El partido más desequilibrado del mundo cayó del único lado que la balanza podía decantar. Los Golden State Warriors (66-7), mejor marca de la historia hasta el momento, no dejaron lugar a una posible sorpresa y vencieron a los Philadelphia 76ers (9-65, una de las peores cifras de una temporada regular en la NBA) por 117-105 en el Oracle Arena. Los de Steve Kerr ya han igualado a los Bulls de Jordan en ser el único conjunto que llega dos años seguidos a esta cifra de triunfos.
Con la lección bien aprendida del primer choque entre ambos equipos en la temporada (los Warriors dejaron escapar 24 puntos de ventaja y sólo vencieron con un triple final de Curry) los de Oakland se marcharon en el segundo cuarto frente a los Sixers (parcial de 39-24) y no perdieron una ventaja que tampoco se elevó. Mucha culpa tuvo Klay Thompson. El alero, tras meterle 40 a los Dallas Mavericks, volvió a conseguir la misma marca (7/14 en triples) ante Philadelphia.
«Mis compañeros me van a matar después de los dos últimos partidos, 80 puntos y una asistencia, no sé si alguna vez se ha hecho“, bromeaba Thompson al final del choque. Es la octava vez que llega a los 40 puntos en su carrera, cuarta esta temporada. Las asistencias, además de un terrenal Curry en la pasada madrugada (20 puntos y 8 pases de canasta, con 2/9 en triples) las dio Draymond Green. El ala-pívot volvió a hacer un triple-doble (13+11+13), y van 12 esta temporada. Sigue muy de cerca a Russell Westbrook en su duelo particular.
Por si no tenían suficiente, los Warriors se vieron apoyados por un gran choque de Marreese Speights, que sumó 17 tantos y 7 rebotes y no falló en sus primeros seis lanzamientos a canasta. Acabó con 7/10. Los Warriors ya llevan 35 victorias en su campo esta temporada y 53 de forma consecutiva. Por los Sixers, destacaron Carl Landry (22+8) Ish Smith, con un 20+10, y Covington, que se fue hasta los 16 tantos.