio de la NBA. Al contrario, cuando fue el bloqueador quien definió, 7.9 veces por partido, la cifra se dispara a 1.22, la sexta mejor marca de la NBA. El efecto Giannis Antetokounmpo. El curso pasado, Lillard jugó el 39.6% de sus posesiones en pick and roll y promedió 1.13 puntos (+0.2 que los Bucks), anotando 12.5 puntos por noche. Nadie en Milwaukee superó 1.05, que de golpe encuentran una herramienta efectiva en estático. El gran problema del curso pasado, el ataque, tiene en Lillard un generador, ejecutor y capaz de resolver en el clutch.
Aunque ese es un punto para Jrue Holiday. El año pasado Dame solo metió cinco puntos más que Jrue en situaciones clutch (86 por 81) pese a jugar prácticamente los mismos minutos. Y el que fuera jugador de los Bucks lo hizo con muchísimo mejor porcentaje, 50% por un mísero 38.3% para Lillard. Lo que sí se acaba es lo predecible que pueda ser la ofensiva de los Bucks: Dame tiene rango para rato, siendo el segundo jugador que más tiros ha metido de 10 metros desde 2019, con 36 (solo por detrás de Trae Young).
¿Qué pasará con la defensa?
La salida de Jrue Holiday es dura especialmente en el lado defensivo. Hablamos de uno de los mejores defensores exteriores de la NBA, capaz de emparejarse con jugadores del uno al cuatro. Jrue rebaja el porcentaje de tiro de los rivales un 2.4%, la cuarta mejor marca del equipo detrás de Giannis, Brook y Pat Connaughon. Al contrario, Lillard nunca ha sido un gran defensor, ni por capacidad ni, sobre todo, por físico. Defendidos por Dame, los rivales han podido lanzar en el último año un 3.7% mejor, permitiendo un 50.9% de campo (ningún jugador de rotación en los Bucks permitió esa cifra). Y es que Milwaukee fue la cuarta mejor defensa en parte por Jrue.
Dame no resta, pero será dificil igualar el rendimiento de Jrue. Fue el cuarto guard con más win-shares defensivas el pasado año solo por detrás de White, Quickley y Garland, con Lillard acabando… 117. Y la adaptabilidad. Los cinco jugadores que más minutos defendio en temporada regular fueron James Harden, Jimmy Butler, Kevin Durant, Luka Doncic y Devin Booker. Solo Harden superó el 50% de tiro (11/17). Con su tamaño, Holiday estuvo en el top-25 de desvíos de balón, balones muertos recuperados y esa debe ser la gran preocupación. Milwaukee se fue en primera ronda en parte por las lesiones, y en parte porque le permitió a Miami 119 puntos por 100 posesiones. La defensa de los Bucks en playoffs habría sido la segunda peor en temporada regular.
¿Es un buen movimiento?
En global, sí. Es un all-in, como se diría en poker. Los Bucks ponen, por edad, salarios y estado de la plantilla, todas las fichas sobre la mesa y la ventana se abre por dos años. Si no consiguen ganar el anillo en 2024 o 2025, cuando Brook entra en la agencia libre y tanto Giannis como Middleton, Portis y Connaughton tienen una opción de jugador, será complicado. Existe presión, quizá mayor que con el movimiento de Jrue Holiday pero con la tranquilidad de que en el Fiserv Forum ya cuelga el banner de 2021, y que los Bucks ya ganaron al menos un anillo. Sobre el papel, la pareja es la mejor del Este; de ahí a que consiga llevar a los Bucks a las finales hay un tramo.
Lillard, eso sí, se encuentra con la gran oportunidad de su carrera (similar a Chris Paul). Nunca antes ha superado unas finales de conferencia, donde no ha podido ni ganar un partido, y llega ahora a un equipo cuyo mínimo exigible es llegar a esa tercera ronda, algo que no han conseguido desde el año del anillo. Falta saber cómo sustituirán los minutos de Grayson Allen, rumbo a Portland, apostando por ahora activamente por Malik Beasley, que será otra incógnita. Pero al menos se acabó el culebrón del verano, Lillard es jugador de los Bucks y ya podemos centrarnos en lo importante: el baloncesto.
- Compra aquí tu revista de septiembre, con la Guía de la Liga Endesa
- Suscríbete y recibe tu Gigantes del Basket cada mes
