Los Clippers son un polvorín. La derrota ante los Raptors (80-91), 7ª en los últimos 9 partidos disputados, deja a la franquicia de Los Angeles por debajo del 50%, con marca de 6-7. Su peor arranque desde que Chris Paul se incorporara al equipo.
Los californianos, que de un arranque brillante de temporada (4-0) han pasado a la situación actual, protagonizaron una primera parte desastrosa y se fueron al descanso rondando los 30 puntos de desventaja (34-63). En la segunda reaccionaron y llegaron a remontar 23 de esos 29 puntos y a falta de 7 minutos para el final el marcador reflejaba un todavía esperanzador 67-73.
La machada no se culminó y llegaron las consecuencias. Josh Smith y uno de los asistentes de Doc Rivers se enzarzaron en el vestuario. No llegaron a las manos, pero los gritos y los ‘tacos’ se escucharon hasta en la sala de prensa contigua, donde los periodistas esperaban al técnico local que restó importancia a los hechos. “Pasa en todos los vestuarios cuando pierdes y juegas como lo hemos hecho hoy. Los chicos están cabreados. Eso es todo”.
J.J. Redick opinó del mismo modo. “Es porque estamos perdiendo. Pasan cosas durante el partido y el nivel de frustración sube o baja dependiendo del resultado final. Se trata del nivel de tolerancia que cada uno tenga con los demás o contigo mismo”.
El martes, en su visita a Denver, los Clippers tendrán una nueva oportunidad de revertir la situación.
