Jugando actualmente en los Crocodriles de Townsville, de la liga australiana, Corey Williams exprime sus última posibilidades de encontrar un hueco en la Liga que le cerró la puerta cuando ya tenía medio cuerpo dentro. Atrás quedan campeonatos de la D-League y experiencias en el baloncesto de distintas ligas del mundo. En 2005, Williams formó parte del training camp de los Toronto Raptors, pero la recuperación de Alvin Williams de su lesión hizo que Corey fuera el corte definitivo y se quedase sin su sueño de formar parte de la mejor liga del mundo. Sin embargo, lejos de venirse abajo y dejarse llevar hasta el final de sus días como profesional del baloncesto, Williams no cesó en su empeño y aún hoy reconoce que la NBA es un objetivo factible para él. «Aún puedo jugar en la NBA. Todo está en dar con el momento, el equipo y el entrenador adecuados», analiza al base de NYC.
Tras su intento fallido (por los pelos) en Toronto, Corey Williams volvió a probar suerte en años posteriores en las ligas de verano de la NBA con los Denver Nuggets (en 2004), con los Indiana Pacers (en 2006) y con los Golden State Warriros (en 2007). Además formó parte del campus de pretemporada de los Nuggets en 2006, pero tampoco consiguió pasar el corte. «En Toronto la competencia estaba entre Tierre Brown, Robert Pack y yo. Al final se quedaron conmigo pero Alvin Williams se recuperó a tiempo. Si los médicos no le hubieran dado el alta, yo hubiera formado parte de la plantilla», comentaba vía e-mail Williams la primera vez que este que escribe tuvo el placer de entrevistarle.
Ganándose el respeto en las calles
Además de su faceta de jugador profesional, Corey Williams es reconocido mundialmente como uno de los mejores, si no el mejor, jugador de playground de la actualidad. Bajo el sobrenombre de ‘Homicide’, Williams se ha ido ganando el respeto de las calles y haciéndose un nombre en el mundo del baloncesto de asfalto, hasta el punto de que su fama llevó a los ojeadores de los Toronto Raptors a trasladarse al torneo de Dyckman para verle en acción antes de invitarle al training camp. «Ese partido anoté 26 puntos antes del descanso y cuando me dijeron que los ojeadores estaban allí repartí 10 asistencias en la segunda parte. Eso es lo que ellos habían venido a ver», recuerda ‘Homicide’.
El las canchas de cemento de New York, ‘Homicide’ ha hecho honor a su nombre desde el primer día, aniquilando a todo jugador que se le pusiera delante, sin importarle su status baloncestístico. Corei Williams es casi inmune a los dobles y triples marcajes. Siempre se sale con la suya y su revolver tiene incontables muescas, incluidas las que corresponden a varios jugadores NBA, incluyendo uno de sus mayores rivales en los torneos de playgorund de NYC, un tal Ron Artest.
El mismo año que Ron Artest (todo sea dicho, un clásico de los torneos veraniegos de la Gran Manzana) fue nombrado Defensor del Año en la NBA, en 2004, el actual jugador de los Houston Rockets sufrió lo que significa defender al jugador más letal de las calles de la Mecca del basket. Artest apareció en el Rucker Park con la única misión de frenar a ‘Homicide’. ¿El resultado? 26 puntos y Artest preguntándose quien era aquel jugador que le acababa de destrozar en la mítica cancha de New York. «Trajeron al mejor defensor de la NBA sólo para pararme a mí», cuanta orgulloso Corey cada vez que sale a relucir su exhibición contra Artest en alguna entrevista o conversación.
El pique entre Artest y Corey Williams ha perdurado a lo largo de los años, y siempre que sus equipos se enfrentan en algún torneo de verano de New York el espectáculo está servido. El pasado verano de 2008, ‘Homicide’ y ‘Ron Ron’ volvieron a protagonizar uno de los mejores enfrentamientos del año en el Nike Pro City. Nada más empezar el partido en el Hunter College se pudo escuchar a Artest gritar a sus compañeros un retador «¡Yo defiendo a Homicide!», a lo que Corey respondió con 44 puntos en la cara del jugador de los Houston Rockets. Otra demostración de mortal puntería de Williams, que la semana después endosó 40 puntos en la cara de otro NBA (hasta que un mes más tarde fue cortado por los Nuggets) Smush Parker y un par de semanas después 46 ante uno de los equipos a tener en cuenta en el torneo como United Brooklyn.
Los playgrounds de Nueva York están repletos de marcas de tiza que dibujan las siluetas de los cadáveres dejados por ‘Homicide’ tras cada partido, mientras que las canchas de parquet son testigos de la versión más profesional de Corey Williams. Sin duda, todo un jugador NBA desaprovechado por la mejor liga del mundo.
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