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¿Cómo Miami Heat ha podido frenar a los Denver Nuggets? El plan perfecto de Erik Spoelstra

¿Cómo Miami Heat ha podido frenar a los Denver Nuggets? El plan perfecto de Erik Spoelstra

En el segundo partido de las finales, Miami Heat supo contener el ataque de Denver, romper el ritmo de la mejor ofensiva de la liga y llevarse el encuentro.

En la rueda de prensa postpartido tras la victoria de Miami Heat en Denver, Erik Spoelstra cortaba la pregunta de la periodista de ESPN Ramona Shelbourne donde insinuaba que el objetivo de Miami Heat había sido convertir a Nikola Jokic en un anotador, un rol diferente al que suele tener en Denver. El entrenador de los Miami Heat era claro y contundente: “Es ridículo pensar así, es de alguien que no ve baloncesto. Es un increíble jugador, dos veces MVP, no puedes convertirle en un anotador”. Y si bien es cierto que Jokic es capaz de dominar el partido desde prácticamente cada registro del juego, la versión anotadora es la que menos ventaja genera para Denver. Porque los mejores Nuggets nacen en Nikola Jokic, pero brillan en el colectivo, y Miami lo sabe.

En lo que va de playoffs, Jokic ha metido 40+ puntos en tres partidos, y los tres han acabado con derrota para Denver. El de anoche fue el encuentro de la postemporada en el que Jokic acabó con menos asistencias (4) y la primera vez que finalizó con más pérdidas (5) que pases de canasta. Spoelstra y los Heat le cerraron todas las vías de comunicación hacia sus compañeros, le dejaron en una defensa aislada uno contra uno, sabiendo que podía anotar a placer, pero rompiendo el flujo ofensivo de Denver, el mejor ataque de estos playoffs. Y funcionó a la perfección. Pasó de 14 asistencias a 4; de 12 tiros a canasta a 28 en el segundo partido, más que cualquier encuentro de temporada regular. Miami le tendió una suculenta trampa y Nikola cayó de bruces.

El resumen puede sonar simplista, pero Miami dejó a Nikola Jokic anotar. Las ayudas cuando el serbio tenía el balón fueron mucho más cortas, especialmente el defensor de Jamal Murray, a quien tuvieron amarrado siempre en corto. La entrada de Kevin Love en el quinteto, en parte por la enfermedad de Caleb Martin, en parte por la falta de tamaño ante Aaron Gordon, permitió a Adebayo quedarse uno contra uno ante Jokic. Incluso Cody Zeller hizo un trabajo digno, aunque anotara 5/6 en tiros de campo y 11 puntos en tan solo doce posesiones. Pero mantuvo la idea de Spoelstra, aislar al serbio. Eligieron el veneno de Jokic en lugar de permitir que el resto de los titulares anotaran en dobles figuras y el plan salió perfecto.

Fue la libreta de Spoelstra, pero cogió la idea de las dos primeras series que jugó Jokic. Porque la primera derrota de los Nuggets en estos playoffs fue en Minnesota, donde Jokic acabó con 26 tiros y solo seis asistencias. La segunda derrota, en una exhibición de Devin Booker, el serbio terminó con 30 tiros a canasta. Un modelo que funciona: los Nuggets acabaron la temporada con 14-2 cuando Jokic tiraba a canasta 10 o menos veces, jugando para el equipo. Al contrario, si el serbio se quedaba en ocho asistencias o una cifra inferior, el récord es de 7-13. El método funciona.

Porque realmente no hay una manera de parar a Nikola Jokic. El dos veces MVP ha demostrado ser capaz de dominar e imponer su juego en cualquier contexto, ante defensa individual y zona, doble marcaje, ayudas cortas o largas. Y si uno sabe a ciencia cierta que Jokic va a jugar a nivel MVP, ¿por qué no evitar que sean el resto los que rindan al mejor nivel? Eligieron a Jamal Murray como el principal peligro, y pusieron a Jimmy Butler sobre el canadiense. Solo anotó 18 puntos y fueron en dos rachas, al principio del segundo cuarto y al final del último. Por 40 minutos, Murray fue contenido y con él, el resto de secundarios de Denver. Mientras Miami metió los tiros liberados, Michael Porter Jr se quedó en un 2/8. Jokic no tuvo ayuda.

Hubo variantes en los esquemas defensivos, pero no faltó la zona, seña de identidad de Miami. Una zona donde el jugador en el centro tiene el objetivo de evitar que el balón llegue a las manos de Nikola Jokic, fijando la defensa en la zona de tiros libres. Pero Spoelstra también usó la presión defensiva en el último cuarto, buscó el trap constante ante Jamal Murray a la salida de bloqueo y en el juego dos contra dos de la pareja de Denver. La capacidad de adaptación de los jugadores no involucrados directamente, del resto de piezas de Miami Heat, fue clave para desarmar la ofensiva de los Nuggets que tuvo un ratio ofensivo de 129.1, el tercero más alto en estos playoffs, pero jugó a un ritmo demasiado lento.

Michael Malone, entrenador de los Nuggets, confía en que Jokic podrá solucionar el dilema que plantea Spoelstra: “Algo que confío en él es que siempre hará la lectura correcta una y otra vez”, aseguraba tras la derrota. “Leerá como se le ha defendido y sabrá dónde ir y qué hacer”, continuaba. Pero mientras ajusta, los Heat ya han robado el factor pista, como hizo ante Milwaukee, New York y Boston. Y los Nuggets, que no habían perdido un partido en Colorado desde mitad de marzo, y estaban 9-0 en casa en playoffs, van a tener que ir a ganar a Miami. Empatan la serie los Heat con una obra de arte como sistema defensivo, ahora le toca a Malone y Jokic responder.

 

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