El New York Post destapaba la noticia. Matt Barnes, jugador de los Grizzlies, y Derek Fisher, entrenador de los Knicks, se enzarzaban por una mujer el pasado sábado.
Fisher, divorciado el pasado marzo, se encontraba en casa de la ex mujer de Barnes, Gloria Govan, que daba una fiesta en el jardín de su casa en Los Ángeles.
Uno de sus hijos telefoneó al grizzlie que cuando se enteró cogió el coche para recorrerse 150 kilómetros y liársela al entrenador de los Knicks, que al parecer mantiene una relación con Govan. De las palabras y las voces pasaron a las manos y golpes protagonizando una pelea. Hasta la policía se personó pero no hubo detenciones y de momento ella se plantea solicitar una medida de alejamiento de su ex.
Fisher rehusaba hacer comentarios reconociendo que «los asuntos privados deben mantenerse en privado” pero Barnes ha hablado hoy.
“Mi preocupación personal siempre es por mis hijos, su salud, su felicidad y su seguridad. Fuera de esto estoy aquí para centrarme en el baloncesto. No quiero empezar teniendo algo negativo. Todos los detalles saldrán a la luz en algún momento”, dice al Commercial Appeal.
La NBA está investigando el incidente entre Fisher y Barnes que fueron compañeros en los Lakers en 2011. “Éramos amigos. Éramos buenos amigos en algún momento”, dice el alero que ha explicado la situación a técnicos y jugadores de los Grizzlies: “Su apoyo te hace sentir bien. Ellos lo han entendido completamente. Las cosas pasan. No habrá ninguna distracción”
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