En las últimas 72 horas, los Boston Celtics han sido uno de los protagonistas del mundo NBA. Desde el lunes han anunciado las extensiones de Jayson Tatum, que firmó el contrato más grande de la historia de la NBA ($313,9 por 5 años), y Derrick White ($125,9 por cuatro). Y aprovechando el ruido, se ha hecho oficial que los propietarios mayoritarios de la franquicia van a vender el equipo. El campeón de la NBA y conjunto con más anillos en la historia de la liga se pone a la venta en un proceso que iniciará a final de este 2024 y tiene previsto acabar para 2028. Una operación que batirá todos los récords vistos en el deporte americano y que tiene detrás un razonamiento financiero. Porque estos Celtics van a ser, el próximo año, la plantilla más cara de la historia de la NBA.
Porque con las renovaciones de Tatum y White, unidos a los contratos de Jrue Holiday, Kristaps Porzingis y el supermax de Jaylen Brown, que inició esta semana, se espera que Boston pague más de $900 millones en el próximo lustro. Dinero garantizado para el núcleo duro del equipo que consiguió el banner 18 para la franquicia. Brad Stevens ha sabido entender las nuevas normativas del CBA y realizó todos los movimientos antes de que empezaran a aplicar, permitiendo así renovar a sus agentes libres sin restricciones. La única condición era que los propietarios aceptaran pagar la multa por superar el impuesto de lujo: una multa que solo el año que viene puede ser de $250 millones, sumados a los $225 millones que costará la plantilla.
Por poner en contexto, la cifra más alta que ha pagado Boston nunca en impuesto de lujo fueron $69 millones, la temporada 2022/23, y el récord en la NBA lo batieron los Warriors este año ($176 millones, aunque se espera que los Suns este año paguen casi $200 millones). Boston combinaría ambas cifras y ese dinero, el impuesto de lujo, sale directamente del bolsillo de los propietarios. Hay una fórmula matemática para calcular la multa y cada cinco millones sube, pero con un añadido: los equipos que han pagado impuesto tres de los últimos cuatro años se consideran repetidores, y por ello, el castigo es mayor. Esa penalización incrementa el próximo año, afectando todavía más a los Celtics que si quieren mantener el grupo tendrán que sacar la chequera.
Y este cuadro es, comparando cómo será en 2025 y 2026, sin los contratos del novato Baylor Scheierman este año o las renovaciones de Al Horford, Sam Hauser y Luke Kornet el próximo curso. Faltan unos cinco contratos donde cada dólar representa, como mínimo, 7.75 dólares.
Wyc Grousbeck y su grupo de inversores compraron la franquicia de Boston en 2002. El precio, por aquel entonces, fueron $360 millones, lo que fue un récord en ese momento. Apenas 22 años más tarde, Forbes ha valorado a los Celtics en $4.7 mil millones, y eso es antes del anillo o del nuevo acuerdo de televisión. Representa un incremento del 1200% y algunos especialistas de negocios deportivos aseguran que la cifra final debería fácilmente superar los cinco mil millones e incluso llegar a los seis mil. Lejos, por ejemplo, del dinero que se llevó Mark Cuban ($3.5 mil millones) o los $4 mil millones que pagó Mat Ishbia por los Phoenix Suns y Mercury en 2023. Y por mucho que Grousbeck sea fan de los Celtics, es mucho dinero.
No es el único motivo para vender ahora. Como han hecho otros, Cuban, los propietarios de Milwaukee o incluso Michael Jordan en Charlotte, algunos expertos consideran que el valor de las franquicias va a dejar de crecer exponencialmente, aunque en los próximos años se vaya a firmar un nuevo acuerdo de televisión por $76 mil millones o vayan a llegar dos nuevos equipos. Vender en el pico de valor, con Boston campeón y antes de que empiece la nueva estructura del impuesto de lujo, permite a Grousbeck y el resto de propietarios que se marchan evitar ser los culpables por no pagar. Algo de lo que se está acusando a Stan Kroenke en Denver, por ejemplo, al no haber conseguido retener a piezas claves del equipo que fue campeón.
Todavía es pronto para saber qué posibles candidatos hay para comprar la franquicia, pero seguro se necesita un inversor o grupo capitalista de mucho dinero. Y la tendencia en la NBA es que los nuevos propietarios lleguen con las arcas llenas. La familia Adelson, que compró los Mavericks, tiene un patrimonio de $35 mil millones (por $5.4 mil millones de Cuban), Mat Ishbia tiene ocho veces el valor de Robert Sarver y los nuevos dueños de los Bucks cuadruplican a Marc Lasry, anterior propietario. La mayoría de ellos llegaron a principio de siglo y han visto como los valores de las franquicias se multiplicaban sin freno, y es buen momento de vender. Según Forbes, solo hay 627 personas con un patrimonio de más de 5 mil millones, por lo que no será tarea fácil encontrar la persona indicada.
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