Chris Paul es leyenda. El base de los Phoenix Suns se ha unido a un pequeño grupo en el que solo encontramos a 6 jugadores en toda la historia de la NBA. En el partido ante los Lakers el jugador ha llegado a la cifra de las 10.000 asistencias en su carrera. Con 36 años Chris Paul forma parte de esta jugosa lista:
Jugosa lista en la que entra Chris Paul
Pocos con 10.000 asistencias pic.twitter.com/2U68lK8goK
— Gigantes Vintage (@GIGANTESVintage) March 22, 2021
Chris Paul lo ha conseguido en el triunfo por 111 a 94 ante Lakers y con un maravilloso triple-doble de 11 puntos, 10 rebotes y 13 asistencias. No firmaba un triple-doble desde el 11 de diciembre de 2018.
10.000 asistencias para Chris Paul en su carrera. El sexto jugador en la historia que llega a esa cifra.
Lo ha hecho con un tiple-doble en la victoria de @Suns: 11 puntos, 10 rebotes, 13 asistencias pic.twitter.com/TfYyz4nbX2
— NBA Spain (@NBAspain) March 22, 2021
«Es una bendición ante todo por jugar tanto tiempo. Eso es algo que no doy por sentado. Hay muchos tipos con los que entré que están entrenando y no pueden jugar».
¿A quién ha repartido más asistencias Chris Paul?
Blake Griffin: 1,157
David West: 1,120
JJ Redick: 634
DeAndre Jordan: 574
Peja Stojakovic: 429
Rasual Butler: 320
Tyson Chandler: 299
Jamal Crawford: 260
Matt Barnes: 226
Caron Butler: 217
¿Y por equipos? ¿Dónde ha repartido más?
Pelicans: 4,228
Clippers: 4,023
Rockets: 930
Oklahoma: 472
Suns: 347
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El instinto más profundo no entiende de contextos. Acude puntual, ni pronto ni tarde, cuando se le invoca. Solo así se entiende que mientras jugaba en el sótano de la casa familiar, en una improvisada cancha que su padre había creado con cinta adhesiva en el suelo y estaba coronada por dos canastas de juguete, el pequeño Chris entrase en combustión contra su propio hermano. Ni los genes lo evitarían.
Sucedió en Carolina del Norte, a finales de los ochenta. Chris, de tres años, jugaba con Charles, de cinco, en ese reducido rectángulo que servía como salón de juegos. Todo transcurría con normalidad hasta que Charles, de mayor tamaño, realizó un mate que hizo caer al menor de espaldas. Casi humillado.
Chris duraría en el suelo un pestañeo. Sus pequeños ojos, inyectados en sangre, hicieron a aquel minúsculo cuerpo levantarse a toda velocidad y perseguir a su hermano para, una vez a su altura, soltarle un puñetazo en la cara que pilló desprevenido al primogénito. No quedaría ahí.
